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Quién es quién en el verde natural que decora la mesa de Navidad
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Quién es quién en el verde natural que decora la mesa de Navidad

Existe un puñado de plantas directamente vinculadas a la celebración de las fiestas navideñas. Algunas de ellas desempeñan un importante papel en el bosque, por lo que están protegidas

Foto: El acebo desempeña un importante papel en el bosque. (Jose Luis Gallego)
El acebo desempeña un importante papel en el bosque. (Jose Luis Gallego)

Alguien determinó que el rojo y el verde eran los colores de la Navidad, y a partir de ese momento todas las especies vegetales que lucen esas tonalidades en el bosque cuando llega el invierno cayeron en desgracia. Una de esas especies es el acebo que, aunque ya era usado como ornamento en la cultura celta, debido a la combinación de sus espinosas hojas verde oscuro con las bayas rojas que muestra por estas fechas pasó a convertirse en el emblema de estas fiestas.

Utilizado para confeccionar los tradicionales centros de mesa que van a presidir la cena de esta noche, así como las populares guirnaldas que lucen estos días colgadas de las puertas, el acebo (Ilex aquifolium) es mucho más que un elemento decorativo. Su presencia tiene un papel muy importante en el ecosistema forestal, ya que es uno de los pocos arbustos que ofrece sus frutos, esas bayas druposas de color rojo intenso, en pleno invierno.

Aunque para nosotros son tóxicas, las bayas de acebo sirven de alimento a un gran número de animales que difícilmente hallarán otra cosa en el bosque helado, especialmente a los pájaros de bosque, como currucas, petirrojos o pinzones. Incluso son un sustento muy importante para una de las especies más amenazadas de nuestra avifauna: el urogallo.

Foto: Árbol con decoración navideña en un abetal de Arosa, en Suiza (EFE/Alessandro Della Bella)

Más allá de crecer como arbusto, si encuentra las condiciones óptimas de clima, suelo y humedad, el acebo puede llegar a convertirse en un portentoso árbol de más de diez metros de altura que llega a formar bosques de una gran belleza.

Las serranías del sistema central acogen algunos de los bosques de acebos más admirables de la península, como la acebeda de Robregordo, en la Sierra Norte de Madrid, donde se pueden admirar ejemplares de gran envergadura. O como el famoso Acebal de Prádena, ubicado en el Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, Segovia. En este caso se trata de una gran arboleda de casi quinientas hectáreas que por estas fechas recibe a miles de visitantes para disfrutar en vivo y en directo de su apariencia navideña.

placeholder Un acebo cargado de frutos en el bosque. (Jose Luis Gallego)
Un acebo cargado de frutos en el bosque. (Jose Luis Gallego)

En todo caso, si no queremos renunciar a disfrutar de la tradicional compañía del acebo en Navidad, en lugar de echarnos al monte para arrancarle unas ramas al árbol o el arbusto es mejor comprarlas en mercadillos de adviento, centros de jardinería o floristerías donde puedan asegurarnos, a nuestra petición, que se han obtenido con los debidos permisos y se han recolectado de manera sostenible. Lo contrario puede acarrearnos una multa de elevado importe que nos aguará las fiestas.

Otra de las especies que se recolecta en la naturaleza cuando llega la Navidad por motivos ornamentales es el rusco (Ruscus aculeatus): un arbusto rígido que, como el acebo, crece en la umbría del bosque. Al igual que en el caso anterior, sus bayas también maduran y lucen con todo su esplendor por estas fechas. Es entonces cuando en la base de las hojas muestran unas bolas más grandes que las del acebo, perfectamente esféricas y de un color rojo intenso, lo que acaba por convertirlo en otro de los adornos navideños por excelencia. Sus características son tan similares a las del acebo que en algunos lugares esta especie, completamente diferenciada, recibe el nombre de acebo menor o acebillo. También está prohibida su recolección, con multas que pueden elevarse a miles de euros.

placeholder El aspecto del rusco lo ha convertido en adorno navideño. (Creative Commons)
El aspecto del rusco lo ha convertido en adorno navideño. (Creative Commons)

Por último, y aunque se trata de un caso muy distinto a los otros dos, tenemos a otra de las plantas navideñas por excelencia: el muérdago (Viscum album), con el que se confeccionan los tradicionales ramilletes navideños de la fortuna.

A diferencia de las del rusco o el acebo, las bayas del muérdago son de color blanquecino, como unas pequeñas perlas vegetales de aspecto gelatinoso y tono mate que también maduran por estas fechas. Su ingesta resulta muy tóxica para el ser humano, aunque no para algunas especies de aves invernantes que encuentran en ellas su sustento, como el zorzal charlo, cuyo nombre científico es precisamente Turdus viscivorus: devorador de muérdago.

En este caso no se trata de una planta que crezca por sí sola sino que en realidad es un parásito del pino, un inquilino del árbol que se extiende por su copa formando en ocasiones grandes bolas colgantes. Debido a ello muchos pensarán que liberar al árbol de este parásito le causará un beneficio. Pero no es así.

placeholder El muérdago es una especie parásita de los pinares. (Jose Luis Gallego)
El muérdago es una especie parásita de los pinares. (Jose Luis Gallego)

Y es que en este caso, las brigadas de recolectores furtivos que se dedican a recolectarlo para atender la demanda navideña, no pierden el tiempo encaramándose cuidadosamente hasta la copa del árbol para podarlo con unas tijeras sin causarle ningún daño. En lugar de ello optan por cortar el árbol y arrancarle el muérdago una vez tumbado en tierra. Por eso debemos interesarnos por su origen antes de comprarlo. De ese modo, cuando vayamos a comprar acebo, rusco o muérdago, evitaremos los daños colaterales a la naturaleza de nuestros adornos navideños. Y recuerden: no los recolecten de manera ilegal en el monte, evitarán dañar al bosque... y a su economía.

Alguien determinó que el rojo y el verde eran los colores de la Navidad, y a partir de ese momento todas las especies vegetales que lucen esas tonalidades en el bosque cuando llega el invierno cayeron en desgracia. Una de esas especies es el acebo que, aunque ya era usado como ornamento en la cultura celta, debido a la combinación de sus espinosas hojas verde oscuro con las bayas rojas que muestra por estas fechas pasó a convertirse en el emblema de estas fiestas.

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