El 47% de la población mundial vivirá en zonas con estrés hídrico en 2030: estos son los planes para evitarlo

Abrir el grifo y que corra el agua es un lujo cotidiano en el que apenas reparamos. Hoy, Día Mundial del Agua, es obligado llamar la atención sobre los 2.200 millones de personas en todo el mundo que aún no tienen acceso a este bien esencial. Aunque la conciencia ambiental para economizar este recurso ha medrado con las nuevas generaciones (España tiene uno de los consumos domésticos más bajos de Europa, 133 litros por habitante/día en 2020, de acuerdo al último informe del INE), aún queda camino por recorrer.

De hecho, la sequía del pasado año dejó en nuestro país cauces de ríos secos y pantanos terrosos, además de ruinas romanas y pueblos que habían quedado sepultados bajo una lámina de agua embalsada, como ocurrió con Aceredo, en Ourense. Y las previsiones no son halagüeñas: se estima que el 47% de la población mundial vivirá en regiones con estrés hídrico en 2030, de acuerdo con datos de las Naciones Unidas.

Para situar la crisis hídrica en la primera línea de la agenda política global, la ONU, como previa a la Conferencia Mundial del Agua, que se celebrará este año en Nueva York, ha elegido este 22 de marzo el lema "Acelerar el cambio". En este contexto, explorar un uso regenerativo de esta materia prima, aplicando los principios de economía circular, parece una de las vías más eficaces para cuidar de uno de nuestros recursos más preciados.

Los ejemplos de Murcia, Cataluña y Canarias

¿Qué significa realmente regenerar el agua? La depurada se somete a nuevo tratamiento para que pueda reutilizarse siguiendo un modelo circular. Así, puede volver a fluir en condiciones óptimas a ríos y acuíferos para empezar de nuevo el ciclo de captación o suministrar directamente a la industria, a las ciudades y a la agricultura para diferentes usos.

Si nos fijamos en España, encontramos tres casos concretos de reutilización, gestionados por Veolia, matriz del Grupo Agbar: Murcia, para la agricultura; Canarias, con el turismo, y Cataluña, para la regeneración del territorio.

Primero viajamos al sur, a Murcia, a la huerta de Europa. No es de extrañar, entonces, que el 100% de las aguas reutilizadas de la depuradora Cabezo Beaza, en Cartagena, está enfocada al uso agrícola. Por la planta pasan 7.319 metros cúbicos al día para 4.300 hectáreas, de las que brotan 412.000 toneladas al año de hortalizas y frutas, como lechugas, coliflores o melones. “Esta agua es determinante para el campo y permite a los agricultores mantener la producción en situaciones de seca severa”, señalan desde Agbar.

Seguimos recorriendo el litoral mediterráneo para llegar a Cataluña. La gran densidad poblacional del área metropolitana de Barcelona, además del cambio climático, afecta a las cuencas de los ríos Ter y Llobregat. Por ello, Aigües de Barcelona ha apostado por la regeneración del agua y el aprovechamiento de los recursos locales con un proyecto de 1.500 millones de euros que opta a los fondos Next Generation de la UE. Este consiste en implementar las últimas tecnologías y adaptar las instalaciones de las dos grandes depuradoras metropolitanas —Baix del Llobregat y Besòs— para que sean capaces de regenerar el agua y reinyectarla en el río para volver a captarla. Otra línea del proyecto pasa por construir dos nuevas plantas desalinizadoras que aprovechen el agua del Mediterráneo.

Y finalmente, nos trasladamos a nuestro archipiélago canario. Allí, la gestión del agua siempre ha sido un desafío: según las cifras oficiales, lidian con un déficit hídrico del 35%. La depuradora de Las Burras, al sur de Gran Canaria, gestionada por Canaragua, procesa cuatro millones de metros cúbicos cada año de agua regenerada para el riego de tres campos de golf (con 1.7 millones de este recurso reutilizado) y zonas verdes municipales.

De acuerdo al primer barómetro de Veolia sobre la transformación ecológica a partir de encuestas en 25 países de cinco continentes, el 85% de los españoles cree que la escasez de recursos es grave y el 62% opina que debemos cambiar de hábitos para reducir la contaminación y el malgasto. Estas cifras, unidas a la campaña global de las Naciones Unidas, Sé el Cambio, basada en la filosofía de una leyenda quechua de Perú, en que un pequeño colibrí transporta gotas de agua en su pico para extinguir un gran incendio, nos muestran que cada gota, cada esfuerzo, por pequeño que sea, suma al objetivo global y 2030 no está tan lejos. Aceleremos ese cambio para que el agua siga siendo un derecho y no un lujo.