Las nuevas subastas de renovables abren la puerta a la participación ciudadana

El próximo martes 19 de octubre se celebrará la segunda subasta de energía renovable de este año. No será la última. En liza estarán un total de 3.300 nuevos megavatios (MW) de energía renovable para abaratar el precio de la electricidad y acelerar la salida de los combustibles fósiles de nuestro sistema eléctrico.

Así lo presentó el Ministerio para la Transición Energética y Reto Demográfico el pasado 8 de septiembre, en plena escalada del precio de la luz, para dotar de un marco retributivo a las fuentes de generación renovable reconociendo un precio a largo plazo. Es decir, sacando nuevas instalaciones fuera del mercado eléctrico-que está por las nubes- y, por tanto, de la afección del modelo marginalista.

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Y no es para menos. Septiembre ha sido el mes más caro que jamás se haya visto en España. Según los datos hechos públicos por OMIE (Operador del Mercado Ibérico de Energía), el precio medio de la electricidad se disparó hasta los 156,14€/MWh-en la media europea-, superando el récord de agosto de 105,94€/MWh. Octubre no es prometedor, sin que se prevea una mejoría notable hasta entrada la primavera.

Abaratar la electricidad

Para evidenciar la importancia de las subastas solo tenemos que mirar los resultados finales de los 3000MW adjudicados en enero. El precio medio ponderado para la fotovoltaica fue de 24,47€/MWh, con un mínimo de 14,89€/MWh y un máximo adjudicado de 28,9 €/MWh. Cifras muy similares a las de la eólica, con un precio medio de 25,31 €/MWh, un mínimo de 20 €/MWh y un máximo de 28,89 €/MWh. Con esos resultados no cabe duda alguna sobre los beneficios de las subastas para obtener energía renovable a precios muy baratos.

Es más, durante 2020 hubo países con precios todavía más bajos. Portugal y Abu Dhabi registraron adjudicaciones por 11,68€/MWh (13,5 USD/MWh), incluso en Qatar se obtuvieron resultados de 13,58€/MWh (15,7 USD/MWh). El caso más particular es el de Portugal, ya que se ganó una oferta de 10 MW de solar fotovoltaica con almacenamiento por 11,42 €/MWh. Su eficacia es palpable a escala mundial.

Disponibilidad acelerada

En particular, esta nueva subasta tiene una reserva para la eólica terrestre de 1.500 MW y otra de 700 MW para instalaciones de fotovoltaica, junto con 200 MW que no disponen de reserva tecnológica. Las instalaciones deberán estar en operación antes del 30 de junio de 2024.

Para acelerar y evitar plazos excesivamente dilatados, el MITECO ha dispuesto de 600 MW para eólica y fotovoltaica de 'disponibilidad acelerada', sin diferenciar entre las tecnologías. Con este nuevo impulso se pretende tener dicha nueva potencia en funcionamiento antes del 30 de septiembre de 2022.

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Muchos expertos se muestran escépticos, ya que el proceso de obtención de licencias, tramitación e instalación es complejo, además de preocupados porque no se relajen los criterios de evaluación de impacto ambiental y se mantengan exigentes ante los brotes de rechazo social que surgen en el territorio contra los grandes parques.

Abierto a todos

Sin embargo, la gran novedad no viene por las prisas en instalar, sino abrir la puerta de las subastas a la participación de la ciudadanía, comunidades o pequeñas empresas. Esa era una de las grandes reclamaciones de las asociaciones más destacadas del sector energético, como es el caso de la Fundación Renovables, a la que además le hubiera gustado una ordenación territorial de dónde se puede instalar y en que zonas queda prohibido por el alto valor ambiental y socioeconómico.

La virtud de las subastas es dotar de estabilidad y un marco retributivo a largo plazo, algo que necesitan nuevos y pequeños agentes- de comunidades ciudadanas a pymes- que no pueden soportar los vaivenes del mercado, permitiéndoles participar, expandir y distribuir por el territorio la generación de renovables. Si miramos los adjudicatarios de la subasta de enero, razón no les falta. En fotovoltaica, X-Elio se llevó 315 MW, Iberdrola 243 MW y Naturgy 197. Para la eólica, Capital Energy se llevó 620 MW, seguido muy de lejos por Greenalia, con 134,3 MW.

Para evitar que los MW subastados caigan de nuevo en un puñado de grandes empresas, el MITECO destinará 300MW para instalaciones fotovoltaicas distribuidas. Estas deberán ser, según definen, de una potencia igual o menor a 5 MW y conectadas a la red de distribución con una tensión igual o inferior a 45 kV. Además, será obligatorio un carácter local y participativo de la titularidad o en la financiación de las instalaciones, con una ubicación próxima al consumo.

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Los beneficios son múltiples y por ello supone un hito. Además de su pequeño tamaño, evitando la invasión de grandes instalaciones en tierras de uso agrícola o ganadero, presentan mayor eficiencia global por tener menos pérdidas asociadas a la red de transporte y distribución. Y además permiten democratizar la generación de electricidad, hasta ahora copada por grandes empresas integradas verticalmente en toda la cadena de valor eléctrica, lo que supone una pequeña oportunidad para que la ciudadanía tome su papel activo y central en la transición energética.