El dicdic: uno de los antílopes más diminutos del planeta

Me encuentro a medio camino entre las llanuras del Serengeti, en Tanzania, y la reserva de Maasai Mara, en Kenia. Aquí, vive toda la gran fauna africana. Por ejemplo, destacan las majestuosas jirafas, que sobresalen en las llanuras como si fueran un edificio emblemático del 'skyline' de la sabana. Observo a un grupo familiar de este gran herbívoro que puede superar los cinco metros de altura mientras come hojas de acacia en una zona llena de arbustos. De repente, a ras de suelo, entre los matorrales, capto un movimiento rápido que, de entrada, no identifico.

Enseguida me doy cuenta de qué se trata: es un dicdic o dik-dik de Kirk (Madoqua kirkii), un diminuto antílope del mismo color que la hierba seca de esta zona del este de África. De hecho, es uno de los antílopes más pequeños que existen en la naturaleza. Este dicdic apenas llega a los siete kilos de peso. Su altura es también mínima, tan solo cuarenta centímetros de altura y no alcanzaría a llegar, aunque estire la cabeza, a la rodilla de la jirafa.

Aun así, el dicdic de Kirk es el de mayor tamaño entre las cuatro especies que incluye el género Madoqua. Las hembras, que carecen de los pequeños cuernos que lucen los machos, son ligeramente más grandes que ellos.

Su esbelta figura y sus largas y finísimas patas le permiten desplazarse a gran velocidad (puede pasar de los cuarenta kilómetros por hora). Su movimiento más característico es el que realiza cuando huye asustado, zigzagueando y emitiendo un grito de alarma que recuerda al "dik-dik" que le da nombre.

Pero estas no son sus únicas peculiaridades. Destaca, por ejemplo, la forma de su cara, con un morro acabado en una pequeña trompa que le sirve para regular la temperatura corporal (enfriando muy rápido la sangre que llega a este órgano) y evitar al máximo la pérdida de agua a través de la respiración. Valiosos trucos para sobrevivir en los ambientes secos donde se encuentra el dicdic, especialmente en tiempos de cambio climático.

Mientras pienso en todas sus excepcionales características, veo como el dicdic desaparece cerca de las largas patas de una jirafa. Esta ni se inmuta y sigue con lo suyo, ramoneando las hojas de acacia. Intuyo que el dicdic, totalmente mimetizado con el entorno, ramonea a su vez en la parte más baja de la sabana, bajo la sombra del animal que es justamente su antítesis.