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La perdiz de las nieves, uno de los tesoros más amenazados del Pirineo
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La perdiz de las nieves, uno de los tesoros más amenazados del Pirineo

La perdiz nival es un ave típica de los ambientes polares. Aparte del cambio climático, el lagópodo alpino se enfrenta también a la amenaza del aumento del turismo en la alta montaña

Foto: Perdices nivales en el Pirineo. (Foto: Andoni Canela)
Perdices nivales en el Pirineo. (Foto: Andoni Canela)

En mis primeras salidas por las cumbres del Pirineo, la perdiz nival era uno de los tesoros que ansiaba ver con más ganas. Sin duda, era y es una de las aves más difíciles de observar. La primera vez que la vi fue en las montañas catalanas de la Cerdanya, muy cerca de la frontera con Francia. Fue en invierno por encima de los 2.600 metros de altura. Blanco sobre blanco.

Pude divisar una pareja de perdices en un nevero entre rocas cubiertas de líquenes. Fue tan solo un instante. En unos segundos, salieron volando hasta posarse otra vez sobre la nieve y desaparecer de mi vista. Aunque lo intenté, no logré fotografiarlas en esa ocasión y tuve que realizar un par de viajes más para lograrlo.

placeholder Perdices nivales en Canadá. (Foto: Andoni Canela)
Perdices nivales en Canadá. (Foto: Andoni Canela)

El lagópodo alpino o perdiz nival ('Lagopus muta') es una de las especies más fascinantes de todas las aves que habitan en España. Es propia de hábitats fríos y está cada vez más amenazada a causa del cambio climático. El aumento de las temperaturas, que también está provocando la pérdida de hielo de los escasos glaciares pirenaicos, hace que estas aves adaptadas al frío extremo sean cada vez más escasas.

Foto: El urogallo es una de las especies más amenazadas (SEO/Birdlife)

La perdiz nival es un ave típica de los ambientes polares. Su hábitat es la tundra del hemisferio norte y el Pirineo es el lugar más al sur donde puede encontrarse. Aparte del cambio climático, el lagópodo alpino se enfrenta con la amenaza del aumento del turismo en la alta montaña: este genera cambios en su hábitat, con construcciones para el esquí y la proliferación de actividades en su medio. Además, el hecho de que cada vez caiga menos nieve en el Pirineo hace que la perdiz pierda su capacidad de mimetismo: su plumaje blanco destaca en los suelos marrones y grises, y la hace más vulnerable a los depredadores.

Se considera que hay varias subespecies en su distribución en el norte de Europa, Asia y América, aunque no hay un consenso claro al respecto.

En la tundra del Ártico canadiense

Viajaba al territorio de Nunavut, en el extremo norte de Canadá, buscando osos polares. El invierno estaba a punto de comenzar y habían caído las primeras nieves. Después de ver un zorro ártico corriendo por la tundra divisé algo extraño que se movía entre la nieve. Con los prismáticos descubrí que era un bando de perdices nivales. En invierno, los lagópodos se vuelven totalmente blancos, excepto la cola y una franja negra entre el pico y el ojo.

placeholder Lagópodo alpino en Svalbard. (Foto: Andoni Canela)
Lagópodo alpino en Svalbard. (Foto: Andoni Canela)

Estas aves prefieren moverse a pie, caminando o dando pequeños saltos. Cuando deciden volar, lo hacen con fuertes aleteos y dejan ver esas franjas negras en la cola. Se alimenta principalmente de vegetales como hojas, frutos, bayas, líquenes y también yemas de arbustos y otras plantas típicas de la alta montaña. Los pollos al comienzo de verano comen muchos insectos. El lagópodo alpino es el ave oficial de Nunavut.

Junto a un cementerio en las islas Svalbard

Uno de los encuentros con los lagópodos alpinos que recuerdo mejor fue en las islas Svalbard, concretamente Longyearbyen, el núcleo principal y con más habitantes de la isla de Spitsbergen. Y el lugar no podía ser más peculiar, justo al lado del cementerio. Era a comienzos de otoño y las aves tenían en su plumaje tonos ocres, grises y marrones. Son los colores propios de la muda de verano. En dos o tres semanas se vuelven totalmente blancos para camuflarse entre la nieve que cubre la tundra durante varios meses. Al verlos tan de cerca pude apreciar con detalle sus patas y como las tienen totalmente emplumadas.

placeholder Perdices nivales con el plumaje de invierno en los Pirineos. (Foto: Andoni Canela)
Perdices nivales con el plumaje de invierno en los Pirineos. (Foto: Andoni Canela)

Solamente sus largas uñas son visibles entre sus plumas blancas. Los machos tienen la carúncula (una especie de ceja carnosa) de rojo intenso a diferencia de las hembras que no la tienen. En Svalbard y otros lugares de Escandinavia, los lagópodos alpinos son muy numerosos y apenas se inmutan ante la presencia humana.

En mis primeras salidas por las cumbres del Pirineo, la perdiz nival era uno de los tesoros que ansiaba ver con más ganas. Sin duda, era y es una de las aves más difíciles de observar. La primera vez que la vi fue en las montañas catalanas de la Cerdanya, muy cerca de la frontera con Francia. Fue en invierno por encima de los 2.600 metros de altura. Blanco sobre blanco.

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