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Retrospectiva de un 2021 complicado para el medio ambiente en España
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Retrospectiva de un 2021 complicado para el medio ambiente en España

Este año hemos sufrido el zarpazo de los incendios de 'sexta generación', como el de Sierra Bermeja, en Málaga, y el agravamiento del deterioro del Mar Menor, pero también se han dado noticias positivas, como la recuperación del quebrantahuesos

Foto: Llamas en Sierra Bermeja, Málaga. (Reuters/Jon Nazca)
Llamas en Sierra Bermeja, Málaga. (Reuters/Jon Nazca)

La designación de nuevas áreas protegidas a nivel mundial; la declaración del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves; la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética o el pistoletazo legislativo a la futura legislación sobre residuos y suelo contaminados para una economía quedarán en el recuerdo ambiental de un 2021 que también ha estado marcado por graves y extensos incendios forestales como el de Navalacruz (Ávila) o Sierra Bermeja (Málaga); los nuevos episodios de contaminación en el Mar Menor; medidas de protección de la biodiversidad como la prohibición de cazar lobos o los buenos frutos en la recuperación de especies como el lince ibérico o el quebrantahuesos.

No obstante, las emisiones de gases de efecto invernadero volvieron a subir un 4% después de un 2020 marcado por la caída de la actividad, aunque se mantienen por debajo de los niveles prepandemia.

Para apagar el incendio de Navalacruz, en Ávila, fue necesario el esfuerzo de más de 1.200 personas y hasta 28 medios aéreos

El año 2021 comenzó con las expectativas ambientales y climáticas muy altas y desde el primer momento parecía que, tanto España como un nutrido grupo de países iniciaban una senda de compromisos para revertir el actual deterioro de la Tierra. Aún con el efecto del espíritu navideño, el día 11 de enero, con Francia como anfitrión, se celebró la conferencia virtual ONE Summit en la que al menos 50 países acordaron movilizar fondos suficientes para proteger al menos el 30% de toda la superficie terrestre y acuática del planeta.

Foto: Brigada del Ejercito durante el temporal Filomena. (EFE/A. Visdómine)

Bien entrada la primavera, España promulgó el 20 de mayo su primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética. El texto reconoce la situación de emergencia climática y establece objetivos dirigidos a alcanzar la neutralidad climática en menos de 30 años, en 2050. En esa senda, se fijan una serie de hitos intermedios, programados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 y la Estrategia de Transición Justa.

De aquí a 2030 con revisiones periódicas al alza España se compromete –y así se lo ha comunicado a la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU—a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 23% respecto al año 1990; lograr una penetración de energías renovables en el consumo final de, al menos, un 42%; y un sistema eléctrico con un 74% de generación renovable, así como mejorar la eficiencia reduciendo el consumo de energía primaria en un mínimo de un 39,5%.

placeholder La transición energética en España ha dado un salto en 2021. (EFE/Youssef Badawi)
La transición energética en España ha dado un salto en 2021. (EFE/Youssef Badawi)

Con ese fin último, la norma incluye algunas medidas que no han estado exentas de polémica o reticencias, como el fin de los vehículos de combustión en 2040, una fecha en la que todos los turismos y furgonetas deberán emitir 0 gramos de CO₂ por kilómetro recorrido; el establecimiento de planes de movilidad sostenible y áreas de bajas emisiones antes de 2023 en los municipios de más de 50.000 habitantes; el fin de las prospecciones y explotaciones de hidrocarburos en tierra y en las aguas jurisdiccionales así como nuevos proyectos de minería de uranio.

La puesta en marcha de esta ley ha dado lugar al reciente estreno, este mismo mes de noviembre, de la Asamblea Ciudadana por el Clima, en la que periódicamente, 100 ciudadanos anónimos y de forma voluntaria, emitirán recomendaciones no vinculantes al Gobierno y el Parlamento sobre las medidas a adoptar contra el cambio climático.

Recién comenzado el verano y casi un siglo y medio desde que comenzaran las primeras llamadas de atención para proteger el pinsapo, el Parlamento dio luz verde a la Ley de declaración del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves (Málaga), el decimosexto enclave que goza con la máxima protección ambiental en España y que abarca una superficie de casi 23.000 hectáreas.

Foto: Sierra de las Nieves. Foto: EFE
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La flamante incorporación aporta a la Red de Parques Nacionales un sistema natural de abetales y más de la mitad de la superficie de pinsapares de la Península, pino negral, sabinares negrales, quejigares, alcornocales húmedos gaditanos, matorrales almohadillados espinosos, tomillares de pradera, bosques de ribera; así como especies amenazadas como el colirrojo real, o bajo el riesgo de extinción como el tabaco gordo o el propio pinsapo. También habita en la Sierra de las Nieves una importante población de cabra montésa, quirópteros, o reptiles como la lagartija andaluza, los eslizones tridáctilos o anfibios como una especie de salamandra que solo habita en Cádiz y Málaga.

Las buenas noticias ambientales llegaron también de los resultados exitosos de programas de cría en cautividad para salvar de la extinción al lince, al quebrantahuesos o el buitre negro, entre otras.

Foto: Quebrantahuesos en vuelo. (Andoni Canela)

El icónico lince ibérico ha pasado de estar al filo de la inminente extinción, con apenas 94 ejemplares al inicio de este siglo a superar en 2020 los 1.110 ejemplares en 14 núcleos de población de toda la Península Ibérica, de los que 414 fueron cachorros. No obstante, WWF que lidera junto a una veintena de ONG y organismos el programa de recuperación y consolidación de la especie estima necesario triplicar la población lincera hasta 2040 para que la especie abandone definitivamente la zona de peligro.

Por su parte, el quebrantahuesos despliega de nuevo sus extensas alas con confianza en el norte de la Península Ibérica, ya no solo en Pirineos, sino también en Picos de Europa (Asturias, Cantabria y Castilla y León) donde se había extinguido hace medio siglo gracias, en parte, al programa de reintroducción desarrollado durante 20 años por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, que también ha iniciado la vuelta de la especie a la Sierra del Moncayo (Zaragoza) y a la Sierra de Cazorla (Jaén).

placeholder Un quebrantahuesos en vuelo (Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos)
Un quebrantahuesos en vuelo (Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos)

En total, esta necrófaga ha pasado de contar con apenas 30 o 40 ejemplares en los años 80 a superar el millar en 2020, con lo que España alberga el 66% de la población en Europa. Incluso, Picos de Europa ha asistido este 2021 al nacimiento del primer ejemplar en libertad: se llama ‘Bienvenida’. El objetivo inmediato es, además de seguir consolidando poblaciones en el norte de la Península y en la Sierra de Cazorla, dar el salto a la Sierra de Gredos, donde este 2022 comenzará su reintroducción.

La misma suerte corren otras especies de buitres en España, un enclave “crucial” para su conservación, ya que según datos de SEO/BirdLife aquí vive el 98% de la población europea de buitre negro; el 94% del buitre leonado y el 82% de los alimoches.

La inclusión del lobo en el Listado de Especies en Régimen de Especial Protección (LESPRE), que supone el fin de la caza de este cánido en el conjunto del país, ha sido otro de los eventos polémicos que ha marcado la agenda medioambiental en este año. A favor de equiparar su estatus tanto al sur como al norte del Duero, el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico y las ONG ecologistas; en contra están las cuatro comunidades autónomas donde su caza estaba permitida, --Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, que albergan más del 95% de sus poblaciones—y las principales organizaciones de ganaderos y cazadores.

Las malas noticias

En el lado de las tristes noticias para el medio ambiente se han ganado un puesto principal los incendios forestales, que este año han crecido respecto al año anterior hasta los 8.281 fuegos en los once primeros meses del año, que arrasaron unas 85.370 hectáreas de superficie. De estos, 18 fueron grandes incendios forestales (GIF), aquellos que superan la extensión de 500 hectáreas.

Foto: El incendio de Sierra Bermeja, la noche del 10 de septiembre. (Reuters)

Entre ellos 'destacan’ el de Navalacruz (Ávila), que calcinó 22.037 hectáreas a partir del incendio en un vehículo junto a la carretera N-502 a mitad de agosto y que se propagó a una velocidad inusitada. Las llamas afectaron a 14 municipios, cinco montes de utilidad pública, espacios de la Red Natura 2.000, en definitiva, este siniestro es el cuarto peor en España desde que hay registros. Para apagarlo, 12 días después, fue necesario el esfuerzo de más de 1.200 personas y hasta 28 medios aéreos.

Pocas semanas después, en Sierra Bermeja (Málaga) se inició el 8 de septiembre el primer gran incendio de sexta generación en España, que se llevó casi 10.000 hectáreas, se cobró la vida de un bombero forestal y obligó a evacuar a un millar de vecinos de seis pueblos del valle del Genal y varias zonas urbanas de Estepona. Esta nueva tipología de incendios está muy vinculada a los crecientes efectos del cambio climático, que crea una serie de condiciones coadyudantes del fuego que dificultan enormemente su extinción.

Foto: Retirada de peces muertos en el Mar Menor. (Reuters)

El Mar Menor ha sufrido este verano el peor episodio de anoxia. Más de 4 toneladas de peces y crustáceos entre otras especies aparecieron muertos en la mayor laguna salada de Europa a final de agosto debido a la falta de oxígeno por contaminación de los nutrientes procedentes de la agricultura, entre otras causas. Sin embargo, no era la primera vez que se vivía un capítulo de ‘sopa verde’; el más reciente fue solo hace dos años, en 2019, pero el Mar Menor languidece desde hace 30 años. Sobre la mesa, tras semanas de rifirrafe político entre el Gobierno y la Región de Murcia, se aprobó un Marco de Actuaciones Prioritarias con el fin de reducir los contaminantes, acabar con el regadío ilegal y renaturalizar la cuenca.

El año se despide con la aprobación en el Congreso de la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que verá la luz definitiva en los primeros meses de 2022. La norma establecerá nuevas exigencias en el reciclado y separación de residuos con medidas de diversa índole que incluirán el punto y final para los plásticos de un solo uso con medidas que prevén dos nuevos impuestos, a la generación de residuos y al plástico.

La designación de nuevas áreas protegidas a nivel mundial; la declaración del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves; la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética o el pistoletazo legislativo a la futura legislación sobre residuos y suelo contaminados para una economía quedarán en el recuerdo ambiental de un 2021 que también ha estado marcado por graves y extensos incendios forestales como el de Navalacruz (Ávila) o Sierra Bermeja (Málaga); los nuevos episodios de contaminación en el Mar Menor; medidas de protección de la biodiversidad como la prohibición de cazar lobos o los buenos frutos en la recuperación de especies como el lince ibérico o el quebrantahuesos.

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