Así contribuyen las zonas de bajas emisiones a mejorar nuestra salud

La comparación pone la piel de gallina: el impacto de la contaminación en las muertes prematuras es mucho mayor que el de la guerra, el terrorismo, la malaria, el VIH, la tuberculosis, las drogas y el alcohol juntas, y las causadas por la contaminación están a la par de las que provoca el tabaquismo. Lo dice un estudio de 'The Lancet' publicado hace apenas un mes, que también apunta que las muertes por contaminación ambiental en el mundo pasaron de 2,9 millones en 2000 a 4,5 en 2019.

Según la OMS, la calidad del aire es el riesgo ambiental que más perjudica la salud en las aglomeraciones urbanas. La Agencia Estatal del Medio Ambiente afirma que los coches, las furgonetas, los camiones y los autobuses producen más del 70 % de las emisiones de gases de efecto invernadero —un problema global que afecta al medio ambiente— y de partículas en suspensión y una mezcla de dióxidos de nitrógeno —un problema local, que afecta a la salud de las personas—. Una de las piezas clave para reducir la contaminación son las zonas de bajas emisiones (ZBE), áreas libres de los vehículos más contaminantes.

Lo dice la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética, cuyo objetivo principal es que España alcance en 2050 la neutralidad de sus emisiones, en concordancia con el calendario del European Green Deal. Esto, según dicha ley, solo será posible “con un parque de turismos y vehículos comerciales ligeros sin emisiones directas de CO₂”. A partir de 2040, pues, no se podrá vender en España ninguno de estos vehículos que vaya propulsado por gasolina, diésel o híbridos.

Mientras tanto, a partir del año que viene, en las ciudades será obligatorio contar con ZBE en los municipios de más de 50.000 habitantes —148 en nuestro país— o en los de más de 20.000, cuando tengan problemas de calidad del aire. Esta medida representará una mejora de la calidad de vida para los 24 millones de personas que hoy respiran aire contaminado, el 52 % de la población española. Según un estudio de la Alianza Europea de Salud Pública, las ZBE son las medidas más efectivas para reducir la contaminación urbana.

Restricciones progresivas

Las ZBE comenzaron a implantarse hace más de una década en las grandes ciudades de Europa hasta llegar a las 220 de hoy en día. Ahora, tras algunas experiencias, como la de Barcelona, la primera de España, o la de Madrid, aún en pleno despliegue, por fin serán una realidad en todo nuestro país y su modelo de implantación va a ser el de la ZBE Rondas de Barcelona, impulsado y desplegado por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y cinco municipios metropolitanos.

El proyecto ZBE Rondas BCN, que entró en vigor en enero del 2020, respondía a la necesidad de reducir las dramáticas cifras en salud pública de la metrópolis de Barcelona. Por ejemplo, según Xavier Querol, geoquímico y profesor investigador de Idaea-CSIC, el impacto de las partículas ultrafinas equivaldría a fumarse cada día dos cigarros. Los niños, también. Los días de más contaminación se registran más infartos en Barcelona, según el cardiólogo del Hospital Vall d’Hebron, Jordi Bañeras.

El impacto de las partículas ultrafinas en suspensión equivalen en Barcelona a fumarse cada día dos cigarros

La idea consistía en restringir progresivamente la circulación de vehículos más contaminantes en un área de más de 95 km², que incluía cinco municipios de la metrópolis (Barcelona, l’Hospitalet de Llobregat, Cornellà, Esplugues de Llobregat y Sant Adrià de Besòs), y que sería la más grande del sur de Europa. En una primera fase, se limitó la circulación, solo en los episodios de contaminación, a turismos y otros vehículos ligeros sin etiqueta ambiental de la DGT, que mide su nivel de eficiencia energética. Después, la restricción se amplió de lunes a viernes laborables, de 7 de la mañana a 8 de la tarde, a turismos, motos y ciclomotores, furgonetas, y por último a camiones pequeños y autocares más contaminantes.

Con esta medida, cuyas últimas restricciones han entrado en vigor este mismo julio, se ha reducido a menos de un 2% la cifra de vehículos que circulan. El factor medio de emisión de partículas en suspensión ha disminuido un 20%, y las de dióxidos de nitrógeno, a la mitad. Esto, pese a los retrasos y moratorias para algunos vehículos y rentas bajas provocados por la pandemia.

Con la experiencia de la ZBE de la metrópolis de Barcelona, el AMB y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), con la colaboración de la DGT, han redactado una guía técnica que será la referencia para promover y ayudar a las autoridades municipales de todo el país a implantar estas restricciones de movilidad. Según esta guía, las ZBE españolas seguirán un modelo de ordenanzas; el mismo sistema de etiquetado de vehículos de la DGT; el control automático mediante cámaras con lectura de matrículas, o una señalización común y acciones de comunicación de la medida a la ciudadanía.

Al igual que lo ha sido en el área metropolitana de Barcelona, las zonas de bajas emisiones podrán ser impulsadas gracias al Plan de recuperación, transformación y resiliencia de España, que se enmarca en el nuevo fondo de recuperación Next Generation EU. Y no es la única medida que marca Europa para lograr la mejora de la salud pública en las ciudades: hay también otras acciones ‘imprescindibles’ como la promoción del transporte público, la convergencia hacia la fiscalidad medioambiental, la electrificación del transporte o la promoción de infraestructuras de movilidad sostenible.

En el caso del AMB, por ejemplo, en paralelo a la creación de la ZBE Rondas BCN, lanzó la tarjeta de viaje T-verde metropolitana, que ofrece tres años de transporte público gratuito a cambio de desguazar un vehículo contaminante (y de la que ya ha concedido más de 13.000); ha construido nuevas zonas de aparcamiento 'park & ', para facilitar el intercambio entre vehículo privado y transporte público; ha comprado 150 autobuses eléctricos; instalado puntos de recarga eléctrica de vehículos, y ampliado y conectado la Bicivia, red ciclable de toda el área metropolitana.