Es noticia
Audio: bajo la gran luna roja de mayo
  1. Medioambiente
  2. Naturaleza
sábados de campo

Audio: bajo la gran luna roja de mayo

Poco a poco, la luna roja emerge por encima de las copas de las encinas. Y, con la luz arriba, un chorro de trinos empieza a caer desde el cielo oscuro. Las aves vuelan en círculos e iluminan con sus voces la oscuridad del paisaje nocturno

Foto: La luna roja de mayo. Foto: Carlos de Hita
La luna roja de mayo. Foto: Carlos de Hita

Una dehesa de encinas, una arboleda dispersa entre cultivos y manchas de monte. En la noche del lunes al martes, la siguiente a la del eclipse total, la luna, casi llena, vuelve a salir sobre el horizonte teñida de rojo. No sé si por encontrarse todavía en la zona de penumbra de la tierra o por la existencia de polvo en suspensión. En cualquier caso, bajo el resplandor rojizo las aves de la noche empiezan a cantar.

Sobre un fondo irregular de grillos campestres, con el bordoneo continuo de los escarabajos llamados sanjuaneros, se escucha el matraqueo continuo de los chotacabras cuellirrojos; las subidas y bajadas de volumen describen, como una línea trazada con sonido, las idas y venidas de estas aves en sus vuelos circulares sobre los claros en el monte.

Al mismo tiempo, unos chillidos agudos, lastimeros, salen de las copas de varias encinas. Los pollos ya volanderos de búho chico piden alimento. Muy lejos, se escuchan las modulaciones aflautadas de un alcaraván. Y desde las cuatro esquinas de la dehesa llega el silbido de los autillos, unos pequeños búhos que cantan con la regularidad de un metrónomo.

Foto: Una alondra ricotí. Foto: Carlos de Hita
TE PUEDE INTERESAR
Audio: la alondra que dice su propio nombre
Carlos de Hita

Poco a poco la luna roja emerge por encima de las copas de las encinas. Y con la luz arriba, un chorro de trinos empieza a caer desde el cielo oscuro. En la alta noche comienza la hora de las alondras de bosque: una totovía primero, varias más después, cantan con sus frases descendentes, mientras vuelan en círculos e iluminan con sus voces la oscuridad del paisaje sonoro nocturno.

Una dehesa de encinas, una arboleda dispersa entre cultivos y manchas de monte. En la noche del lunes al martes, la siguiente a la del eclipse total, la luna, casi llena, vuelve a salir sobre el horizonte teñida de rojo. No sé si por encontrarse todavía en la zona de penumbra de la tierra o por la existencia de polvo en suspensión. En cualquier caso, bajo el resplandor rojizo las aves de la noche empiezan a cantar.

Aves
El redactor recomienda