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"Perdemos especies, paisajes y formas de vida que se olvidan de una generación a otra"
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"Perdemos especies, paisajes y formas de vida que se olvidan de una generación a otra"

El biólogo Alex Richter-Boix acaba de publicar su nuevo libro: 'El primate que cambió el mundo'. En él analiza la alta capacidad para alterar el entorno que hemos ido adquiriendo

Foto: Alex Richter-Boix, en el Parque Nacional de Kilpisjärvi (Laponia finlandesa). (María Quintela)
Alex Richter-Boix, en el Parque Nacional de Kilpisjärvi (Laponia finlandesa). (María Quintela)

Alex Richter-Boix es un biólogo apasionado por la divulgación científica que lleva más de 15 años abordando temas de ecología y evolución, especies invasoras o efectos del cambio climático sobre las especies. En su nuevo libro, ' El primate que cambió el mundo. Nuestra relación con la naturaleza desde las cavernas hasta hoy' (Ed. Geoplaneta), ofrece un repaso histórico a la huella ecológica del ser humano sobre la Tierra.

PREGUNTA. Dices que en tu libro intentas combatir la gran amnesia ecológica en que vivimos. ¿Puedes explicar ese término?

RESPUESTA. Es un concepto que hace referencia a que estamos cada vez más desconectados del medio natural y, además, como sociedad no tenemos memoria. Perdemos especies, paisajes y formas de vida relacionadas con la naturaleza y, de una generación a otra, todos esos conocimientos y vivencias caen en el olvido. Llevamos miles de años interaccionando con el medio, alterando comunidades vegetales y animales, domesticando especies y paisajes para satisfacer nuestras necesidades, se nos escapa la biodiversidad sin apenas ser conscientes.

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P. ¿Cuándo empezó nuestra especie a alterar con tanta intensidad el medio? Está muy extendida la percepción de que fue solo a partir del inicio de la agricultura y la ganadería, ¿hubo impactos anteriores?

R. Aunque hay un poco de controversia al respecto, muchos autores sugieren que la extinción de los mamuts y otros grandes mamíferos coincide con la llegada de grupos de humanos cazadores-recolectores. Y, al acabar con estos animales, de forma indirecta todo el paisaje también se ve alterado, porque son especies que se alimentan de árboles y arbustos y ejercen un efecto de clareo sobre los bosques.

"Hay muchos animales que han ido siguiendo a los humanos por todo el mundo con un éxito sin precedentes, como es el caso de los ratones"

Por otro lado, se sabe que antes de domesticar las especies como tal el hombre ya había aprendido a manipular el paisaje para obtener más recursos. En Europa, por ejemplo, se hacían quemas controladas de bosque para favorecer el crecimiento de especies que proporcionaban más frutos.

P. Estamos hablando del Homo sapiens, pero ¿no sucedería nada similar con el resto de grupos de homínidos con los que una vez compartimos el planeta?

R. Cada vez sabemos más de los otros grupos de homínidos y nuestro concepto con respecto a ellos también ha cambiado, por ejemplo la imagen que teníamos de los neandertales como hombres brutos y muy primitivos. Hoy ya sabemos que eran muy parecidos a nosotros: tenían herramientas, hacían joyas, decoraban su ropa y sus cuerpos… Tenían una visión del mundo compleja y seguramente ejercían una cierta presión en el medio. Lo que pasa es que todos estos grupos eran pequeños, se trataba de clanes familiares que no realizaban grandes impactos en el entorno. Por el contrario, se cree que los humanos modernos eran más sociales y vivían en grupos muy numerosos que les permitían coordinarse para, por ejemplo, dar caza a grandes mamuts.

placeholder Parque Nacional de Kilpisjärvi (Laponia finlandesa). (Alex Richter-Boix)
Parque Nacional de Kilpisjärvi (Laponia finlandesa). (Alex Richter-Boix)

P. También afirmas: “Hoy es casi imposible explicar la ecología de cualquier organismo sin considerar el efecto de nuestra especie sobre él”. ¿Crees que es un error considerar al hombre y al resto de la naturaleza como compartimentos estancos?

R. Seguramente. En mi carrera como científico yo me he dedicado a la ecología evolutiva y estudiaba las interacciones entre organismos aisladas de los humanos, por ejemplo cómo afecta un depredador a su presa y viceversa. Obviamente, es necesario entender cómo funcionan las cosas de manera aislada, pero a la vez hemos llegado a un punto en el que los humanos estamos alterando, incluso, la evolución de las especies: cuando pescamos peces y seleccionamos los más grandes, cuando se cazaba a los ungulados por las cornamentas y sobrevivían aquellos que las tenían más pequeñas, cuando liberamos productos químicos al medio…

Los humanos hemos creado también nichos ecológicos nuevos al alterar los bosques o construir pueblos y ciudades. Al hacerlo estamos perjudicando a algunas especies, pero hay otras que se adaptan y salen beneficiadas. Hay muchos animales que han ido siguiendo a los humanos por todo el mundo con un éxito sin precedentes, como es el caso de los ratones. Somos parte de la naturaleza y cualquier compartimento que hagamos es ficticio.

placeholder Lagartija cabeza negra (Lioaemus melanops) en la provincia del Chubut, Patagonia argentina. (Alex Richter-Boix)
Lagartija cabeza negra (Lioaemus melanops) en la provincia del Chubut, Patagonia argentina. (Alex Richter-Boix)

P. Dices que los seres humanos no somos los únicos que padecemos pandemias, pero probablemente sí que somos los únicos que las favorecemos…

R. Se especula que en la fauna silvestre circulan en torno a 1,7 millones de virus distintos y una parte de ellos podrían ser zoonóticos. Cada vez que alteramos el medio, a la vez que reducimos las poblaciones de estos animales, entramos en contacto con ellos con más frecuencia y aumentan las posibilidades de que se produzca el salto de esos virus a los humanos. Por ejemplo, en los últimos años hemos creado maquinaria y tecnología que nos ha permitido entrar en los bosques tropicales y subtropicales, hasta ahora impenetrables, para satisfacer la demanda de recursos de los países occidentales.

P. ¿También provocamos pandemias en otras especies?

R. Sí, por ejemplo en los anfibios. Además de la alteración del hábitat y la contaminación, la gran amenaza que sufren es la quitridiomicosis, causada por un hongo que los humanos hemos dispersado por todo el mundo, ha diezmado a muchas poblaciones y se cree que está detrás de la extinción de decenas de especies de anfibios.

placeholder Renos en el Parque Nacional de Kilpisjärvi (Laponia finlandesa). (Alex Richter-Boix)
Renos en el Parque Nacional de Kilpisjärvi (Laponia finlandesa). (Alex Richter-Boix)

P. Extinguimos especies, provocamos pandemias y también alteramos el clima. Aunque las causas eran otras, la humanidad ha vivido varios periodos de cambio climático a lo largo de su historia. ¿Cómo afectaron estos cambios a la cultura y forma de vida?

R. Por ejemplo, y volviendo al neolítico, se cree que los pueblos que habitaban el Creciente Fértil pasaron por un periodo de altas temperaturas que produjo una abundancia de recursos: cereales, caza, frutos, etc. Al vivir en ese ambiente tan rico cambiaron sus costumbres y se volvieron más sedentarios, pues tenían a mano todo lo que necesitaban para sobrevivir. Entonces llegó una pequeña glaciación que duró unas décadas y que terminó con toda aquella riqueza. Algunos autores consideran que estos hechos movieron a los humanos a empezar a domesticar especies como el trigo. Eran grupos grandes que ya habían fundado pueblos, no eran agrícolas, pero habían desarrollado una cultura avanzada y la glaciación estaba poniendo en riesgo su modo de vida, esto les empujaría a comenzar a cultivar y domesticar especies.

P. ¿Crees que, de la misma forma, el cambio climático actual podría llegar a modificar sustancialmente nuestro modo de vida?

R. Yo veo que el peligro del cambio climático es su capacidad de generar grandes conflictos debido a sequías, hambrunas y otros problemas que provocan malestar social. Habrá países que igual salen ganando, por ejemplo los del centro o norte de Europa que quizá puedan alargar sus épocas de cultivo, pero en las regiones áridas y semi-áridas el panorama es distinto. Y hablamos de regiones muy pobladas como el norte de África o el sur de Europa, son los lugares ricos en recursos en los que han crecido las grandes civilizaciones tal y como hoy las conocemos. Esto puede ser fuente de conflictos, y seguramente cambiará el mapa político y económico del mundo.

Foto: Disfrutar de un medio ambiente sano es también un derecho constitucional (Foto: Jose Luis Gallego) Opinión

P. ¿Y crees que hay alguna señal que nos permita ser optimistas? ¿Podemos sacar alguna lección del estudio del pasado?

R. Yo no me siento identificado con esas posturas más catastrofistas que dicen que estamos ante el fin de la naturaleza y la humanidad. Para empezar, aunque nosotros faltemos, la vida va a seguir, ha habido extinciones en las que se perdieron el 90% de las especies que había y los humanos, por suerte, estamos de momento lejos de causar algo así, y si lo hiciéramos las primeras víctimas seremos nosotros.

En todo caso, tampoco creo que nuestra explotación del medio cause la extinción de nuestra especie, ya que tenemos formas de autorregulación como sucede en cualquier sistema ecológico. Pero, claro, si queremos evitar que esa autorregulación sea por selección natural, a base de hambrunas o guerras, deberíamos ser más inteligentes y actuar de manera ordenada y consciente, conseguir regular nuestra economía y modo de vida sin originar una catástrofe.

Alex Richter-Boix es un biólogo apasionado por la divulgación científica que lleva más de 15 años abordando temas de ecología y evolución, especies invasoras o efectos del cambio climático sobre las especies. En su nuevo libro, ' El primate que cambió el mundo. Nuestra relación con la naturaleza desde las cavernas hasta hoy' (Ed. Geoplaneta), ofrece un repaso histórico a la huella ecológica del ser humano sobre la Tierra.

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