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Por qué seguimos comprando (y tirando) bastoncillos para los oídos
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Están prohibidos desde enero

Por qué seguimos comprando (y tirando) bastoncillos para los oídos

Los médicos desaconsejan su uso para evitar lesiones en el oído interno y la legislación europea los ha prohibido para luchar contra la contaminación por plástico

Foto: Bastoncillos para los oídos. (Pixabay)
Bastoncillos para los oídos. (Pixabay)

Los bastoncillos de oídos son uno de los residuos más abundantes de cuantos se recogen en las campañas de limpieza de ríos y playas. Además, desde un punto de vista estrictamente sanitario su uso está absolutamente desaconsejado por los médicos, ya que lejos de contribuir a la higiene del oído causa patologías tan graves como las perforaciones del tímpano o las infecciones del oído interno.

Si los tiramos al váter (hábito instalado en buena parte de los consumidores) causan un serio problema en las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR), donde se acumulan en las balsas de decantación del tratamiento primario formando una extensa capa flotante que reduce la eficacia de estos equipamientos ambientales y da lugar a costosas averías, provocando que, en episodios tormentosos, se viertan de manera incontrolada en el entorno para acabar en el mar y las playas.

Más del 80% de la basura hallada en el mar es plástico, y los bastoncillos están entre los residuos más abundantes

Así pues, si resulta que los famosos bastoncillos no son seguros, si lo único que ocasionan a nuestro oído son daños que pueden llegar a ser graves y además generan un grave impacto ambiental al convertirse en residuo y restan eficiencia a las EDAR, la pregunta es: ¿por qué se siguen fabricando? Y, sobre todo, si además resulta que están prohibidos por la legislación europea, ¿a qué esperamos para retirarlos de las estanterías de los supermercados?

placeholder Los bastoncillos reducen la eficiencia de las plantas depuradoras. (EFE)
Los bastoncillos reducen la eficiencia de las plantas depuradoras. (EFE)

La UE se puso a ello hace dos años, con la aprobación de un conjunto de medidas entre las que se encontraba la prohibición de la venta de bastoncillos de algodón para los oídos fabricados en plástico a partir de este enero. Sin embargo, basta con darse una vuelta por los lineales de los supermercados para ver dónde ha quedado esa medida: los botes de bastoncillos de plástico siguen llenando los anaqueles y la gente sigue echándolos al carrito.

Foto: Recogida de basura en el campo. (Libera)

En Reino Unido, donde los grupos ecologistas y las organizaciones de consumidores llevan años exigiendo su prohibición, la campaña “Switch the stick” consiguió que algunas de las principales cadenas de supermercados como Sainsburys, Lidl, Aldi o Tesco los eliminasen completamente de sus tiendas. Estamos hablando de más de la mitad de la distribución en todo el país.

placeholder Limpieza de playas. (EFE)
Limpieza de playas. (EFE)

Pero más allá de las medidas que tomen los fabricantes y distribuidores, lo mejor que podemos hacer los consumidores es actuar de manera responsable y dejar de consumir bastoncillos para los oídos de manera inmediata, recurriendo a sistemas mucho más inocuos para nuestra salud y la del medio ambiente, como el lavado con agua y una gasa, todo ello sin olvidar la necesidad de visitar de manera regular al otorrino para prevenir o retirar los tapones de cera.

Los bastoncillos de oídos son uno de los residuos más abundantes de cuantos se recogen en las campañas de limpieza de ríos y playas. Además, desde un punto de vista estrictamente sanitario su uso está absolutamente desaconsejado por los médicos, ya que lejos de contribuir a la higiene del oído causa patologías tan graves como las perforaciones del tímpano o las infecciones del oído interno.

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