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Audio: más allá del ruido de la ciudad en El Retiro
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Audio: más allá del ruido de la ciudad en El Retiro

En pleno centro de Madrid se encuentra un reducto de la naturaleza, un pulmón en el que evadirnos y escuchas los últimos iconos de la vida 'salvaje' que sobreviven entre el cemento de los rascacielos

Foto: Estanque del Palacio de Cristal en el Retiro. (Carlos de Hita)
Estanque del Palacio de Cristal en el Retiro. (Carlos de Hita)

El Retiro no es solo el parque más emblemático de Madrid, una isla verde en el centro de la ciudad. Por estas fechas, como cada año, es también la sede de la Feria del Libro. Pero, sobre todo, las arboledas del Retiro son una barrera, una muralla verde que deja afuera el ruido del tráfico, reducido a un zumbido de fondo que, con un poco de desatención, pronto deja de oírse.

En El Retiro conviven voces y músicas de todos los orígenes. Pero aquí solo tenemos oídos para las de sus habitantes más o menos asilvestrados. Para las aves, un parque, por muy histórico que sea, no es más que un bosque extraño, ordenado. Nada les dicen los setos y las alineaciones; ningún significado tienen para ellas las estatuas, o las perspectivas que abren los paseos. Para los patos azulones, los estanques, como el del Palacio de Cristal, son pequeñas lagunas, providenciales en sus vuelos migratorios, donde, por alguna extraña razón, nunca se acaban ni el agua ni la comida.

Foto: Parque del Retiro en Madrid tras el paso de Filomena. (EFE/David Fernández)

Las oropéndolas silban como en cualquier alameda, los pitos reales relinchan desde las sombras de los chopos y castaños de Indias. Los mirlos al sol, encaramados a las copas altas, despliegan su melodía, larga y profunda, que encuentra réplica en la voz, parecida pero más rápida, más aguda, de la curruca capirotada, aprendiz del gran cantor de nuestras arboledas. Y más arriba, bajo el cielo de Madrid, chillan los vencejos. Arrullan por todas partes las palomas torcaces, cacarean las urracas. Y entre unas y otras, por gusto o a la fuerza, han abierto un hueco en el espacio sonoro a los gritos desafinados de las cotorras argentinas, una especie foránea, invasiva, que forma ya parte habitual del paisaje sonoro de nuestros parques.

Oculto entre las hojas mecidas por el viento de un castaño, canta un petirrojo. Más allá del ruido, El Retiro es un bosque.

El Retiro no es solo el parque más emblemático de Madrid, una isla verde en el centro de la ciudad. Por estas fechas, como cada año, es también la sede de la Feria del Libro. Pero, sobre todo, las arboledas del Retiro son una barrera, una muralla verde que deja afuera el ruido del tráfico, reducido a un zumbido de fondo que, con un poco de desatención, pronto deja de oírse.

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