¿Todavía formas parte de ese porcentaje de la población que considera que la electrificación es el único camino para descarbonizar la movilidad? Lo cierto es que existen (casi) tantas alternativas como medios de transporte y las peculiaridades de cada uno de ellos tienen mucho que ver en las soluciones que plantean y en su forma de adaptarse tecnológicamente al proceso.
Los servicios públicos no son una excepción. Para autobuses, metro o taxis ya es una realidad, mientras otros como trenes, aviones o barcos empiezan a probar diferentes opciones. Desde combustibles sintéticos hasta pilas de hidrógeno, pasando por biocombustibles o tecnología 100% eléctrica: las posibilidades son casi infinitas para una realidad que es imparable. Así es el transporte público que ya funciona hoy o lo hará próximamente.