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Así son los nuevos negacionistas del cambio climático
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del escepticismo a la inacción

Así son los nuevos negacionistas del cambio climático

El científico climático Michael Mann alerta en su nuevo libro 'La nueva guerra climática' sobre las nuevas estrategias de quienes, a día de hoy, siguen empeñados en la negación del cambio climático o apelan a ignorar su existencia

Foto: Una obra de Banksy.
Una obra de Banksy.

Hemos pasado del negacionismo absoluto acerca de la crisis climática en la que estamos inmersos, un hecho del todo consolidado científicamente, al aún más peligroso inactivismo.

El general y estratega militar chino Sun Tzu escribió en su conocido libro ' El arte de la guerra', que "si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cien batallas". En este caso, la guerra climática en la que nos encontramos ha traído a escena que aquellos que negaban por completo la existencia del cambio climático, se han convertido en un enemigo que trata de engañar, distraer y demorar todos aquellos esfuerzos que estamos intentando llevar a cabo para minimizar las emisiones humanas de gases de efecto invernadero y los efectos del cambio climático, en general.

El peligroso riesgo de la inacción

Michael Mann, climatólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU) y uno de los científicos climáticos más famosos del mundo, expone en su libro 'La nueva guerra climática: la lucha para recuperar nuestro planeta' que estamos en una nueva fase de esta guerra climática en la que la inactividad de los nuevos negacionistas podría poner en peligro los esfuerzos para lograr el objetivo por el que muchos países del globo se están empleando a fondo: la reducción de emisiones a escala global.

Foto: Temporal de frío y nieve en Madrid. (Foto: EFE)
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La negación de la emergencia climática ya forma parte del pasado, pues la guerra inicial de desinformación contra la ciencia climática tocó a su fin. La evidencia científica se ha vuelto imposible de discutir a tenor del dramático aumento de los eventos climáticos extremos, como el deshielo polar o los enormes y continuos incendios.

El impacto se ha vuelto tan profundo y tan obvio para cualquier persona de la calle que es imposible negarlo. Así que los que se empeñan en entorpecer la acción climática han decidido centrar sus esfuerzos en desviar la atención del problema y retrasar las soluciones, en lugar de simplemente negar la situación. Porque esta estrategia ya no les sirve de mucho y saben que socialmente se están quedando cada vez más solos.

Ralentizando los esfuerzos

Sus esfuerzos están centrados ahora en la puesta en marcha de una serie de tácticas más insidiosas dirigidas a bloquear los esfuerzos de las empresas y los países más decididos a dejar de consumir combustibles fósiles.

La intención ahora es dividir a la comunidad climática (el famoso 'divide et impera' —divide y vencerás— atribuido a Julio César, entre otros) incentivando nuevas discusiones, tan estériles como falsas, para abrir grietas en un discurso climático cada vez más consistente y unitario. Ralentizar los cambios que se están produciendo en la política y la economía, desviar la atención de las soluciones sistémicas necesarias... todo ello constituye un auténtico sabotaje al proyecto común de mitigar los efectos del cambio climático.

placeholder Nuestro futuro en el planeta depende de la acción climática. (Reuters)
Nuestro futuro en el planeta depende de la acción climática. (Reuters)

Según Mann, hemos de ser conscientes de que estas nuevas tácticas centran la estrategia de los nuevos negacionistas y que es necesario aprender a reconocerlas y asegurarnos de que no caemos en sus redes pues, como bien señalan los científicos: estamos en una encrucijada, no podemos distraernos del camino que ya hemos elegido. No tenemos tiempo de perder el tiempo.

Las medidas sistémicas globales, como la fijación de precios del carbono o el fin de los subsidios de los combustibles fósiles no pueden enfrentarse a las medidas individuales, que todos debemos emprender, para llevar un estilo de vida más respetuoso con nuestro entorno. No se trata de rivalizar, pues el comportamiento nocivo de los inactivistas consiste también en generar acusaciones entre los activistas e intentar convertir a los líderes que están actuando a gran escala y de forma veraz en hipócritas de élite. Tal y como sucede con el actor y activista medioambiental Leonardo di Caprio, un personaje firmemente comprometido a favor de la acción climática que a menudo es criticado por volar en un 'jet' privado.

Foto: Foto: Unspash/@instagramfotografin

Se trata del peligroso “fuego amigo”, aclara Mann, consistente según este experto en dividir a la comunidad climática y ayudar a sus "enemigos". Hablamos de puristas que critican a los científicos por volar o comer carne; tecnócratas idealistas que apuestan por proyectos de geoingeniería arriesgados y disparatados... Todo ello nos distrae de lo que podemos hacer aquí y ahora para acometer las medidas más eficaces, como regular las emisiones, dejar definitivamente a un lado las fósiles e invertir en energías renovables.

¿Qué hacemos para ganar esta 'guerra'?

Lo que aconsejan los expertos que han detectado esta "última jugada" de los negacionistas reconvertidos en inactivistas es hacer oídos sordos a los agoreros, inspirarnos en el ejemplo de los nuevos activistas juveniles, de las empresas y los gobiernos que han decidido descarbonizar su economía, centrarnos en movilizar a los que de verdad escuchan y no dejarnos engañar pensando que es demasiado tarde para tomar medidas que involucren a todas las naciones.

El mundo está siendo objeto de una campaña deliberada de desinformación sobre el cambio climático, pero no debemos perder de vista un hecho: que, afortunadamente, aún estamos a tiempo. La próxima cumbre climática de la ONU que se celebrará en Glasgow (Escocia) durante el mes de noviembre (COP26) nos da esperanza sobre las perspectivas para abordar la crisis climática. El mundo está capacitado y preparado para actuar de manera más eficaz, no nos desviemos de nuestro propósito.

Hemos pasado del negacionismo absoluto acerca de la crisis climática en la que estamos inmersos, un hecho del todo consolidado científicamente, al aún más peligroso inactivismo.

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