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Los árboles de las ciudades predicen lo que el cambio climático nos depara
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Los árboles de las ciudades predicen lo que el cambio climático nos depara

Un premiado estudio ha evaluado cómo las características climáticas de las ciudades (así como la luz artificial) afecta al ciclo vital de la vegetación, lo que es de especial relevancia para nuestro futuro

Foto: Parque del Retiro en Madrid tras el paso de Filomena. (EFE/David Fernández)
Parque del Retiro en Madrid tras el paso de Filomena. (EFE/David Fernández)

A pesar de todas las comodidades que ofrecen las ciudades a un 79,6% de los españoles (que residen en poblaciones de más de 50.000 habitantes según datos del Instituto Nacional de Estadística), existen claros aspectos negativos de estas urbes, como son los niveles más elevados de contaminantes atmosféricos, la contaminación lumínica, la acústica... pero el más importante de todos ellos es el fenómeno conocido como 'islas de calor'. La temperatura de las ciudades es, de media, entre 2 y 4 ºC más cálida que la de los entornos rurales adyacentes a estas grandes urbes.

Este fenómeno se debe a diversos factores de difícil solución. Por un lado están las fuentes de calor (motores de vehículos, calderas de edificios, farolas...) que, aunque pequeñas en una escala global, su tremendo número consigue elevar la temperatura. A eso hay que añadir las características físicas de cómo están construidas las ciudades. El asfalto y el cemento, dos de los materiales predominantes, absorben calor en vez de reflejarlo, al mismo tiempo que los edificios bloquean el libre movimiento del aire, 'encerrándolo' dentro de sus límites y aumentando así su temperatura.

"Los efectos de la contaminación lumínica en la fenología de la vegetación es un punto ciego"

Pero no solo de materiales industriales se componen los paisajes típicos de las ciudades. También hay que añadir las áreas verdes, a las que sometemos a estas temperaturas elevadas. Es este aspecto el que se ha centrado en estudiar la Investigadora estadounidense Lin Meng, del Lawrence Berkeley National Lab en EEUU, y que le ha valido el premio '2021 Science & SciLifeLab para Científicos Jóvenes'.

placeholder Cerezos en flor en Nueva York. (Reuters/Shannon Stapleton)
Cerezos en flor en Nueva York. (Reuters/Shannon Stapleton)

En su estudio, la investigadora se ha centrado en estudiar qué variaciones existen en el proceso de crecimiento y maduración anual de árboles presentes tanto en las ciudades como en el entorno rural adyacente a estas. Al observar las diferencias, la investigadora ha conseguido crear una 'predicción' de cómo el cambio climático global (que, según los últimos informes del IPCC, se estima que alcanzará los 2,7 ºC si no se toman medidas de calado inmediatas) afectará a los organismos vegetales, alterando sus ciclos y, por tanto, afectando a los ecosistemas que dependen de ellos.

Y no solo es la temperatura. Entre los hallazgos de la investigadora también se encuentra que los distintos niveles de luz, sobre todo los debidos a la iluminación artificial, también potencian este fenómeno. En sus propias palabras: "Los efectos de la contaminación lumínica en la fenología de la vegetación es un punto ciego", explica. Y continúa: "Como científicos sabemos mucho acerca del impacto que tienen tanto el aumento de las temperaturas como el del dióxido de carbono en la atmósfera en los organismos vegetales, porque son los dos aspectos más significativos del cambio climático, pero la mayor parte de la gente no piensa que la luz también tiene una repercusión".

Foto: Cultivo de arroz en Laos. (Unsplash)

En su estudio la investigadora descubrió que los árboles brotaban y florecían antes (hasta dos semanas en el caso de los cerezos) en las ciudades. Esto fue de especial relevancia en los cerezos de Central Park (uno de los sujetos de estudio de la investigadora) dado que el clima seguía siendo muy inestable cuando los capullos de las flores ya estaban en pleno crecimiento. Una helada, seguida de una nevada, dejó sin flores todos los árboles, mientras que los cerezos en el resto del estado de Nueva York y Nueva Jersey florecieron con absoluta normalidad.

Fue este evento el que inspiró a la investigadora a llevar a cabo su estudio, que es de especial relevancia tanto para evaluar la relevancia real (e infravalorada) de la contaminación lumínica, como para estar preparados para afrontar nuevos escenarios, debidos a la crisis climática, que comprometan el ciclo de vida natural de muchas especies de vegetación alrededor del mundo que, en el peor de los casos, podría hasta comprometer nuestra capacidad para generar suficiente alimento si llegase a afectar a especies esenciales para nosotros.

A pesar de todas las comodidades que ofrecen las ciudades a un 79,6% de los españoles (que residen en poblaciones de más de 50.000 habitantes según datos del Instituto Nacional de Estadística), existen claros aspectos negativos de estas urbes, como son los niveles más elevados de contaminantes atmosféricos, la contaminación lumínica, la acústica... pero el más importante de todos ellos es el fenómeno conocido como 'islas de calor'. La temperatura de las ciudades es, de media, entre 2 y 4 ºC más cálida que la de los entornos rurales adyacentes a estas grandes urbes.

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