Audio: un concierto para mirlo y percusión
Entre una frase y otra, el mirlo lanza una señal muy aguda, un silbido casi imperceptible que, para quien sepa oír, transmite una señal de alarma, de que un intruso merodea cerca
Como en una composición musical, unos ponen las voces y otros la percusión. Los mirlos lanzan sus largas parrafadas, afinadas y casi se diría que melódicas. Los carboneros comunes sus llamadas repetitivas, rítmicas. Y los pájaros carpinteros, los grandes picamaderos negros, tocan la percusión. Utilizan para ello los troncos como tambor. Guindos y hayas, en este caso, de los que arrancan sonoridades diferentes.
Cada una de estas especies forestales canta y reclama por sus propios motivos. La mayoría de las aves está delimitando su territorio, a voces. Pero, de vez en cuando, se escuchan otros mensajes. Entre una frase y otra, el mirlo lanza una señal muy aguda, un silbido casi imperceptible que, para quien sepa oír, transmite una señal de alarma, de que un intruso merodea demasiado cerca. Pero, por lo demás, ninguno de los intérpretes espera que sus sonidos armonicen con los de otros habitantes del bosque. Pero todas sus voces juntas, sin más dirección que el azar, se entremezclan en el aire y forman el concierto casual del bosque. Un concierto para mirlo y percusión.
Como en una composición musical, unos ponen las voces y otros la percusión. Los mirlos lanzan sus largas parrafadas, afinadas y casi se diría que melódicas. Los carboneros comunes sus llamadas repetitivas, rítmicas. Y los pájaros carpinteros, los grandes picamaderos negros, tocan la percusión. Utilizan para ello los troncos como tambor. Guindos y hayas, en este caso, de los que arrancan sonoridades diferentes.