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En el mundo todavía viven 733 millones de personas sin electricidad
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En el mundo todavía viven 733 millones de personas sin electricidad

Un nuevo informe que analiza el acceso a la electricidad a nivel global arroja luz acerca de las poblaciones que, todavía en 2022, no disponen de algo que nosotros damos por sentado y sin lo que no podríamos vivir

Foto: Más de 700 millones de personas no tienen acceso a la electricidad. (Getty/Abhishek Chinnappa)
Más de 700 millones de personas no tienen acceso a la electricidad. (Getty/Abhishek Chinnappa)

El acceso universal a la energía se está viendo lastrado por los convulsos acontecimientos que sacuden el mundo, dejando atrás a demasiadas personas en la cobertura de un bien básico para la vida. La pandemia del covid-19 y la guerra de Ucrania han supuesto una demora, sin precedentes, en ese hito global, provocando que actualmente 733 millones de personas carezcan de acceso a la electricidad. Esta es la principal y preocupante revelación de la edición de 2022 del informe de IRENA, junto con diversas organizaciones internacionales, “Tracking SDG: The Energy Progress Report”.

A su vez, más 2.400 millones de personas cocinan gracias al uso de combustibles fósiles que son perjudiciales tanto para el medio ambiente como para la salud. Con el lento ritmo de mejora actual, para 2030 habrá más de 670 millones de personas sin acceso a la electricidad, 10 millones más que lo proyectado en la edición previa del informe.

Electricidad, depende del continente

Garantizar el acceso a una energía asequible, confiable y sostenible para 2030 es el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 (ODS 7). El avance hasta su consecución se ha visto obstaculizado por los confinamientos, los cortes en las cadenas de suministro y el desvío de subsidios a los combustibles fósiles para mantener asequibles los precios de los alimentos, un combinado de factores que ha afectado de manera desigual a cada región, país y continente y, como siempre, los más vulnerables y rezagados se han visto más perjudicados.

Las energías renovables fueron la única fuente energética que creció durante la pandemia, pasando del 16,1% al 17,7%

Además del agravante bélico de los últimos meses, en Asia y África viven casi 90 millones de personas que, aún habiendo conseguido acceso a la electricidad, no tienen los suficientes ingresos para hacer frente a las facturas. No pueden satisfacer sus necesidades energéticas primarias y más básicas, una tónica habitual a escala global.

En África, hasta 568 millones de personas no tienen acceso a la electricidad, ostentando el indeseable título de continente menos electrificado del mundo. Es más, el porcentaje de personas sin electricidad creció desde el 71% en 2018 al 77% en 2020. El informe destaca que, pese a un incremento de 70 millones de personas que han accedido a la electricidad, no es suficiente en relación con el ritmo de crecimiento demográfico, especialmente en el África subsahariana.

Cocinar sin contaminar

Poder cocinar alimentos sin emitir Gases de Efecto Invernadero (GEI) es otro de los objetivos dentro del ODS 7. El informe evidencia que el porcentaje de personas que cocinan sin fuentes contaminantes aumentó al 69% en 2020, con un incremento de 3 puntos porcentuales en el último año. Sin embargo, a causa del progreso demográfico, este hito está relativamente estancado.

placeholder Las renovables crecieron durante la pandemia. (iStock)
Las renovables crecieron durante la pandemia. (iStock)

Entre el 2000 y el 2010 había 3.000 millones de personas sin acceso a la electricidad; hoy en día son 2.400 millones gracias a que el acceso mejoró en grandes núcleos poblados de Asia. El problema es que en África se ha duplicado desde 1990 a 2020, con más de 923 millones de personas sin poder calentar alimentos con una fuente energética sostenible. Los autores del informe hacen hincapié en que la comunidad internacional debe aprender de los resultados positivos y de las dificultades a las que se enfrentaron aquellos países que intentaron diseñar e implementar políticas de energía doméstica limpia.

Impulso a la dupla “renovables y eficiencia”

Incluso con las continuas interrupciones en la producción y en la cadena de suministro, las energías renovables fueron la única fuente energética que creció durante la pandemia, pasando del 16,1% al 17,7%. Esta tendencia fue desigual en los diferentes países, dejando fuera a muchos para los que es fundamental impulsar la electricidad generada con energías renovables. El principal agravante fue que los flujos financieros internacionales se redujeron por segundo año consecutivo y cayeron a 10.900 millones de dólares, destinados la mayoría a países desarrollados.

Además, otra meta del ODS7 es la eficiencia energética y las cifras tampoco son las deseadas. Y es que de 2010 a 2019 el promedio de mejora mundial anual en intensidad energética fue del 1,9%, promedio muy por debajo del 3,2% necesario para alcanzar la meta y recuperar el terreno perdido. No obstante, los paquetes económicos de estímulo tras la pandemia se han redirigido correctamente a impulsar la eficiencia, pero las políticas públicas deben seguir mejorando a escala global para poder obtener resultados en la línea de lo deseado.

Foto: Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). (ONU) Opinión

Optimizar la monitorización de los datos, consiguiendo que sean más confiables, comparables y de mejor calidad, permitirá diseñar nuevas políticas más eficaces a nivel global, nacional y regional. Desde hace años se ha visto una mejora evidente en la calidad de los datos gracias a la cooperación nacional y a una sólida capacidad estadística de los sistemas de análisis.

Según indica el informe, es necesario invertir más en muestreos y datos estadísticos de calidad para que sepamos dónde nos encontramos y cómo podemos recuperarnos tras las tensiones sufridas. Se trata de una herramienta crucial para los países en vías de desarrollo, fundamental para mejorar la orientación de sus políticas y estrategias nacionales para poder asegurar que nadie se queda atrás ni excluido de un acceso universal a un bien básico como es la energía.

El acceso universal a la energía se está viendo lastrado por los convulsos acontecimientos que sacuden el mundo, dejando atrás a demasiadas personas en la cobertura de un bien básico para la vida. La pandemia del covid-19 y la guerra de Ucrania han supuesto una demora, sin precedentes, en ese hito global, provocando que actualmente 733 millones de personas carezcan de acceso a la electricidad. Esta es la principal y preocupante revelación de la edición de 2022 del informe de IRENA, junto con diversas organizaciones internacionales, “Tracking SDG: The Energy Progress Report”.

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