Alcachofas, ñoras, ovejas y aves esteparias: así es el corredor ecológico de la planta fotovoltaica de Totana

Garrota en mano y acompañado de sus ovejas, Juan Pedro Serrano lleva más de media vida dedicado al pastoreo. Reside en Totana, un pequeño municipio encuadrado en el valle del Guadalentín de la región de Murcia. No ha conocido otro oficio; a los 14 años ya era pastor. Hoy tiene 50, y las cosas, según relata, han cambiado mucho: “Ahora se mira más la producción y se necesita bastante más ganado para sobrevivir”. Pero no es el único avance que ha experimentado este ganadero murciano. La hierba que comen y el terreno que pisan sus más de 1.000 ovinos es otro de los acontecimientos más recientes. ¿La novedad? Sus ovejas ahora viven en una planta fotovoltaica.

La preocupación por el medio ambiente crece, y no es de extrañar que cada vez sean más las hectáreas ocupadas por plantas renovables que ahorran cada año miles de toneladas de CO2. Pero este cambio hacia un modelo energético bajo en emisiones tiene un inconveniente que ya pusieron sobre la mesa 23 miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hace menos de un año: el posible impacto en la biodiversidad de los terrenos dedicados a la generación de este tipo de energía limpia.

Por ese motivo, la planta fotovoltaica de Totana, en la que pastan las ovejas de Juan Pedro, está llevando a cabo varias pruebas piloto con el fin de favorecer la biodiversidad de la flora y la fauna locales: “La hierba hay que controlarla para evitar incendios y para que no estorbe a la hora de llevar a cabo el mantenimiento de las placas solares. Si son mis ovejas las que desbrozan el terreno y no unas máquinas, ambas partes salimos beneficiadas”, afirma el pastor.

Devolver el uso del suelo renovable al sector primario

Enel Green Power España, la filial de renovables de Endesa, propietaria de este parque solar que abrió sus puertas en septiembre de 2019 y que tiene capacidad para generar el consumo de 45.000 familias, está estudiando la viabilidad de esta y otras dos iniciativas para aprovechar el terreno: la plantación de distintos cultivos en las calles y bajo los paneles de la planta fotovoltaica (agrivoltaica), y la conservación de especies protegidas (especialmente aves) mediante la implantación de un corredor ecológico; zona que conecta distintos parajes naturales.

“Antes de poner en marcha la planta hace tres años, vimos la necesidad de reservar una franja del territorio sin paneles solares para recuperar los valores ambientales”, explica José David Esteban, responsable del seguimiento ambiental de la planta de Totana. ¿Qué hicieron? Introducir en estas hectáreas flora propia de la zona para reavivar el hábitat de saladar que la caracteriza —suelo colmado de sales y con un nivel de agua subterránea muy cercano a la superficie—, y desarrollar un cultivo tradicional en barbecho, en el que se deja de sembrar durante cierto tiempo para recuperar materia orgánica y humedad. “Dedicamos parte del terreno a conformar este corredor. Ahora esta vegetación aporta una diversidad que se estaba perdiendo por el cultivo intensivo que se lleva a cabo en la región desde hace tiempo”, señala Esteban.

Precisamente este fue uno de los motivos que llevó al alcalde de la localidad, Juan José Cánovas, a dar el visto bueno al proyecto: “La agricultura intensiva de la zona hace que se demanden grandes cantidades de agua, que escasea en la zona, y este corredor ecológico liberaba una cantidad de terreno significativa”.

La puesta en marcha del proyecto también ha traído consigo beneficios a Totana en otros ámbitos, como el del empleo. Para construir la planta, se llevó a cabo un acuerdo de colaboración entre el Ayuntamiento y Enel Green Power España, a través del cual se formó a 130 profesionales que habían trabajado previamente en la construcción, en su mayoría mayores de 50 años que se encontraban en paro: “Queríamos dar una oportunidad a esas personas, se ocuparon de construir la planta y muchas de ellas siguen trabajando en otros pueblos después de haberse formado aquí”, cuenta Cánovas.

Además, durante sus periodos migratorios, las aves requieren de pasajes naturales como el que ofrece la planta para el trayecto, y los resultados demuestran que la iniciativa está dando sus frutos: “Desde que se implantó el corredor ecológico hace dos años hemos observado un incremento significativo de especies no solo típicas de Murcia, también rapaces como el águila calzada e incluso nocturnas como el búho chico y el mochuelo”, cuenta Esteban.

De cara al futuro, además, se están estudiando otras medidas para favorecer aún más el hábitat, como la implantación de cajas nido o posaderos para distintos tipos de rapaces. “Estas iniciativas pueden acabar beneficiándonos en otros sentidos. Al favorecer su presencia, estas aves acabarán controlando las plagas de roedores, por ejemplo, porque no podemos tener animales sin depredadores en la instalación”, afirma Francisco Aro, responsable de explotación de plantas solares del grupo Endesa.

Ñora, alcachofa y tomillo entre placas solares

El corredor ecológico es un espacio dedicado exclusivamente a la vegetación, pero, ¿y el terreno donde se encuentran las placas solares? No es tan sencillo tratarlo. En este caso hay que tener en cuenta la interferencia de las estructuras metálicas, desde el microclima que se crea bajo su sombra, hasta la temperatura del propio panel o la humedad del suelo en las diferentes zonas.

Las pruebas están en marcha. En la tierra de la planta solar de Totana ya crecen cultivos de ciclo corto, como el brócoli, la alcachofa o el pimiento, y de ciclo largo, como el tomillo o el aloe vera. “Hace apenas cuatro meses realizamos las primeras plantaciones, estamos comenzando, pero esperamos que los cultivos de ciclo corto duren unos 90 días, y los de ciclo largo de dos a tres años. En todo caso, iremos actuando basándonos en el comportamiento de las siembras en las distintas zonas”, augura José Costerrer, investigador del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimento (IMIDA), encargado de llevar a cabo esta prueba piloto a petición de Endesa.

Según un estudio publicado en la revista científica Nature, la sombra de los paneles fotovoltaicos puede aportar algunas ventajas como “la reducción del estrés por sequía de las plantas” o “la reducción del estrés térmico del panel fotovoltaico”. Una conclusión que avala Pilar Flores, investigadora del IMIDA, basándose en las pruebas ya realizadas: “Hemos comprobado que el sombreado de las placas solares conlleva ventajas para algunos cultivos porque produce una disminución de la temperatura diurna, que es un problema en nuestra zona; un aumento de humedad y una disminución de la temperatura del agua en el suelo, que favorece el crecimiento de algunas plantas”.

A futuro, el responsable de explotación de plantas solares del grupo Endesa espera poder desarrollar en el resto de la planta lo que ahora simplemente son pruebas piloto: “Acabaremos integrando en el día a día el control de la gestión del terreno de la misma forma que ya integramos, por ejemplo, el mantenimiento electromecánico”.

Además del proyecto piloto de Totana, en España la energética tiene otras cuatro iniciativas activas en las plantas solares de Carmona (Sevilla), Valdecaballeros y Augusto (Badajoz) y Andorra (Teruel). “Compartir y no competir por el uso del suelo con el sector primario es el mejor mecanismo para conseguir la sostenibilidad de nuestras plantas solares en el largo plazo”, subraya Inmaculada Fiteni, responsable de programas de creación de valor de la dirección de sostenibilidad de Endesa.