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Otro problema más del cambio climático: aumentarán las guerras en el mundo
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Otro problema más del cambio climático: aumentarán las guerras en el mundo

Un nuevo estudio del CSIC y de la Universitat Politècnica de València afirma que los conflictos militares se acentuarán a causa de la actual crisis climática, sobre todo en África

Foto: Entre los trópicos, los efectos migratorios (y militares) se acentuarán. (iStock)
Entre los trópicos, los efectos migratorios (y militares) se acentuarán. (iStock)

Los patrones climáticos están cambiando. El aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos es una realidad y, por desgracia, los que más las sufren son algunas de las regiones más vulnerables del planeta, como, por ejemplo, África. Si aquí nos afecta sobremanera una helada en abril, capaz de destruir la producción anual de ciruelas (y de poner entre la espada y la pared a todos aquellos que se dedican a su cultivo), cuando estos eventos extremos afectan a la población africana, el resultado son millones de desplazados en busca de comida, agua o alguna otra necesidad, y eso fomenta el conflicto.

Ahora, un nuevo estudio de la Universitat Politècnica de València y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) explica cómo se espera que el cambio climático aumente la frecuencia y la duración de los conflictos armados en África.

"Algunos cambios en las condiciones climáticas influyen en la probabilidad de conflicto"

Para llevar a cabo su investigación, el equipo de científicos utilizaron datos del continente africano del periodo comprendido entre el año 1990 y el 2016. Estos datos eran tanto de carácter militar como migratorio y climático. Con la utilización de nuevos modelos matemáticos, los investigadores concretaron si determinados fenómenos climáticos, en combinación con las características socioeconómicas de las diferentes áreas estudiadas, afectaban la probabilidad del estallido de un conflicto armado y su duración prevista.

Entre las conclusiones del estudio se encuentra que un incremento prolongado de la temperatura media y las precipitaciones aumenta la probabilidad de un conflicto más allá del área afectada entre cuatro y cinco veces, sobre todo en poblaciones situadas en un radio de 550 km.

placeholder La probabilidad de conflictos armados en África aumenta con el cambio climático. (iStock)
La probabilidad de conflictos armados en África aumenta con el cambio climático. (iStock)

Pero no solo eso. Aunque las lluvias excesivas, según los investigadores, pueden aumentar la probabilidad de una guerra, también las sequías y las hambrunas provocadas por el cambio climático aumentan las probabilidades de un conflicto armado, y en un periodo de tiempo muy corto.

Según explica Davide Consoli, uno de los autores del estudio, "los resultados que hemos obtenido tienen grandes implicaciones en las políticas territoriales del continente africano. Por ejemplo, determinados cambios en las condiciones climáticas tienen una influencia en la probabilidad de conflicto a lo largo de grandes áreas, lo que significa que el diseño de nuevas políticas de adaptación climática debe tener en cuenta las particularidades de cada territorio".

placeholder 'Dust Bowl' en Oklahoma, EEUU. (iStock)
'Dust Bowl' en Oklahoma, EEUU. (iStock)

A todo esto hay que sumar que el movimiento de personas más allá de su territorio, ya sea dentro de un mismo país o a través de fronteras, no suele ser bueno para aliviar las tensiones internacionales, especialmente si los migrantes carecen de recursos. Y no debemos infravalorar el poder de las migraciones climáticas: una de las más notables tuvo lugar en la década de 1930 en el estado de Oklahoma, en EEUU. Esta fue debida a un periodo conocido como 'Dust Bowl' (cuenco de polvo) que tuvo lugar entre 1934 y 1940. Una inmensa sequía destrozó cosechas durante más de seis años. Y no solo eso: el polvo ambiental generado por la falta de agua, sumado a los intensos vientos que azotan de forma habitual las planicies del centro de Estados Unidos (en el musical de Broadway 'Oklahoma!' se hace referencia a este hecho con la frase: "Oklahoma, where the wind comes sweeping down the plain" —donde el viento viene barriendo por la llanura—), provocó que el área se volviera prácticamente inhabitable.

Foto: Casas abandonadas en el desierto iraní.

Sumado a la Gran Depresión, de la que un estado pobre como este tardó más que el resto en recuperarse, la migración fue masiva. El escritor Donald Worster estima en su libro 'Dust Bowl' que hasta 3,5 millones de estadounidenses abandonaron sus hogares, migrando la mayor parte de ellos a las áreas rurales de California, y generando así el término despectivo 'okie'.

Según los extremos climáticos se acentúen, y en lugares en los que antes había agua ahora solo quede polvo, podemos esperar que las personas salgan corriendo de allí, por puro instinto de supervivencia. El diseño de políticas coherentes que nos preparen ante este escenario debe ser una de nuestras principales prioridades. Por nuestro propio bien.

Los patrones climáticos están cambiando. El aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos es una realidad y, por desgracia, los que más las sufren son algunas de las regiones más vulnerables del planeta, como, por ejemplo, África. Si aquí nos afecta sobremanera una helada en abril, capaz de destruir la producción anual de ciruelas (y de poner entre la espada y la pared a todos aquellos que se dedican a su cultivo), cuando estos eventos extremos afectan a la población africana, el resultado son millones de desplazados en busca de comida, agua o alguna otra necesidad, y eso fomenta el conflicto.

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