Vídeo | el griterío en una colonia de decenas de garcillas bueyeras
Estas pequeñas ardeidas, muy comunes en la mayor parte de nuestros humedales, forman nutridas y bulliciosas colonias de cría
Varias decenas de garcillas bueyeras gruñen, pelean, mantienen precarios equilibrios sobre las ramas de tarayes, álamos y moreras. Parece que hay bronca, las aves pelean y hacen aspavientos por nada. Pero, paradójicamente, entre estas aves coloniales el jaleo significa que todo va bien.
La imagen y los sonidos están grabados en plano cerrado, a media mañana desde el interior de un soto, un bosque de galería de no más de veinte metros de ancho. Desde lejos la visión del conjunto sería una armónica línea arbolada verde sobrevolada a poca altura por decenas de aves de plumaje blanco. Pero en la distancia corta, desde dentro, la cosa cambia; toda la vegetación está chamuscada, afectada por los ácidos de las deyecciones de las garzas. Y el vocerío es continuo.
Dice el tópico que la armonía y la paz reinan en la naturaleza. Pues bien, una visita a una colonia de garcillas bueyeras desmiente cualquier idea preconcebida.
Varias decenas de garcillas bueyeras gruñen, pelean, mantienen precarios equilibrios sobre las ramas de tarayes, álamos y moreras. Parece que hay bronca, las aves pelean y hacen aspavientos por nada. Pero, paradójicamente, entre estas aves coloniales el jaleo significa que todo va bien.
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