Vídeo: El agua en las hojas, los árboles y el sonido de lluvia

No hay mejor olor que el de tierra mojada. No hay mejor sonido que el de la lluvia en los árboles.

El verano inminente se presenta con las mejores credenciales. Los frentes tormentosos han barrido la península, la lluvia refresca el campo, una última recarga para afrontar con reservas los calores por venir. Un episodio de buen mal tiempo en el momento oportuno para un verano que se anuncia más cálido y seco de lo normal.

Durante un chaparrón, los árboles de un jardín junto a un pinar han interpretado su canción de la lluvia. Cada especie tiene su propia sonoridad. Las hojas son minúsculos tambores que resuenan y amplifican el golpeteo de las gotas, según su tamaño. La diversidad botánica se manifiesta, por tanto, en el sonido de la lluvia. Así, las acículas afiladas de los pinos apenas oponen resistencia y su sonido de lluvia es agudo.

En las hojas lobuladas de los robles melojos, en cambio, cada gota repica y arranca un tono más sordo. El agua rebota y salpica sobre los abedules y las hayas, que actúan como amplificadores de sonido.

Bajo los tilos ,las anchas hojas se solapan y la cobertura es tan cerrada que, pese a la que está cayendo, apenas llueve, al menos al principio. En realidad es como si lo hiciera en diferido, cuando el agua retenida en las láminas foliares escurre por el ápice en forma de grandes goterones. El sonido de lluvia aquí es hueco, cerrado, como bajo una bóveda.

Como telón de fondo, el estampido del trueno nos habla de las nubes, donde el aire es agua.