Esta es la gran amenaza para el lobo ibérico, y para las gentes del campo
Los expertos en la especie alertan del aumento de ejemplares asilvestrados de perro lobo checoslovaco: una raza canina muy similar y que se ha puesto de moda en los últimos años
Ejemplar de perro lobo checoslovaco (PLC) en una carretera de Girona. (EC/Mateo Gómez)
El perro lobo checoslovaco, también conocido por sus siglas (PLC), es una raza canina obtenida a mediados del siglo pasado en la antigua Checoslovaquia a partir del cruce de un ejemplar de pastor alemán con otro de lobo salvaje. Tras perfeccionar los métodos de cría se empezaron a obtener camadas de cachorros con características propias que aunaban las características de ambas especies, conservando hasta una tercera parte de la carga genética del animal salvaje.
Homologada por la Federación Cinológica Internacional hace 25 años, esta nueva raza de perro se puso de moda en España a raíz de su aparición en algunas películas y series de televisión. Desde entonces, y a pesar de las advertencias de criadores y adiestradores sobre su carácter indómito y difícil de templar, su tenencia como animal de compañía no ha dejado de ir en aumento.
Estamos hablando de un perro de complexión atlética, algo mayor que el lobo europeo (Canis lupus) pero muy parecido a éste, tanto en el pelaje como en el diseño de la faz. Por si fuera poco, más allá de su parecido físico, los etólogos caninos señalan que el PLC muestra un comportamiento ‘muy lobuno’, inteligente, enérgico y esquivo. Por todo ello se suele recurrir a estos perros como dobles en películas, series y reportajes sobre el lobo. Y por eso, en el caso de ser abandonado y acabar vagando por el monte, puede dar lugar a confusiones.
Según los expertos en el seguimiento del lobo, el aumento de las noticias sobre la observación de lobos en libertad podría obedecer al aumento de PLC que son abandonados o logran escapar de sus dueños para asentarse en la naturaleza como perros cimarrones. Algo que hemos podido comprobar en este diario.
Testimonio directo
Hace unas semanas un lector nos envió unas fotografías de un animal que, en su opinión y en apariencia, podía ser compatible con un lobo salvaje. Lo sorprendente es que las imágenes, obtenidas con un teléfono móvil en mitad de la noche y de baja calidad, fueron capturadas a una carretera poco transitada del municipio gerundense de Calonge: en pleno corazón de la Costa Brava.
Imagen del PLC observado en Calonge, Girona. (EC/Mateo Gómez)
Tras compartir la foto con un experto en el seguimiento y estudio del carnívoro salvaje, éste coincidió en que, efectivamente, podría tratarse de un lobo. Sin embargo, al carecer de las señales en las patas delanteras que dan nombre al lobo ibérico (Canis lupus signatus), apuntó que debería tratarse de otra especie, quizá un ejemplar de la raza italiana (Canis l. italicus). Curiosamente, los lobos que vienen avistándose desde hace veinte años en Cataluña pertenecen a este segundo grupo.
Posteriormente, al contrastar la información con el servicio de fauna de la Generalitat, su diagnóstico fue que el animal que aparecía en las fotos realizadas por Mateo Gómez (así se llama el lector que nos las envió) en la carretera de Calonge no era un lobo salvaje, sino un PLC. Los técnicos de este servicio nos confirmaron entonces que esta raza de perro da muchas confusiones posibles con lobo y que “como últimamente se ha puesto de moda cada vez se ven más”.
Ejemplar de perro lobo checoslovaco (PLC). (PxHere)
El problema es que, como se trata de una raza de perro de carácter complejo, que incluso puede derivar en un comportamiento hostil hacia los desconocidos, con el paso del tiempo pueda acabar en un caso de abandono. Y ahí, como en los casos de pérdida y extravío, pueden llegar los problemas: tanto para el lobo ibérico, como para las gentes del campo.
Hibridación y contagios
En ese sentido los expertos llevan tiempo alertando sobre las consecuencias negativas que puede tener la creciente aparición de ejemplares sueltos o asilvestrados de PLC para la conservación de nuestro carnívoro salvaje. Uno de esos efectos sería su posible cruce o hibridación con ejemplares en libertad, lo que supondría una amenaza directa para la supervivencia de la especie. Otro sería la transmisión de parásitos y enfermedades a las poblaciones silvestres. Y no menos importante sería el hecho de que, si los PLC asilvestrados empezasen a protagonizar ataques a explotaciones ganaderas (algo cada vez más probable) se acabaría por condenar aún más a los lobos.
Ejemplares de lobo ibérico. (Jose Luis Gallego)
Respecto a los daños directos a la naturaleza de los PLC que logran asilvestrarse destacan las bajas entre la fauna silvestre: incluidas crías de especies tan amenazadas como el lince o el oso. Pero hay más. Y es que, como señalan desde el Servicio de Fauna de la Generalitat, “en el peor de los casos, si un ejemplar de perro checo atacase a una persona (algo de lo que existen muchas más probabilidades que en el caso de un lobo, pues los perros domésticos no temen a las personas) comportaría graves consecuencias, aumentando aún más el alarmismo” respecto al lobo.
Esta situación de conflicto no solo se está produciendo en Cataluña, sino que en los últimos años se está extendiendo a otras comunidades. De hecho ya se han documentado varios casos de ataque de PLC a rebaños de ovejas, como el que se produjo el año pasado en la provincia de Teruel y que en un principio fue atribuido a los lobos. También se han producido ataques de PLC a personas, algunas de las cuales acabaron en el hospital.
Por todo ello es necesario apelar a la tenencia responsable de esta raza de perro. Un animal espléndido que, dado su extraordinario parecido con el lobo salvaje, puede despertar la atracción de muchos amantes de la naturaleza que admiran al carnívoro. La contradicción está en que la pérdida o el abandono de perros lobos checoslovacos está empezando a convertirse en uno de los mayores problemas para la conservación del lobo ibérico.
El perro lobo checoslovaco, también conocido por sus siglas (PLC), es una raza canina obtenida a mediados del siglo pasado en la antigua Checoslovaquia a partir del cruce de un ejemplar de pastor alemán con otro de lobo salvaje. Tras perfeccionar los métodos de cría se empezaron a obtener camadas de cachorros con características propias que aunaban las características de ambas especies, conservando hasta una tercera parte de la carga genética del animal salvaje.