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El ambiente otoñal adelanta la berrea del ciervo: el gran espectáculo de la fauna ibérica
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El ambiente otoñal adelanta la berrea del ciervo: el gran espectáculo de la fauna ibérica

El descenso generalizado de las temperaturas y el paso de las últimas borrascas espolean el celo de los venados, cuyos potentes bramidos retruenan ya por las serranías

Foto: Un macho de ciervo durante la berrea en el Parque Nacional de Cabañeros (EFE/Jesús Monroy)
Un macho de ciervo durante la berrea en el Parque Nacional de Cabañeros (EFE/Jesús Monroy)

Aunque el otoño astronómico no entrará oficialmente hasta el próximo domingo 22 a media tarde, lo cierto es que el meteorológico arrancó a principio de mes, y este año parece que el pulso de las estaciones en la naturaleza ha decidido acompasarse con el segundo sin esperar al primero.

La fenología es la ciencia que estudia la relación de los fenómenos biológicos de los seres vivos con los factores climáticos y los cambios que se suceden durante el paso de las estaciones. La llegada de las golondrinas en primavera, el estiaje de las plantas en verano, la aparición de las setas en otoño o la hibernación de los osos en invierno son un ejemplo de procesos fenológicos. Y cada año, entre finales de verano e inicios de otoño, tiene lugar uno de los más espectaculares que se dan en nuestros paisajes: la berrea del ciervo, el estallido de la época de celo del mayor ungulado de Europa.

Un acontecimiento natural de primer orden que en los últimos años venía sucediendo de forma más moderada por culpa del cambio climático. Porque si el frío y la lluvia no llegan a tiempo, el período de celo se retrasa y la parada nupcial del venado se desvanece. El año pasado, por ejemplo, apenas duró unos días y transcurrió de manera muy apagada, con apenas algunas escaramuzas y sin el vigor que la caracteriza. Sin embargo este año las condiciones meteorológicas están acompañando y el arranque de la berrea, sobre todo en las serranías del norte peninsular, está resultando espectacular.

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Desde hace algunos días los bramidos de los ciervos han empezado a retumbar, cada atardecer y a primera hora del alba, en nuestras montañas para dar inicio a las disputas entre los machos. Unos combates en los que los machos dominantes y los jóvenes aspirantes se disputarán el derecho a acceder a las cópulas con las hembras. En los combates, que de común suelen tener lugar en las llanuras, dehesas y claros de bosque de los territorios en los que habita la especie, los rivales se citan desde lejos lanzando al aire sus bramidos, para, aceptado el envite, entrecruzar sus cuernas y empujarse con fuerza hasta que uno de los dos adversarios, arrastrado y vencido, decida abandonar la contienda y retirarse, solo y humillado.

Mandato genético

El propósito de la berrea es cumplir con las leyes, implacables e ineludibles, de la selección natural. De lo que se trata es de garantizar la continuidad de la especie. Para ello los ejemplares que atesoran mejores condiciones físicas, los más valerosos y fuertes, serán quienes transmitan la mejor carga genética a las nuevas generaciones. Y el resultado de ese proceso de selección, de ese ejemplo de darwinismo, es indiscutiblemente aceptado por la manada.

placeholder Ciervos al atardecer durante la berrea (EFE/Jesús Monroy)
Ciervos al atardecer durante la berrea (EFE/Jesús Monroy)

Hace unos años tuve ocasión de anotar, en vivo y en directo, la crudeza que rodea a este rimbombante episodio de nuestra naturaleza. Mientras me dirigía a uno de los rincones más agrestes del pirineo catalán para intentar ver a los ciervos, escuché un imponente sonido: un bramido profundo, grave y seco, que retumbó por toda la montaña. Oculto tras unos arbustos, al mirar con los prismáticos a la ladera de enfrente pude comprobar que se trataba de un gran macho, un ejemplar alto como un asno y coronado con una tremenda cornamenta, que había conseguido derrotar a un joven contendiente y regresaba altivo junto a un grupo de hembras, alrededor de unas veinticinco, para cumplir con el mandato genético de la reproducción.

Al poco bajé los prismáticos y dirigí la mirada alrededor para comprobar lo que estaba ocurriendo fuera del harén: así llaman los zoólogos a los grupos de hembras que conviven con un único macho, y así lo recoge el diccionario. Y pude observar como el joven derrotado abandonaba la pradera, cabizbajo y abatido, para no tener que hacer frente a su condición de perdedor.

placeholder El berrido del ciervo puede escucharse a kilómetros de distancia (EFE/Jesús Monroy)
El berrido del ciervo puede escucharse a kilómetros de distancia (EFE/Jesús Monroy)

Pero lo más sorprendente fue que, cuando llevaba ya un tramo de su camino de huida, la emprendió a testarazos con un viejo ejemplar que, solo y derrotado, estaba observando tranquilamente el espectáculo desde la lejanía, sin retar a ningún congénere ni interponerse en su paso. Era la manera en la que aquel joven aspirante a macho alfa sofocaba el berrinche tras su fracasado intento de acceder a las hembras.

Turismo de naturaleza

Éste es el espectáculo que acontece estos días en nuestras montañas, preferentemente a primera hora de la mañana y última del atardecer. La mejor manera de disfrutarlo, por comodidad y seguridad, es recurrir a alguna de las empresas de turismo de naturaleza que organizan salidas guiadas, con los correspondientes permisos, sin alterar la vida de los ciervos ni causar ningún otro impacto ambiental con nuestra visita. Además de ese modo estaremos favoreciendo el emprendimiento rural, la economía local y el reto demográfico.

Desde que las medidas de protección de la naturaleza propiciaran la recuperación de la especie, existen un gran número de lugares para intentar asistir a la berrea del ciervo. Algunos de ellos son el Parque Nacional de Monfragüe en Extremadura o el de Cabañeros, en Castilla-La Mancha. El Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, en Andalucía, las Reservas de Boumort y el Parc natural del Alt Pirineu, en Cataluña. La Montaña Palentina, la Sierra de la Culebra o la de la Demanda, en Castilla y León. Los magníficos parajes de Redes en Asturias o de Saja-Besaya, Liébana y Campoo en Cantabria. Los montes de Ezcaray en La Rioja, el macizo del Gorbeia en Álava, el Valle de Esteribar y el hayedo de Irati, en Navarra.

placeholder Cabañeros es uno de los mejores destinos para la berrea (EFE/Beldad)
Cabañeros es uno de los mejores destinos para la berrea (EFE/Beldad)

Son tantos y tan magníficos los destinos que cuesta detenerse frente al mapa de espacios naturales de la península y escoger uno. En todos nos aguardan las mejores propuestas para la observación y disfrute de este acontecimiento fenológico, dirigidas tanto a especialistas como a grupos familiares. Casas rurales, centros de atención, miradores, rutas guiadas: todos están aguardando ya a los amantes de la naturaleza que, llegados de todas partes, con sus prismáticos, catalejos y cámaras de fotos, quieran asistir al mayor espectáculo de la fauna ibérica.

Aunque el otoño astronómico no entrará oficialmente hasta el próximo domingo 22 a media tarde, lo cierto es que el meteorológico arrancó a principio de mes, y este año parece que el pulso de las estaciones en la naturaleza ha decidido acompasarse con el segundo sin esperar al primero.

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