Lobos de mar y chacales de lomo negro en la costa de los esqueletos
En este recóndito lugar del planeta, el desierto llega hasta las mismas aguas del mar. Se trata de un ecosistema envejecido, pero muy vivo. Su historia está escrita en la arena
Hay lugares donde la conexión entre la tierra y el mar es intensa. Uno de ellos es la Costa de los Esqueletos, en el oeste de Namibia, junto a las aguas del océano Atlántico. Lo he visitado en varias ocasiones, aunque recuerdo especialmente la primera vez que estuve allí; quedé maravillado.
En este sitio, el desierto llega hasta las mismas aguas del mar. Se trata de un desierto viejo, pero muy vivo. Su historia está escrita en la tierra, en la arena. Las huellas efímeras de los animales se marcan sobre el suelo, alternándose con las conchas y los esqueletos de animales marinos (y también de naufragios de barcos) que descansan allí eternamente.
Lobos de mar
Observo en la playa y entre las rocas una colonia de lobos marinos; se diría que hay entre decenas de miles de ejemplares. Varias hembras están criando. El mar está removido y las olas rompen contra las rocas. Son lobos marinos del Cabo ('Arctocephalus pusillus'), una especie abundante en estas tierras con varias colonias en la costa de Namibia.
Esta colonia en concreto se encuentra en un espacio protegido llamado Cape Cross Seal Reserve. Por esta costa pasa la corriente oceánica de Benguela, que provoca el clima árido de esta zona de África del Sur. Las aguas son muy frías para estas latitudes y son también muy ricas en nutrientes, por lo cual hay una abundante vida marina. Eso supone que aquí viven muchas especies de mamíferos marinos (lobos marinos, delfines, ballenas...), gran variedad de peces y hasta pingüinos.
También habitan grandes cantidades de cormoranes y aves marinas como charranes, gaviotas, flamencos… Todas estas aves producían el guano que junto a la pesca fueron los primeros recursos extraídos por el ser humano en estos territorios.
El chacal de lomo negro
De repente, veo que los lobos marinos comienzan a dar gritos y se apartan caminando torpemente sobre la arena con sus aletas. Alcanzo los prismáticos y descubro el motivo: hay un chacal que busca su oportunidad en la colonia. Es un chacal de lomo negro, con un nombre científico de lo más curioso: Lupulella mesomelas. Es un cánido de la familia Canidae, como los perros y los lobos.
Es un oportunista que caza pequeños mamíferos y también aves, insectos y reptiles. Se aprovecha de los huevos y de las crías de herbívoros y aves en sus primeros días. También come de todas las carroñas que encuentra; sigue a los leones y leopardos cuando cazan y a los buitres para que le descubran dónde están los animales muertos. Esta vez lo veo pasar intentando morder a alguna cría de foca, pero no logra su objetivo y se marcha acosado por sus madres y otros lobos marinos adultos.
Hay lugares donde la conexión entre la tierra y el mar es intensa. Uno de ellos es la Costa de los Esqueletos, en el oeste de Namibia, junto a las aguas del océano Atlántico. Lo he visitado en varias ocasiones, aunque recuerdo especialmente la primera vez que estuve allí; quedé maravillado.
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