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Tras los pasos de uno de los animales más misteriosos del planeta: el diablo de espinas
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Tras los pasos de uno de los animales más misteriosos del planeta: el diablo de espinas

Huidizo y escaso, este reptil australiano es muy difícil de observar. Su singular aspecto ha dado pie a todo tipo de mitos sobre su origen. Encontrarlo y fotografiarlo fue un auténtico reto

Foto: Ejemplar de diablo de espinas ('Moloch horridus') en libertad. (Andoni Canela)
Ejemplar de diablo de espinas ('Moloch horridus') en libertad. (Andoni Canela)

Hay animales extraños, animales muy extraños, y luego está el diablo espinoso. Estoy explorando una zona de barrancos en el entorno del Karijini National Park, en una zona conocida como las Pilbaras, al oeste de Australia. En los alrededores se encuentran algunas de las rocas más antiguas que existen en la Tierra. Este lagarto tan singular habita en zonas desérticas del centro y del oeste del continente. Tiene un par de espinas grandes en la cabeza que parecen dos cuernos. En realidad es mucho más pequeño de lo que cabe esperar: las hembras, que son de mayor tamaño que los machos, no miden más de diez centímetros sin contar la cola.

Cuando lo veo por primera vez me llevo una auténtica sorpresa. Entre los tonos rojizos de la arena y las rocas, me sorprende su capacidad de mimetismo. Si no se mueve, no lo ves. Tiene unos tonos acordes con el entorno desértico donde vive, pero, si hace falta, es capaz de cambiar de color para camuflarse todavía mejor. Sin embargo, no es ningún camaleón. Se trata de un moloch ('Moloch horridus'), el único miembro de su género.

placeholder Las rocas sobre el terreno son su escondite favorito. (Andoni Canela)
Las rocas sobre el terreno son su escondite favorito. (Andoni Canela)

El nombre más común de este insólito animal es diablo espinoso, aunque también se le denomina dragón espinoso o dragón de montaña. Al verlo, uno descubre el motivo de todos esos apelativos sin más explicaciones. De hecho, el término moloch hace referencia a una antigua entidad demoníaca y probablemente los primeros occidentales que lo vieron no pudieron pensar en otra cosa.

Huidizo y esquivo, mientras intento fotografiarlo por primera vez, de repente hace un sprint y se mete entre unas rocas. Visto y no visto. Apenas me ha dado tiempo de hacer un par de fotografías. Aun así, la imagen de ese diablo con pinchos en su hábitat natural es un auténtico tesoro.

Parece que esas espinas estén enganchadas sobre el cuerpo del animal y no puedo evitar recordar una broma que, según cuentan, hizo Leonardo da Vinci en su madurez: "disfrazar" un lagarto pegándole elementos naturales en el cuerpo para crear una criatura fantástica y asustar al personal. En este caso, las espinas del moloch parecen más bien algún resto vegetal que ha quedado adherido al animal.

placeholder El característico color rojizo de la tierra en Australia. (Andoni Canela)
El característico color rojizo de la tierra en Australia. (Andoni Canela)

Otra de las singularidades de este reptil es que solo come hormigas. Eso sí, muchas hormigas. Puede llegar a zamparse hasta mil hormigas cada día. Tiene una boca muy pequeña, pero se sirve de su larga lengua para atraparlas. La táctica para cazar a las hormigas es tan sencilla como efectiva: se queda quieto cerca de algún hormiguero o en los arbustos donde abundan estos insectos y espera a que pasen. De ese modo, mientras estas desfilan se las va comiendo. Y así durante horas.

Conduzco de sur a norte. Aquí las distancias son enormes. Pasan las horas y el paisaje no cambia. Los tonos rojizos de la tierra son característicos de toda Australia, pero a lo largo de la costa Este se vuelven todavía más intensos. La vegetación es escasa. Por momentos solo veo hierba, como en la sabana, y variedades de eucalipto con formas, tamaños y colores muy diferentes. En muchos de esos rincones, imagino, debe esconderse el moloch, confundido con el entorno.

Otra de las curiosidades de nuestro protagonista es cómo se hidrata: es capaz de conducir el agua que se acumula bajo las espinas hasta la boca. Igual que otros reptiles que viven en zonas desérticas como los desiertos del Namib y del Sahara, el moloch logra que la humedad de la mañana se deposite sobre su cuerpo y, una vez líquida, resbale sobre su cuerpo para poder ingerirla.

placeholder Habitat característico del dragón espinoso. (Andoni Canela)
Habitat característico del dragón espinoso. (Andoni Canela)

Si el moloch se siente amenazado, esconde la cabeza, y en ese momento un bulto emerge de su espalda: parece una cabeza mucho más grande que la original, además coronada de pinchos. Eso hace que los depredadores se lo piensen dos veces antes de atacar al pequeño monstruo, aunque algunas rapaces y los 'goannas' se atreven con él. Pero la dura piel cubierta de escamas puntiagudas de este diablillo hace que sea una pieza difícil de tragar.

A pesar de su nombre y su aspecto, estos reptiles son poco agresivos y del todo inofensivos para el ser humano. Nosotros, en cambio, sí que somos una amenaza para el reptil. En ocasiones, los moloch son extraídos de su hábitat para atender la demanda de coleccionistas o para ser expuestos en terrarios y zoos de todo el mundo. Se ha comprobado que pueden llegar a vivir más de veinte años.

Hay animales extraños, animales muy extraños, y luego está el diablo espinoso. Estoy explorando una zona de barrancos en el entorno del Karijini National Park, en una zona conocida como las Pilbaras, al oeste de Australia. En los alrededores se encuentran algunas de las rocas más antiguas que existen en la Tierra. Este lagarto tan singular habita en zonas desérticas del centro y del oeste del continente. Tiene un par de espinas grandes en la cabeza que parecen dos cuernos. En realidad es mucho más pequeño de lo que cabe esperar: las hembras, que son de mayor tamaño que los machos, no miden más de diez centímetros sin contar la cola.

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