Audio: así es la canción inestable del pechiazul
Se trata de un ruiseñor, el pariente vocalmente pobre de la familia. Su canto recuerda al de su virtuoso primo, el ruiseñor común, aunque suena más seco
El paisaje sonoro también tiene sus colores. En unos prados altos de montaña, encaramado a un piorno, canta un pechiazul. El viento sopla siempre en las alturas y el pechiazul, que no encuentra soporte más firme que las ramas de un arbusto, hace equilibrios sacudido por las ráfagas.
Por detrás, en el cielo cantan las alondras; y en la vegetación circundante pasta el ganado y estridulan los insectos.
El pechiazul es un ruiseñor, el pariente vocalmente pobre de la familia. Su canto recuerda al de su virtuoso primo, el ruiseñor común, aunque suena más seco, menos elaborado. En cambio, y a diferencia de este, de coloración parda y conducta discreta, el pechiazul exhibe sus colores desde los posaderos. Su pecho azul y rojo es una bandera. Y, como todas las banderas, ondea en el viento. A duras penas mantiene el equilibrio con ayuda de la cola, pero ninguna sacudida interrumpe su canción. Simple, sí, pero eficaz para atraer la atención sobre su pecho azul.
El paisaje sonoro también tiene sus colores. En unos prados altos de montaña, encaramado a un piorno, canta un pechiazul. El viento sopla siempre en las alturas y el pechiazul, que no encuentra soporte más firme que las ramas de un arbusto, hace equilibrios sacudido por las ráfagas.