El pájaro-mariposa de las rocas, elegido ave del año 2025 en España
El treparriscos es una de las aves más amenazadas de nuestras montañas. La organización conservacionista SEO/Birdlife espera que la elección contribuya a proteger su hábitat y preservar sus poblaciones
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1c2%2Fde5%2F108%2F1c2de5108783b80b3be3b2e88cf72047.jpg)
Mientras el viajero atraviesa el prepirineo aragonés camino a los valles occidentales, al poco de pasar Ayerbe, los impresionantes mallos de Riglos se alzan de repente sobre la gran planicie de la Hoya de Huesca, a orillas del Gállego, hasta alcanzar los trescientos metros de rigurosa vertical. Como si fueran unas gigantescas velas de barco fosilizadas, su aparición en el paisaje es tan impresionante que resulta imposible no atender a su grandeza y desviarse del camino para acercarse hasta sus pies.
Estas singulares empalizadas rocosas, de un bellísimo color anaranjado, constituyen uno de los monumentos geológicos más espectaculares de la península. Debido a ello se han convertido en uno de los principales reclamos del turismo de naturaleza en Aragón, y uno de los destinos más anhelados por los amantes de la escalada, que acuden a este singular enclave de nuestra orografía desde todo el mundo para poner a prueba su destreza ante algunas de las vías de mayor dificultad. Pero no solo eso.
Los cortados rocosos de los mallos de Riglos conforman el hábitat característico para una de las aves más bellas, más esquivas y más escasas de la fauna ibérica: el treparriscos (Tichodroma muraria), que como su nombre vulgar indica vive pegado a los riscos, trepando por la roca y revoloteando arriba y abajo por los peñascos calcáreos más elevados y en apariencia inertes, en los que sin embargo este pájaro de montaña halla morada y alimento. Se trata de un ave insectívora que se alimenta básicamente de los invertebrados que captura entre las grietas de las paredes rocosas o en los huecos, fisuras y repisas con algo de vegetación.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fae9%2F289%2Fd64%2Fae9289d643f5a05074c1829adebadeab.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fae9%2F289%2Fd64%2Fae9289d643f5a05074c1829adebadeab.jpg)
Son muchos los amantes de las aves, entre los que se encuentra quien aquí firma, que sienten verdadera pasión por esta enigmática y montaraz especie, extraordinariamente huraña y difícil de localizar. Poco más grande que un gorrión, aunque más esbelta y con un pico más largo y afilado, la principal característica del treparriscos es su elegante plumaje, en el que combina los tonos cenicientos con el vivo color granate de sus alas y el blanco níveo del babero. Pero también destaca su forma de revolotear entre las rocas, con un delicado batir de alas que resulta muy semejante al de las mariposas. Quizá debido a ello, a su refinada belleza y a la admiración que despierta entre los ornitólogos, acaba de ser escogido como Ave del Año 2025 en España.
Un concurso cada vez más popular
Organizado por la oenegé conservacionista SEO/Birdlife, la votación de este año para elegir a la protagonista de esta popular campaña, en la que han participado alrededor de siete mil amantes de los pájaros, ha estado muy reñida entre los tres finalistas escogidos por la organización, todos ellos habitantes de nuestras cumbres y por lo tanto directamente amenazados por el cambio climático, que está poniendo en riesgo sus hábitats.
Finalmente el treparriscos se impuso en una ajustada final, con algo más del 36% de los votos, al no menos espectacular pechiazul, que obtuvo casi el 34%: apenas un puñado de votos más que el gorrión alpino, el bellísimo pariente montañero del que habita nuestras calles y que con cerca del 30% quedó en tercer lugar. El propósito de SEO/Birdlife con este popular concurso, que viene llevándose a cabo desde hace 36 años, es concienciar sobre las amenazas para las aves silvestres y sus hábitats y reclamar medidas para su conservación y mejora.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4ea%2Ffb2%2Ffae%2F4eafb2fae89bcb50c2a8cec3e77c1806.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4ea%2Ffb2%2Ffae%2F4eafb2fae89bcb50c2a8cec3e77c1806.jpg)
El treparriscos, que se distribuye por zonas de montaña de Eurasia, tiene en España su área más occidental de distribución. Dado que su hábitat es bastante poco accesible y la especie es relativamente difícil de detectar, son muchas las incógnitas sobre su estado de conservación, por lo que no se dispone de información precisa sobre el tamaño poblacional ni la tendencia que presenta.
En España, y siempre según los datos de SEO/Birdlife, la población está muy fragmentada, encontrándose sus principales áreas de reproducción en dos núcleos aislados de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. En 2012 se estimaron un mínimo de 65 territorios de treparriscos en el Pirineo catalán; y en 2015 se confirmaron entre 595 y 704 territorios en el Pirineo aragonés. La cordillera Cantábrica podría acoger entre 50 y 100 territorios. En conclusión, según los ornitólogos el número de territorios de cría oscilaría entre los 600 y 900, mientras que la población total se situaría en torno a los 1.500 individuos. Unos números que, dado los niveles de amenaza a los que se enfrenta la especie, no garantiza su pervivencia.
Como nos recuerdan los investigadores, los efectos del calentamiento global que sufre el planeta como consecuencia del cambio climático de origen antrópico se hacen claramente visibles en los hábitats de alta montaña. Por ello las especies de aves vinculadas a estos medios se están viendo especialmente afectadas, ya que son muy sensibles a las variaciones en las estrictas condiciones en las que viven, de ahí que se hayan constituido en uno de los mejores biondicadores del cambio climático: el canario de la mina de la alta montaña.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc86%2Feb4%2Fa33%2Fc86eb4a336e92369b73f2ac8a377f7fb.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc86%2Feb4%2Fa33%2Fc86eb4a336e92369b73f2ac8a377f7fb.jpg)
En el caso de nuestra ave del año, como todas las aves de alta montaña, tiene un alto grado de especialización y su ciclo vital está adaptado a unas condiciones muy concretas de temperatura, innivación y precipitación cuya variación puede dar lugar a graves alteraciones, tanto de la calidad como de la cantidad de hábitats adecuados para establecerse.
Para SEO/Birdlife, si consideramos el grado de aislamiento y fragmentación de sus poblaciones, es más que probable que tanto el área de distribución como el tamaño poblacional de esta especie se reduzca en el contexto de las previsiones de cambio climático.
A todo ello hay que añadir otros factores de presión que están impactando negativamente en las poblaciones del treparriscos, como los proyectos de ampliación de estaciones de esquí y sus infraestructuras asociadas, o el auge de las actividades de ocio que se desarrollan en sus territorios, como el barranquismo, la instalación de vías ferratas y muy especialmente las carreras de alta montaña, algunas de las cuales están alcanzando unos niveles de masificación del todo insostenibles e incompatibles con la conservación de unos hábitats tan frágiles.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff8c%2F395%2F52f%2Ff8c39552fd7a4a25bceb1692b2756713.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff8c%2F395%2F52f%2Ff8c39552fd7a4a25bceb1692b2756713.jpg)
Entre las acciones que se desarrollarán, SEO/BirdLife trabajará con las federaciones de montañismo, las asociaciones de guías y las escuelas de montaña y escalada para sensibilizar sobre las molestias al treparriscos, así como a otras especies con las que comparten el hábitat, y fomentar el establecimiento de regulaciones para estas prácticas deportivas con el objeto de compatibilizar su disfrute con la conservación de la biodiversidad.
Además, a lo largo del 2025 esta oenegé llevará a cabo diferentes trabajos de investigación, conservación, educación y divulgación para dar a conocer al treparriscos y su estado de conservación, y contribuir así a solucionar los problemas a los que se enfrenta esta especie y el paisaje que representa. Un entorno mucho más frágil de lo que muchos creen y que acoge una rica biodiversidad, incluida esta delicada ave silvestre de plumaje gris escarlata, tan desconocida como fascinante.
Mientras el viajero atraviesa el prepirineo aragonés camino a los valles occidentales, al poco de pasar Ayerbe, los impresionantes mallos de Riglos se alzan de repente sobre la gran planicie de la Hoya de Huesca, a orillas del Gállego, hasta alcanzar los trescientos metros de rigurosa vertical. Como si fueran unas gigantescas velas de barco fosilizadas, su aparición en el paisaje es tan impresionante que resulta imposible no atender a su grandeza y desviarse del camino para acercarse hasta sus pies.