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La especulación urbanística acecha a las dunas de Fuerteventura
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La especulación urbanística acecha a las dunas de Fuerteventura

Las Dunas del Corralejo representan uno de los últimos paraísos insulares de naturaleza virgen. Un megaproyecto urbanístico amenaza con acorralarlo al grito de "traemos un futuro de cine para la isla".

Foto: Playa de Corralejo, en Fuerteventura (EFE)
Playa de Corralejo, en Fuerteventura (EFE)

El pasado 29 de enero, el Pleno del Cabildo de Fuerteventura dejó sobre la mesa sin aprobar la declaración de interés público insular para el proyecto Dreamland Studios Canary Islands. En apenas 15 días, la compleja maquinaria burocrática se había acelerado para facilitar la luz verde a un gigantesco plan urbanístico que ni los propios políticos conocían a pesar de su espectacularidad.

Se trata de una enorme ciudad audiovisual que incluye estudios e instalaciones para la producción y postproducción cinematográfica, laboratorio de experimentación y creación de contenidos, un parque temático de realidad virtual, museos y anfiteatros para alojar espectáculos multitudinarios, un centro de formación en artes audiovisuales con capacidad para 400 estudiantes “y otras infraestructuras que lo convertirían en un referente mundial”, resaltaba la institución sin ocultar su disgusto por el rechazo.

placeholder Maqueta del proyecto Dreamland en Fuerteventura
Maqueta del proyecto Dreamland en Fuerteventura

El presidente del Cabildo, Blas Acosta, explicó en la sesión plenaria la importancia de apoyar un proyecto “tan ambicioso y disruptivo”. Afirmó que “encaja perfectamente con la línea de diversificación de la economía de la isla, ofreciéndonos una alternativa al turismo, apostando por la tecnología y el futuro, y ofreciendo posibilidades de formación y desarrollo profesional a esta y a las próximas generaciones de gentes de esta isla”. Pero solo logró el apoyo de su partido, el PSOE, y el de Nueva Canarias.

Coalición Canaria, Partido Popular, AMF e incluso Podemos, actualmente en el gobierno insular, rechazan la ubicación seleccionada.

Esta gran ciudad, híbrido canario entre Hollywood y Disneylandia, pretende levantarse en una gran parcela 160.000 metros cuadrados de terreno volcánico virgen que se localiza en el municipio de La Oliva y junto a una autopista, a 400 metros del Parque Natural de las Dunas de Corralejo. El presupuesto inicial ronda los 100 millones de euros, pero se desconoce quién y cómo se financiará. Se especula, eso sí, con que la declaración de “interés general” le permitiría beneficiarse de las subvenciones del Plan Next Generation (Fondo de Reactivación Social y Económica) de la Unión Europea. De ahí las prisas.

placeholder Parque Natural de las Dunas del Corralejo (EFE)
Parque Natural de las Dunas del Corralejo (EFE)

Tampoco está muy claro su verdadero impacto laboral. Se empezó hablando de un centenar de trabajadores, pero en las últimas declaraciones de los promotores se promete la creación de 400 empleos directos y 2.000 indirectos. Casi tantos como la plantilla del Cabildo de Fuerteventura, la entidad que mayor número de trabajadores tiene en esa isla.

Perdida de momento la batalla política, arrecia estos días la campaña mediática para tratar de influir en la opinión pública. Dreamland, la tierra de los sueños, se presenta como la alternativa a la actual dependencia turística de la isla (120.000 habitantes y 3,4 millones de turistas en 2018), pero se ha diseñado como un gran parque temático que incluso espera atraerse a los visitantes de la vecina isla de Lanzarote. Incluye museos, tiendas, supermercados y restaurantes, pero ningún hotel.

Promesas de futuro

Antonio Hormiga, presidente de la patronal turística majorera (ASOFUER) defiende el proyecto asegurando que supondrá “un espaldarazo” a la industria cinematográfica “que nos permitirá salir del esquema de sol y playa para ofrecer alternativas que nos posibiliten diferenciarnos de nuestros competidores siguiendo la senda de la calidad”. En un comunicado remitido a los medios de comunicación, Hormiga concluye su apoyo incondicional con una frase heroica: “Apostar por Dreamland es ofrecer un futuro mejor a nuestros hijos e hijas”.

Frente a ellos, Agonane Ben Magec, de Ecologistas en Acción. lo califica de “desarrollismo a la antigua usanza” y recuerda que la administración pública está para defender el bien común, “no para gestionar privilegios legales para proyectos privados a costa de los valores rústicos y naturales de Fuerteventura”. Aún más críticos, la plataforma ciudadana Salvar El Cotillo considera que “un proyecto de esta envergadura en esa ubicación es una aberración a nuestro territorio, a nuestro paisaje y por ende a su población”.

placeholder Recreación del futuro auditorio del complejo Dreamland
Recreación del futuro auditorio del complejo Dreamland

En el horizonte asoma el miedo a repetir el error de “la Ciudad de la Luz” de Alicante. Símbolo estrella del despilfarro de la Generalitat Valenciana, en tan solo siete años de existencia esos super estudios de cine dejaron un agujero a las arcas públicas superior a los 300 millones de euros.

Dreamland Studios anuncia estar destinado a convertirse en “el centro de producción audiovisual más importante de Europa”. Pero no solo eso. Sus promotores también destacan el interés formativo de las futuras instalaciones, concebidas algo así como una universidad de nuevas tecnologías audiovisuales a pesar de que ninguna entidad académica lo respalde de momento.

Todo por el cine

El proyecto contempla la construcción de un gran plató con más de 6.000 metros cuadrados, perfecto para atraerse grandes superproducciones. Igualmente anuncia novedades tecnológicas como un Underwater Stage (escenario submarino), gigantesco tanque de agua llamado a convertirse en la mayor instalación submarina para la grabación de material cinematográfico de toda Europa. Suena mucho mejor que dejarlo reducido a la vulgaridad de un parque temático.

placeholder Tortuga marina en una playa de Fuerteventura (EFE)
Tortuga marina en una playa de Fuerteventura (EFE)

La posibilidad de que este proyecto saque de la crisis a la isla es el principal argumento esgrimido por sus defensores. Debido a una economía casi exclusivamente centrada en el turismo, el impacto económico de la pandemia es ahora mismo brutal, con unas cifras de paro nunca antes vistas, de ahí la oportunidad del reclamo.

En una nota de prensa que no firma nadie ni incluye información de contacto, los autodenominados “promotores del proyecto” destacan que “tenemos la absoluta convicción de que Fuerteventura necesita cambiar su perspectiva. Islas como Gran Canaria y Tenerife tienen otras industrias que ayudan a su PIB, Lanzarote tiene los Centros Turísticos que ayudan a su economía. Fuerteventura en este sentido no tiene nada y este tipo de inversiones empresariales marcan la pauta a un futuro mejor para la sociedad insular”.

placeholder Los ecosistemas de Fuerteventura son sumamente frágiles (EFE)
Los ecosistemas de Fuerteventura son sumamente frágiles (EFE)

Como curiosidad, también justifican que no se pueda ubicar esta ciudad cinematográfica en el siempre mucho más caro suelo urbano porque “determinadas figuras del séptimo arte se desplazan en helicóptero desde el aeropuerto” y no podrían aterrizar allí.

Luces, cámaras y... pelotazo!

Una de las caras visibles de este singular proyecto es José Antonio Newport, vicepresidente de la Confederación Canaria de Empresarios. Es el promotor de grandes proyectos inmobiliarios fracasados como Chorok Tarfaya, que proponía levantar en medio de las arenas del Sáhara un gran puerto industrial e instalar a su alrededor un gigantesco complejo comercial además de una ciudad de vacaciones a semejanza de las que ha proyectado en Cabo Verde. Más allá de las maquetas y recreaciones en 3D, a ese gran centro de negocios se lo ha tragado el desierto.

Después de barajar Tenerife y Gran Canaria para la ciudad del cine canario, Newport mira ahora a la isla de la que es natural. En una entrevista concedida al diario La Provincia no deja espacio a los indecisos. Asegura que “el que no vea las cualidades del proyecto no le interesa el progreso de Fuerteventura”. El proyecto ha quedado parado a la primera de cambio, pero nadie duda de que seguirán insistiendo para sacarlo adelante.

El pasado 29 de enero, el Pleno del Cabildo de Fuerteventura dejó sobre la mesa sin aprobar la declaración de interés público insular para el proyecto Dreamland Studios Canary Islands. En apenas 15 días, la compleja maquinaria burocrática se había acelerado para facilitar la luz verde a un gigantesco plan urbanístico que ni los propios políticos conocían a pesar de su espectacularidad.

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