La fórmula secreta para descarbonizar la climatización: electricidad y renovables
Gran parte de la demanda energética de un país como el nuestro es la climatización y el agua caliente sanitaria de los hogares, oficinas, industria y locales comerciales
En Europa, aproximadamente la mitad del suministro va destinado a calentar y enfriar los hogares, los comercios y todo tipo de edificaciones y recintos. Ante esta cifra, es crucial descarbonizar el sector de la climatización y ACS (agua caliente sanitaria) para 2050 si se quiere alcanzar una transición energética exitosa.
Como apoyo regulatorio, la Comisión Europea lanzó su propia hoja de ruta para conseguirlo, "Policy support for heating and cooling decarbonisation", con el objetivo de revisar los estudios científicos hasta la fecha y aportar ideas innovadoras en el desarrollo de nuevas políticas de descarbonización en los Estados miembros.
El reto ya es titánico por la lentitud de avance hasta ahora e irá a más conforme el cambio climático empeore. Las necesidades de calefacción y ACS en los edificios representan más del 60% de la demanda, seguidas por la industria, con otro 32%. El resto recae en la agricultura y la refrigeración de los edificios y la industria. La renovación de equipos, los revestimientos y aislamientos de los edificios, junto con la mejora en los procesos industriales, serán el eje tractor del cambio.
Coordinar y diversificar tecnologías
No existe una misma fórmula mágica; cada país deberá emplear, analizar y desplegar las tecnologías disponibles en función de sus condiciones ambientales y económicas. Pero, sí que hay un común denominador que marca los pasos: electricidad, renovables y eficiencia. Así lo corrobora la Comisión Europea, "no existe una solución válida para todos" y abogan por una solución múltiple y variada en función de las ventajas, limitaciones y riesgos de cada solución tecnológica, infraestructura y fuente de energía.
Cada barrio, municipio, región, ciudad e incluso Estado descarbonizará su climatización de una manera diferente. Ese es su gran potencial. Algunas vías, según defiende la Comisión Europea, podrían centrarse en la electrificación directa mediante la instalación masiva de bombas de calor, mientras que otras podrían centrarse en la calefacción y refrigeración urbanas ('district heating'). También se pueden explotar diferentes combinaciones de fuentes de calor de origen renovable, como la geotermia o la solar térmica, cuando sea posible la recuperación de calor y frío residual, o explotar tipos diferentes de biomasa y biogás a pequeña escala.
Sin duda, las diferentes fuentes y vectores energéticos, las infraestructuras y las tecnologías conexas y complementarias desempeñarán un papel clave en la combinación específica que utilice cada Estado miembro. La selección de la combinación más adecuada y equilibrada variará según los países, e incluso las regiones, en función de la disponibilidad de recursos y de otros parámetros locales, como el patrón de demanda de calefacción o refrigeración, la infraestructura existente y los costes económicos.
Participación ciudadana y política
Al tener un impacto directo en los ciudadanos, la participación de todas las partes interesadas en el proceso de toma de decisiones es de suma importancia. Es necesario garantizar que se tengan en cuenta los puntos de vista, los intereses y las necesidades de todas ellas. Por tanto, considerar nuevos modelos y estructuras participativas innovadoras para la gobernanza es fundamental. De lo contrario, la negativa de la ciudadanía puede torpedear la descarbonización.
El desarrollo de capacidades técnicas y financieras es otro elemento esencial para garantizar un proceso de descarbonización exitoso y con costes óptimos. La Comisión Europea reitera la necesidad de proporcionar a las autoridades locales las herramientas y palancas adecuadas y empoderarlas, incluso mediante el desarrollo de capacidades y la formación de trabajadores (en la construcción, arquitectura, ingenieros e instaladores), para que puedan tomar decisiones informadas sobre sus sistemas locales de climatización urbana.
Diferenciada por sectores, pero sin gas
Para el sector de la edificación, la hoja de ruta de la Comisión Europea fija como pilar la reducción de la demanda de energía en los edificios y así alcanzar los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) a largo plazo. Se conseguirá gracias a la mejora en la eficiencia. Esto compensará el uso de bombas de calor, ya que se espera que la demanda de electricidad para calefacción aumente considerablemente.
En el caso de la industria, las soluciones se basan esencialmente en la sustitución de las fuentes de energía fósiles por electricidad renovable, hidrógeno verde y, en cierta medida, biomasa, energía solar térmica y geotérmica. Para la demanda de calor hasta un nivel de temperatura de 200 °C (grandes industrias) existen varias tecnologías, como las bombas de calor industriales en combinación con el calor residual, el calor ambiental (energía ambiental) o la energía solar térmica.
"Comenzar a electrificar la climatización e impulsarla durante esta década será crucial para la consecución de los objetivos climáticos"
Sin embargo, el papel de los nuevos combustibles gaseosos para la calefacción está en entredicho. La discusión científica es amplia y controvertida, sin concreciones. Existen numerosos estudios que abordan las posibles vías para el uso futuro del gas para la calefacción, pero el uso previsto del gas difiere según los distintos escenarios modelados.
Si bien se espera que la demanda de gas disminuya debido a la mejora de la eficiencia de los edificios y al uso de la calefacción renovable, la situación tecnológica, económica y política puede prolongar su uso. No obstante, comenzar a electrificar la climatización e impulsarla durante esta década será crucial para la consecución de los objetivos climáticos.
En Europa, aproximadamente la mitad del suministro va destinado a calentar y enfriar los hogares, los comercios y todo tipo de edificaciones y recintos. Ante esta cifra, es crucial descarbonizar el sector de la climatización y ACS (agua caliente sanitaria) para 2050 si se quiere alcanzar una transición energética exitosa.