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Las reuniones online tienen una huella de carbono un 94% menor que las presenciales
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Las 'híbridas' también son una mejora

Las reuniones online tienen una huella de carbono un 94% menor que las presenciales

Un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Cornell afirma que la reducción de emisiones de las actividades telemáticas es tan sustancial que, tal vez, deberíamos mantenerlas después de la pandemia

Foto: La huella de carbono de nuestro ordenador es menor que la de un viaje a una conferencia. (Unsplash)
La huella de carbono de nuestro ordenador es menor que la de un viaje a una conferencia. (Unsplash)

La pandemia nos ha descubierto muchas cosas. En primer lugar, que nuestra vida puede cambiar completamente de un día para otro y que somos mucho más vulnerables frente a las enfermedades de lo que creíamos. Pero también nos ha mostrado que el paro de gran parte de nuestras actividades diarias tiene una repercusión positiva en el medio ambiente.

Según datos del Observatorio de la Sostenibilidad, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) bajaron un 17,9% durante el año 2020 a causa del covid-19. Ahora, Según un nuevo estudio publicado por investigadores de la Universidad de Cornell en Estados Unidos, Una de las causas de esta disminución la celebración online de reuniones y congresos.

Según los cálculos de los autores del estudio, la huella de carbono por asistente de estos eventos alcanza las 3 toneladas de CO₂

Según los investigadores, el traslado de estas actividades a un entorno completamente virtual redujo su huella de carbono en un 94%. De cara al futuro, apuntan, un modelo híbrido reduciría esa huella de carbono en un 67%, con lo que queda claro que la peor opción que podemos tomar de cara al medio ambiente es mantener las reuniones y congresos completamente presenciales, explican los investigadores.

Uno de los autores del estudio, el profesor Fengqi You, explica que “todos vamos a conferencias; volamos, conducimos, dormimos en hoteles, damos y asistimos a charlas y volvemos a casa”.

placeholder Esta imagen contiene cientos de vuelos, de viajes en coche, de noches de hotel... (Unsplash)
Esta imagen contiene cientos de vuelos, de viajes en coche, de noches de hotel... (Unsplash)

Y continúa: “Pero si miramos este problema este un nuevo punto de vista, seremos conscientes de que las convenciones generan un montón de carbono, consumen mucha energía, implican el uso de una gran cantidad de papel, requieren que se sirvan enormes cantidades de comida (gran parte de la cual se acaba tirando, generando muchos residuos). Por su parte, las conferencias online solo requieren energía y equipamiento, que, aunque generan carbono por su parte también, lo hacen en mucha menor cantidad que la actividad presencial”.

A nivel global, explican los investigadores en su estudio, en 2017 más de 1.500 millones de personas de 180 países alrededor del mundo asistieron a conferencias, lo que supone una huella de carbono masiva. Además, según explican los investigadores, el número de convenciones a las que asisten más de 50 personas se dobla cada 10 años, y el mercado de la organización de estos eventos crece a un ritmo del 11,2% por década.

Foto: Foto: EFE

Este crecimiento, explica Fengqi You, nos lleva a un crecimiento sustancial de las emisiones de GEI. Tanto es así que, según los cálculos de los autores del estudio, la huella de carbono por asistente de estos eventos alcanza las 3 toneladas de CO₂.

Esta huella de carbono, como es lógico (dado que no implica coches, aviones…) se reduce significativamente (un 94%) si se hacen de forma telemática. Y lo que es más importante, para reducir el impacto climático de estos eventos virtuales ‘solo’ se debe mejorar la eficiencia energética de los equipos necesarios para su realización, lo que es una tarea mucho más sencilla que la eliminación de emisiones de la industria de la aviación, por ejemplo.

La pandemia nos ha descubierto muchas cosas. En primer lugar, que nuestra vida puede cambiar completamente de un día para otro y que somos mucho más vulnerables frente a las enfermedades de lo que creíamos. Pero también nos ha mostrado que el paro de gran parte de nuestras actividades diarias tiene una repercusión positiva en el medio ambiente.

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