Cocodrilo marino, el más grande de los reptiles
En determinadas zonas húmedas de la costa australiana podemos encontrar estos enormes depredadores, que llegan a superar la tonelada de peso y viven más de 100 años
La playa está desierta. Las palmeras y la exuberante vegetación de la orilla son propias de una zona tropical. Estoy en la península de Cape York, que se abre al océano Pacífico en el extremo noroccidental de Australia. La arena es muy blanca, pero el paisaje cambia completamente en uno de los extremos de la playa. Camino hacia allí. La arena se vuelve oscura, casi negra. Un riachuelo de agua dulce dibuja meandros antes de adentrarse en un extraño bosque de árboles retorcidos. Se trata de manglares, unos árboles que pueden vivir con sus raíces inundadas en la arena y en el agua salada. En este laberinto de manglares habita el protagonista de hoy, el cocodrilo marino o de agua salada.
El cocodrilo marino ('Crocodylus porosus'), también llamado cocodrilo poroso o de estuario, tiene un aspecto primitivo. De hecho, habita la Tierra desde hace unos 6 millones de años. Los cocodrilos proceden de los arcosaurios, cuya existencia se remonta a 250 millones de años atrás. Su comportamiento es más inteligente que el de otros reptiles por poseer un cerebro más desarrollado. Aprenden y utilizan las estrategias propias de los mamíferos.
Estos reptiles son solitarios y muy territoriales. Suelen formar pareja por breves periodos de tiempo durante la estación de lluvias. La hembra pone los huevos (alrededor de cincuenta, aunque pueden llegar a ser el doble), los entierra en el barro y los incuba. El sexo de las crías dependerá de la temperatura de este proceso. Solo un pequeño porcentaje saldrá adelante. Los supervivientes pasarán con su madre los primeros ocho meses de vida.
Unos días más tarde camino por otra playa más al norte donde me encuentro con una tortuga de carey muerta sobre la arena. Tiene el caparazón mordido y con mucha probabilidad el causante ha sido un cocodrilo. Me cuentan que aquí, durante el paso de estas tortugas son muy habituales estos ataques. Aquí, aparte de tortugas, es común encontrarte cerca de la orilla con tiburones y medusas. En esta zona de Queensland, muchas playas no son nada seguras para bañarse. Para darse un baño sin peligro hay que ir a zonas especialmente protegidas por los arrecifes de la Gran Barrera de Coral Australiana.
Un cocodrilo adulto puede llegar a las dos toneladas. Su cola es gruesa y potente. Les sirve para propulsarse al salir del agua y también para nadar, bucear y, en ocasiones, para noquear a sus presas de un coletazo. Los cocodrilos son extraordinariamente rápidos en el 'sprint', tanto en tierra como en el agua. Pueden nadar a más de 30 kilómetros por hora, unas tres o cuatro veces más rápido que los humanos. Es sorprendente verlos nadar y remontar un río a contracorriente a gran velocidad, sin que para ellos suponga un gran esfuerzo. Sus dientes enormes en forma de flecha les sirven para agarrar a las presas y no los utilizan para masticar, pues se las traga enteras, como las serpientes.
Otro día la excursión es desde una lancha. Allí, como si fuera un árbol caído, veo un gran cocodrilo. Llama la atención la intensidad de su mirada y sus dientes gigantescos. Los lugareños me habían hablado de este cocodrilo. Dicen que lo recuerdan desde siempre. Es el cocodrilo más grande y viejo de este territorio. Es posible que pase de los 100 años. Al cabo de un rato, sus ojos amarillo-verdosos se quedan fijados siguiendo el movimiento de la lancha
Su fama de peligroso no es gratuita: los cocodrilos matan cada año a más de mil personas en toda su área de distribución. Eso es casi el doble de víctimas del resto de los grandes animales como hipopótamos, elefantes, leones, tiburones, lobos, hienas, etcétera. La mayor parte de estas muertes se producen por exceso de confianza de la gente del lugar y por el olvido de que viven en el territorio de un superdepredador.
En Australia el cocodrilo marino ha pasado de ser perseguido y aniquilado a finales del siglo XX a ser una especie protegida en la actualidad. No ocurre lo mismo en el resto de sus hábitats. En las costas del océano Índico y del Pacífico se le persigue con frecuencia. En zonas de la India, del sudeste Asiático, Indonesia y de Nueva Guinea, se les mata por la amenaza que suponen para el ser humano.
La playa está desierta. Las palmeras y la exuberante vegetación de la orilla son propias de una zona tropical. Estoy en la península de Cape York, que se abre al océano Pacífico en el extremo noroccidental de Australia. La arena es muy blanca, pero el paisaje cambia completamente en uno de los extremos de la playa. Camino hacia allí. La arena se vuelve oscura, casi negra. Un riachuelo de agua dulce dibuja meandros antes de adentrarse en un extraño bosque de árboles retorcidos. Se trata de manglares, unos árboles que pueden vivir con sus raíces inundadas en la arena y en el agua salada. En este laberinto de manglares habita el protagonista de hoy, el cocodrilo marino o de agua salada.
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