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Matteo Vaglio (Cepsa): "En 2030, las energías verdes serán más del 50% de todo nuestro negocio"
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Matteo Vaglio (Cepsa): "En 2030, las energías verdes serán más del 50% de todo nuestro negocio"

El Confidencial entrevista al máximo responsable del negocio de biocombustibles de la compañía en España en un momento de auge en el desarrollo de este tipo de alternativas

Foto: Matteo Vaglio, director de biocombustibles en Cepsa. (Álvaro Padilla)
Matteo Vaglio, director de biocombustibles en Cepsa. (Álvaro Padilla)

¿Cuánto tempo llevas oyendo hablar de descarbonizar la economía? ¿Y de encontrar alternativas a los combustibles fósiles? Vehículos eléctricos, biocombustibles, hidrógeno… La mayoría de ciudadanos somos conscientes de la necesidad que tiene nuestro país de avanzar hacia la neutralidad de carbono que la Unión Europea se ha fijado de aquí a 2050.

Ahora bien, ¿tenemos claras esas alternativas? ¿Sabemos en qué consisten las tecnologías que pretenden descarbonizar sectores tan intensivos en el consumo energético como el transporte o la industria? Para aclarar algunos conceptos, nos hemos juntado con Matteo Vaglio, director de biocombustibles en Cepsa. Con él, hablamos del potencial de los residuos para crear energía, de si España está en condiciones de asumir una producción considerable de estas sustancias, de si la regulación actual y de la estrategia de la compañía en nuestro país.

PREGUNTA. Llevamos años hablando de los biocombustibles, pero no sé si el ciudadano medio termina de comprender el concepto. ¿Qué son y, a grandes rasgos, en qué se diferencian de los tradicionales?

RESPUESTA. Son un tipo de combustible renovable que proviene de materia orgánica. Debido a este origen, tienen un nivel de emisiones de CO2 durante todo su ciclo de vida hasta un 90% inferior al de los combustibles fósiles tradicionales. Su composición permite que puedan sustituirse total o parcialmente sin necesidad de realizar ningún cambio en los motores, permitiendo descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como la industria o el transporte pesado.

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Matteo Vaglio, director de biocombustibles en Cepsa. (Álvaro Padilla)

Los hay de primera generación (1G) y de segunda (2G). En los de primera generación, se usa materias primas que antes se destinaba a otros consumos, como el aceite de oliva. En los de segunda generación, sin embargo, la materia prima es un residuo, un producto que no tenía ningún uso. Por ejemplo, puedes usar residuos de aceite de consumo humano, que durante el proceso de producción genera unos líquidos aceitosos que acaban en la basura, y eso tiene un impacto contaminante. También se puede reutilizar aceites usados o grasas animales, reciclándolos y produciendo materia prima para el biocombustible. Esto tiene una doble ventaja: por un lado, aprovechas una materia prima que no estaba destinada a ningún consumo; por otro, solucionas un problema de gestión de residuos, que es extremadamente complicada. Es una forma muy práctica y útil de economía circular.

"Con el biocombustible, aprovechas una materia prima que no tenía ningún consumo y solucionas un problema de gestión de residuos"

P. De cara a los ciudadanos, teniendo alternativas como el vehículo eléctrico, ¿por qué querrían optar por los biocombustibles?

R. Hay mucho debate sobre las tecnologías de descarbonización (biocombustibles, electricidad, energía renovable, hidrógeno…) y cuál es la más adecuada. Si queremos cumplir con los objetivos de descarbonización que nos hemos fijado para 2050, tenemos que recurrir a todas las tecnologías, maximizando su desarrollo y sus inversiones. Si nos fijamos en la electrificación, que es otra solución disponible, es económicamente accesible, pero no es viable para actividades como la aviación o el transporte marítimo, porque no te da suficiente energía. La única tecnología madura que no requiere inversión para el consumidor y que es económicamente accesible tanto para quien la produce como para quien la compra son los biocombustibles. El hidrógeno y los combustibles sintéticos vendrán más adelante, pero ahora mismo, los biocombustibles y las renovables son las tecnologías más viables.

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Matteo Vaglio, director de biocombustibles en Cepsa. (Álvaro Padilla)

P. Imaginemos que el uso de biocombustibles crece significativamente. ¿Tenemos suficiente materia prima para producirlos de manera escalable?

R. Tengamos en cuenta que su uso aún es reducido, pero en Cepsa llevamos produciendo biocombustibles desde hace más de diez años. Adecuarnos a un crecimiento es un reto, pero la materia prima disponible es más que suficiente para asumir la demanda esperada en los próximos diez años, como mínimo.

"La materia prima disponible es suficiente para asumir la demanda en los próximos diez años"

Además, la puesta a disposición de materia prima es una industria que va a desarrollarse mucho. Con el aceite de cocina usado, por ejemplo, hay mucha cantidad teóricamente disponible, pero no se recolecta el aceite. Se recolecta en el consumo industrial o en restaurantes, pero no en el consumo doméstico, que se irá desarrollando. Por otro lado, se está desarrollando una serie de tecnologías que pondrán a disposición de los productores de combustibles materias primas que hoy no existen; o para tratar residuos de la industria de la madera.

P. ¿Ayuda la normativa actual a ello? ¿O hay que hacer cambios?

R. Europa es la región más avanzada del mundo en este ámbito, pero hasta ahora la demanda se ha impulsado mediante la obligación de consumo de los biocombustibles en determinados sectores. Si queremos acelerar la descarbonización para ser más sostenibles, independientes y competitivos, debería haber mayor apoyo al desarrollo industrial mediante mayores incentivos y la agilización de permisos. Son claves para la descarbonización europea.

En el caso de España, sería muy positivo que se incorporara una línea dedicada a los biocombustibles dentro del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (Perte ERHA), que permita a los proyectos relacionados con esta solución energética un mayor acceso a la financiación procedente de los fondos europeos. Por último, otra manera de fomentar su uso es estableciendo un tratamiento fiscal favorable para los biocombustibles 2G, en línea con el paquete de medidas del Fit For 55.

"Debería haber mayor apoyo al desarrollo industrial mediante mayores incentivos y la agilización de permisos"

P. Cepsa está inmersa en esta producción. En cifras, ¿qué planes tiene en este sentido?

R. A día de hoy, nuestra producción supera el millón de toneladas de biocombustibles de distinto tipo. Estamos construyendo una planta de diésel renovable y combustible sostenible de aviación, que entrará en producción a finales de 2026, que sumará otro medio millón de toneladas.

También produciremos biometano, donde tenemos un reto importante. Nuestra ambición es gestionar entre tres o cuatro teras, que supone el 1% del consumo de gas de España. Y estamos trabajando en el desarrollo de combustibles sintéticos y derivados del hidrógeno, como el amoniaco o el metanol verdes.

Todo esto va a posicionar Cepsa entre los principales players en el mundo de combustibles renovables en Europa. Nuestro objetivo es muy ambicioso: en 2030, las energías verdes representarán más del 50% de nuestro negocio total. Nos hemos fijado el objetivo de liderar la producción de biocombustibles e hidrógeno verde para 2030 en España y Portugal. En el caso de los biocombustibles, nuestra ambición es alcanzar una capacidad de producción de 2,5 millones de toneladas, de las que 800.000 serán combustible sostenible para la aviación (SAF), una cantidad de necesaria para dar 2.000 vueltas a la Tierra.

P. ¿Qué inversión suponen todas estas plantas?

R. La planta que tenemos más definida es la que estamos construyendo en la provincia de Huelva junto a Bio-Oils. Será la mayor planta de biocombustibles 2G del sur de Europa y producirá medio millón de toneladas de SAF y diésel renovable (HVO). Todo ello con una inversión asociada de 1.200 millones de euros y la creación de 2.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, durante las fases de construcción y operación.

P. Cuando hablamos de los biocombustibles, muchas veces lo hacemos en condicional: “podrían ser una alternativa”, “tienen un potencial”... Más allá de sus posibilidades a futuro, ¿están siendo ya usados de manera significativa? ¿Qué sectores recurren más a ellos?

R. Los biocombustibles son una solución del presente que permite acelerar la descarbonización del transporte, que actualmente supone el 15% de las emisiones globales de CO2. Son una tecnología estratégica para la transición energética. Los biocombustibles por los que más se está apostando para el transporte son el diésel renovable (HVO) y el combustible sostenible de aviación (SAF) y, en el caso de la industria, el biometano.

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Matteo Vaglio, director de biocombustibles en Cepsa. (Álvaro Padilla)

P. Hablemos, entonces, del biometano. ¿Qué papel juega en todo esto?

R. El biometano tiene las mismas características que el gas natural, pero permite reducir drásticamente las emisiones de CO2: hasta más de un 90%. Su principal aplicación es para descarbonizar procesos industriales electrointensivos, aunque también es una alternativa para la movilidad sostenible.

Su ventaja es exactamente la misma que la de los biocombustibles. El metano viene del gas que sacamos del subsuelo, de residuos ganaderos o agrícolas. Solucionan el reto de la descarbonización porque hay algunos biometanos que incluso tienen huella de carbono negativa. También soluciona otro problema muy importante: el destino de residuos de uso ganadero. Quien tiene animales emite mucho CO2 y no sabe qué hacer con ees residuo. Esta es una forma óptima de matar dos pájaros de un tiro.

Te cuento otra ventaja indirecta. Todos sabemos cómo sufre el mundo rural en España y en Europa por la viabilidad de su negocio; pues bien, el biometano puede ser otra forma de rentabilizar los negocios agrícolas o de ganadería que hay en España.

"El biometano es un negocio que existe, la tecnología está probada, es económicamente accesible y está muy desarrollada"

P. ¿Cuáles son los planes de Cepsa en la producción de biometano?

R. Nuestro objetivo para el final de esta década es gestionar una cartera de proyectos de 4 TWh al año, lo que equivale al consumo de gas natural de 650.000 hogares. Esto supondrá la revalorización de 10 millones de toneladas anuales de residuos y evitará la emisión de 728.000 toneladas de CO2 al año, que es equivalente a la plantación de 8,7 millones de árboles. En concreto, vamos a utilizar este biometano para la producción de hidrógeno verde, biocombustibles 2G y productos químicos, además de comercializarlo a nuestros clientes.

P. Le hago la misma pregunta que con los biocombustibles: ¿tenemos una legislación apta para la producción de biometano?

R. A nivel legislativo estamos avanzando en numerosos aspectos: la adaptación de las conexiones a la red gasista de las plantas, nuevos procedimientos para que los gases renovables puedan utilizarse como biocombustibles, o certificaciones de las garantías de origen de fuentes renovables. Sin embargo, aún queda camino por recorrer. Es necesaria una mayor planificación del sistema gasista español, que hoy es gestionado por cada promotor, unificando las diferentes soluciones para los digestatos. Además, debería darse mayor impulso y agilidad un marco legislativo que permita el desarrollo de proyectos que impulsen la producción y el suministro de este gas renovable, cuya importancia es esencial para alcanzar la consecución de los objetivos de descarbonización.

¿Cuánto tempo llevas oyendo hablar de descarbonizar la economía? ¿Y de encontrar alternativas a los combustibles fósiles? Vehículos eléctricos, biocombustibles, hidrógeno… La mayoría de ciudadanos somos conscientes de la necesidad que tiene nuestro país de avanzar hacia la neutralidad de carbono que la Unión Europea se ha fijado de aquí a 2050.

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