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El tren de hidrógeno renovable: el siguiente paso para modernizar el ferrocarril español

Por EC Brands
tren

Treinta años después de la primera línea de alta velocidad, el sector ferroviario español afronta un nuevo desafío: desarrollar una tecnología sostenible para los miles de kilómetros de vías que aún están sin electrificar. La respuesta viene de la mano del hidrógeno de origen renovable.

España es el segundo país del mundo con mayor número de kilómetros de líneas de alta velocidad, y en su afán por seguir a la cabeza del sector ferroviario, tanto la Administración pública como las compañías especializadas ya trabajan en su próximo reto: incorporar trenes de hidrógeno renovable para completar la descarbonización de este medio de transporte.

Además de reducir emisiones, la principal ventaja del futuro tren de hidrógeno es que se podrá utilizar en los más de 5.000 kilómetros de líneas férreas que aún están sin electrificar en nuestro país, la mayoría situadas en zonas de interior poco pobladas. De esta forma se evitará acometer una inversión millonaria, ya que, según Adif, la electrificación de toda la red superaría los 2.500 millones de euros, unos 500.000 euros por kilómetro de vía.

El funcionamiento de un tren de hidrógeno es sencillo: el propio tren puede transportar el hidrógeno renovable en tanques y de ahí pasa a unas celdas de combustible que lo transforman en agua y electricidad; esta se acumula en pilas o baterías de litio que alimentan, a su vez, la locomotora. En resumen: estos trenes son capaces de producir la electricidad que necesitan y solo dejan tras de sí un rastro de agua y vapor.

Ante las ventajas que este gas sostenible ofrece al sector ferroviario, el Gobierno se ha planteado como objetivo, en su Hoja de Ruta del Hidrógeno, contar en 2030 con al menos dos líneas de trenes comerciales propulsadas con hidrógeno renovable.

Uno de los proyectos más innovadores es el de la compañía ferroviaria Talgo y la energética Repsol, que están trabajando de la mano para desarrollar un tren dual hidrógeno-eléctrico. El nombre de este ferrocarril es Vittal-One y se prevé que pueda funcionar el año que viene. De hecho, el Centro Nacional de Hidrógeno ya ha probado los depósitos de hidrógeno, las pilas de combustible y las baterías, que este mismo verano serán testados en el propio tren.

“La puesta en marcha de trenes de hidrógeno mejorará la movilidad en nuestro país de la mano del medioambiente, ya que permitirá, a la vez que reduce la huella de carbono, aprovechar las líneas férreas no electrificadas” explica Emilio García, director de Innovación y Desarrollo de Patentes de Talgo. Con este objetivo, “la reconversión de diésel a hidrógeno se ha diseñado específicamente para la plataforma Vittal de Cercanías y Media Distancia”, que son los dos tipos de rutas donde más predominan las vías sin electrificar en España.

Los trenes de hidrógeno son capaces de producir la electricidad que necesitan y solo dejan tras de sí un rastro de agua y vapor

El abastecimiento de hidrógeno renovable correrá a cargo de Repsol que, para 2030, tiene como objetivo liderar la producción de este gas sostenible en la Península Ibérica y “suministrarlo para varios usos relacionados tanto con la movilidad como con la industria”, según Tomás Malango, su director de Hidrógeno. Y es que la apuesta de la compañía por el hidrógeno va más allá del ferrocarril: “el desarrollo de hidrógeno renovable es fundamental como vector energético para descarbonizar varios sectores de la movilidad, ya que su versatilidad permite su uso directo en la pila de hidrógeno, pero también facilita su empleo como materia prima para fabricar combustible sintético, un combustible líquido con cero emisiones netas que a medio plazo va a ser clave para reducir las emisiones de medios de transporte que recorren grandes distancias, como barcos, aviones y camiones”, explica.

Una alternativa internacional

En el resto del mundo ya existen proyectos similares en marcha, especialmente en Europa. En el viejo continente, el 40% de los 80.000 kilómetros de vías es transitado por trenes que funcionan con diésel, ya que todavía están sin electrificar alrededor de 12.000 locomotoras. Ante estas cifras, el objetivo de la Comisión Europea es que el 20% de los trenes que actualmente circulan con diésel lo hagan con hidrógeno renovable a finales de esta década.

Talgo y Repsol trabajan en el desarrollo de un tren dual hidrógeno-eléctrico, el Vittal-One, que se prevé que pueda funcionar el año que viene

En Reino Unido, el Centro de Investigación y Educación Ferroviarias de la Universidad de Birmingham, ha trabajado en el proyecto HydroFLEX. Este funcionará con hidrógeno y, eventualmente, podrá operar en rutas electrificadas convencionales, algo relevante en un país que, según datos de su Gobierno, cuenta con un 29% de trenes que funcionan con diésel, mientras que los de carga dependen en un 90% de ese combustible.

Los casos de España y Reino Unido son solo dos ejemplos de la apuesta que el sector está haciendo en Europa por el tren de hidrógeno renovable, como forma de modernizar el tráfico ferroviario y, al mismo tiempo, contribuir de forma activa a la lucha contra el cambio climático. Como en otros ámbitos de la economía, el hidrógeno renovable se perfila como un vector energético clave para un futuro con cero emisiones netas.