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Sellos y patos: la guerra artística que salva los humedales
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1.100 millones de dólares recaudados

Sellos y patos: la guerra artística que salva los humedales

La forma 'diferente' que tienen en EEUU de hacer las cosas ha permitido la protección de 24.281 kilómetros cuadrados de humedales, con los fondos salidos (voluntariamente) del bolsillo de activistas y cazadores

Foto: El 'Federal Duck Stamp' de 2011.  Imagen: U.S. Fish & Wildlife Service
El 'Federal Duck Stamp' de 2011. Imagen: U.S. Fish & Wildlife Service

Uno de los mayores desafíos medioambientales a los que nos enfrentamos es la lucha entre el pasado, el presente y el futuro; entre la tradición y la conservación; entre quién quiere dejar el campo inalterado y el que lo necesita para vivir. Uno de los mejores ejemplos de esto es la polémica de la prohibición de la caza del lobo en la que los puntos de vista de ambos bandos son lógicos y, aun así, enfrentados.

Pero hay soluciones. Mientras que con el cambio climático todavía algunos esperan un milagro que tenga a todos contentos (que no llega y que no va a llegar, dado que lo que hace falta es sacrificio por parte de todos), en la conservación de los humedales de Estados Unidos sí han encontrado una solución que mantiene a todos contentos y, por si fuera poco, es efectiva.

Desde 1934 hasta hoy este servicio ha recaudado más de 1.100 millones de dólares para la protección de los humedales de EEUU

Todo comenzó en el año 1934 cuando el presidente Roosevelt firmó la Migratory Bird Hunting Stamp Act (la Ley de Sellos de Caza de Aves Migratorias), que implementaba la creación de un nuevo sello, hoy conocido como Federal Duck Stamp. La idea de esta iniciativa era extraordinariamente sencilla: además de su licencia, todo aquel que pretendiese cazar aves migratorias que habitan humedales, como patos o gansos, deberá llevar encima un sello adquirido en las oficinas de correos. Este sello en 1934 costaba 1$, que teniendo en cuenta la inflación, equivale a los 20 $ que cuesta en 2021.

placeholder La primera edición del 'Federal Duck Stamp' en 1934. U.S. Fish
La primera edición del 'Federal Duck Stamp' en 1934. U.S. Fish

La validez del sello es de un año, se producen a comienzos de junio y se distribuyen por las oficinas de correos de todo el país.

Su objetivo no es otro que recaudar dinero para la protección de los hábitats de los animales que permite cazar: los humedales. Un 98% de esos 20$ va al programa de protección de humedales del U.S. Fish and Wildlife Service (el servicio de protección de la vida salvaje y la pesca de Estados Unidos).

Desde 1934 hasta hoy este servicio ha recaudado más de 1.100 millones de dólares para la protección de aproximadamente 24.281 kilómetros cuadrados de humedales en EEUU.

No solo los usuarios

Este modelo permitía que los propios cazadores fueran los que financiasen directamente la protección de los espacios que ellos mismos alteraban, pero en la década de los 90 pasó algo maravilloso. Debido al aumento de la concienciación de la población (y a diversos anuncios públicos en televisión), los compradores de los ‘sellos de patos’ dejaron de ser únicamente cazadores, pues a ellos unieron individuos que los compraban, tanto por el coleccionismo, como para retirar un sello que permitía la caza estas aves de la circulación.

Foto: Intervención del SEPRONA contra la caza ilegal (EFE)

A su vez, esta tendencia hizo que la financiación para la protección de los hábitats de las aves migratorias de los humedales en Estados Unidos se multiplicase, permitiendo que algunas especies como el pato de cola larga, pasase de ser una especie en peligro de extinción a ser ‘solo’ vulnerable, y ese es solo un ejemplo de una larga lista.

Una guerra artística

Durante los primeros 25 años de vida del Federal Duck Stamp, el artista encargado de diseñar la imagen presente en el sello era elegido a dedo. De hecho, en la primera edición, la de 1934, el propio Franklin D. Roosevelt pidió que fuera el ganador de dos premios Pulitzer, naturalista, fundador de la National Wildlife Federation, y dibujante de dibujos animados Ding Darling quien se encargara del proyecto artístico.

Pero en 1949 el concurso fue, al fin, abierto para cualquier artista estadounidense que desease participar. Esta competición no tiene ningún tipo de compensación económica. De hecho, en los propios sellos no queda registro alguno de quién es el artista.

placeholder Los hermanos Hautman.
Los hermanos Hautman.

A pesar de esto, grandes sagas de artistas y grandes (y sucias) rivalidades han surgido durante los últimos 70 años. Uno de los casos más notables es el de los hermanos Jim, Bob y Joe Hautman que desde 1990 cada uno de ellos ha ganado al menos una edición, sumando entre los tres 13. Son tal institución que hasta son mencionados en la película Fargo (1996).

En el otro lado del espectro se sitúan Tim Taylor y Rob McBroom, el primero, un defensor de la tradición, reconocido y orgulloso votante del partido republicano y el segundo, un ‘gamberro’ con una visión mucho más abstracta de lo que el ‘Federal Duck Stamp’ podría ser.

placeholder Creación de Rob McBroom, en la que el ojo del pato es un escudo de la URSS, el cuello es el certificado de nacimiento de Obama y el cuerpo del animal está compuesto por fotografías de Tim Taylor
Creación de Rob McBroom, en la que el ojo del pato es un escudo de la URSS, el cuello es el certificado de nacimiento de Obama y el cuerpo del animal está compuesto por fotografías de Tim Taylor

A pesar de la crudeza de su guerra, un aspecto positivo es que le ha dado más visibilidad a esta iniciativa que cumple 87 años (y más sorprendente es que ninguno de los dos ha ganado nunca), y que sigue batiendo récords de ventas aunque la caza se mantiene estable según datos del U.S. Fish and Wildlife Service.

El cambio climático supone una gran amenaza para la conservación de los humedales, por eso, más allá de los presupuestos gubernamentales y las acciones políticas, resultan tan valiosas acciones como esta, de las que tenemos tanto que aprender.

Uno de los mayores desafíos medioambientales a los que nos enfrentamos es la lucha entre el pasado, el presente y el futuro; entre la tradición y la conservación; entre quién quiere dejar el campo inalterado y el que lo necesita para vivir. Uno de los mejores ejemplos de esto es la polémica de la prohibición de la caza del lobo en la que los puntos de vista de ambos bandos son lógicos y, aun así, enfrentados.

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