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De patinetes eléctricos a taxis voladores: cómo se está electrificando el transporte

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Patinete eléctrico
Patinete eléctrico

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as grandes ciudades del mundo centran sus esfuerzos en combatir la contaminación y la movilidad eléctrica se presenta como la alternativa en el transporte público, privado o compartido

Por Jaume Esteve

Más de la mitad de la población del planeta vive hoy en ciudades, una cifra que según las Naciones Unidas crecerá hasta superar los dos tercios de habitantes concentrados en las grandes urbes. La masificación de las metrópolis supone un serio problema respecto al cambio climático: las grandes capitales son responsables del 78% del consumo energético mundial y de concentrar más del 60% de las emisiones de gases contaminantes.

En los últimos años se han puesto en marcha varias alternativas para reducir esas emisiones y hacer de las ciudades entornos más agradables para sus habitantes. Entre ellas, destaca la apuesta por alternativas de movilidad sostenibles, que pasan, en gran medida, por la electrificación del transporte. La apuesta por la conectividad y, en algunos casos, por la conducción autónoma son también elementos que poco a poco están conquistando las grandes capitales. Repasamos algunos ejemplos.

Transporte aéreo

El futuro del taxi pasa por los drones

La leyenda del coche volador lleva demasiados años entre nosotros. Afortunadamente, la popularización de los drones en los últimos años ha abierto un rayo de esperanza para aquellas personas que creen que un transporte aéreo y flexible por ciudad, también llamado ‘Urban Air Mobility’, es posible. Tanto Boeing como Airbus lanzaron sus prototipos con capacidad para cuatro personas (NeXt y Citybus respectivamente) en 2019. En Singapur, la startup Volocopter fue capaz de volar su vehículo en pruebas y tiene previsto comenzar a operar a partir de 2023.

Vehículos multirrotores, con capacidad de aterrizaje y despegue en vertical y, en algunas ocasiones, conducción autónoma. Esos son algunos de los pilares sobre los que se cimentará un transporte que pretende aliviar la sobrecarga de tráfico en el asfalto y llenar nuestros cielos de pasajeros que optan por soluciones sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Un transporte al que la Unión Europea prevé dar luz verde en 2023.

Los primeros taxis voladores llegarán a España en 2022: los veremos en Barcelona y Santiago

Por lo pronto, en España hay varios proyectos en marcha. Uno de ellos lo ha impulsado Enaire, entidad pública responsable de la gestión de la navegación aérea en nuestro país, que tiene previsto efectuar dos pruebas en 2022 en Barcelona y Santiago de Compostela.

Patinete eléctrico

Micromovilidad para la última milla

La irrupción del patinete ha sido tan repentina que ha pillado a un buen número de grandes capitales en fuera de juego. Esta solución, integrada en la micromovilidad, ha dado argumentos a todos aquellos que pretenden aparcar el coche para trayectos cortos, esos que se pueden englobar dentro de la llamada “última milla”, como ir de casa al transporte público o de este al trabajo.

En este sentido, la ciudad de París ha sido una de las últimas en dar un empujón al transporte por patinetes eléctricos. Lime, Tier y Dott han sido las tres firmas ganadoras de un concurso público que les otorga permiso para instalar hasta 15.000 de estos vehículos. La decisión ha llegado después de que la ciudad se sumiera en un ligero caos cuando por sus calles llegaron a circular de manera indiscriminada 20.000 patinetes compartidos. Además, la regulación de esta modalidad de transporte viene de la mano de otra demanda: plazas de aparcamiento. En el momento de asignar la dotación, la alcaldía de París afirmó que estaba trabajando para acondicionar 2.500 puestos.

Bicis eléctricas

Bicicletas para subir cualquier cuesta

La llegada de Bicing a Barcelona significó una de las primeras alternativas de bicicletas compartidas que se instalaron en nuestro país. Pero ha sido la llegada de las bicis eléctricas la que ha permitido darles un impulso en algunos contextos muy sensibles. Hablamos de uno de los transportes más sostenibles (silencioso, limpio, fomenta hábitos saludables y apenas ocupa espacio en la calzada) aunque la orografía de algunas urbes había complicado su popularización.

El caso de Madrid bien podría entrar en esta lista. Algunos espacios de la capital, especialmente en el centro, pueden ser complicados para transeúntes no habituados a subir cuestas empinadas en bicicletas convencionales. Es ahí donde entran en juego las 2.496 bicis eléctricas que la capital española tiene repartidas entre 208 estaciones. Esa apuesta por la movilidad eléctrica en este segmento concreto supone un aliciente para todas aquellas personas que se lo podrían pensar dos veces para subir, por ejemplo, la cuesta de San Bernardo.

Las bicicletas eléctricas han impulsado la movilidad sostenible en ciudades con orografías accidentadas como Madrid o San Francisco

Aunque si existe una ciudad icónica por sus pronunciadas pendientes, esa es San Francisco. La urbe californiana, una ciudad amable para el peatón y el ciclista a pesar de estar ubicada en Estados Unidos, cuenta con un gran inconveniente: unas cuestas dignas del puerto de Angliru (Asturias). Por ese motivo, la progresiva implantación de bicis eléctricas ha sido decisiva para seguir dando pasos hacia un futuro más sostenible.

Transporte público electrificado

Transporte público y eléctrico

Santiago de Chile, Bogotá, Barcelona o algunas ciudades de Italia han sido pioneras en el despliegue de flotas de autobuses electrificados. El transporte público siempre se ha erigido como una alternativa al privado por sus numerosas bondades: descongestiona el tráfico, reduce la contaminación, los niveles de ruido y, en definitiva, es un pilar para un modelo urbano más sostenible.

Uno de los talones de Aquiles, sin embargo, estaba relacionado con las emisiones de gases contaminantes. Durante décadas, fueron habituales los vehículos pesados con motores diésel que se movían por las grandes ciudades haciendo un flaco favor a los pulmones de sus residentes. Pero en los últimos años la situación se ha comenzado a revertir con la puesta en funcionamiento de alternativas más limpias, movidas por gas natural.

El autobús eléctrico se postula como una de las grandes bazas para reducir la emisión de gases contaminantes

En la actualidad, ya hay soluciones en el mercado, como eBUS de Endesa X, que ofrecen productos a medida para transformar flotas de tecnologías tradicionales de combustión en eléctricas de cero emisiones. Planificación de rutas, suministro de vehículos e infraestructuras de carga y otros servicios inteligentes complementarios se encuentran dentro del paquete pensado para renovar las flotas de las grandes ciudades.

Compartir vehículo

Compartir vehículo, descongestionar la calzada

A grandes males, grandes soluciones. Si los coches son uno de los grandes problemas de las ciudades, y algunos estudios dicen que pasan el 95% del tiempo aparcados, ¿por qué no convertirlos en un bien de consumo compartido para descongestionar las calles mientras se fomenta una movilidad limpia, conectada y sostenible? El ‘carsharing’, que ha venido para quedarse, ha transformado en pocos años el paisaje de algunas grandes capitales europeas.

El caso de éxito de Milán le permitió hacerse con el premio Carsharing City Award en 2020 por diferentes motivos. Esta actividad se ha situado en el centro de los esfuerzos de la urbe en su plan de movilidad sostenible, ideado en 2018, que en una de sus vertientes apuesta porque todas las alternativas para compartir transporte sean eléctrica en 2024. Contar con una política de aparcamiento en las calles que favorece esta modalidad así como la eliminación de límites al número de vehículos compartidos que pueden circular por sus calles han sido algunas medidas que le han valido el galardón.

La ciudad de Madrid finalizó en cuarta posición en ese mismo certamen. Han pasado ya unos cuantos años desde la irrupción de servicios como Share Now, Zity, Free2Move o Wible. Medidas como la gratuidad del aparcamiento en la almendra central en zonas azules o verdes es uno de los principales incentivos que han conseguido que los madrileños abracen esta nueva filosofía.