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La falta de previsión y de medidas de adaptación agrava la sequía en Cataluña
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Una crisis anunciada

La falta de previsión y de medidas de adaptación agrava la sequía en Cataluña

Con los embalses al 28% de su capacidad, el gobierno de la Generalitat adelanta el escenario de excepcionalidad previsto por el plan de sequía y recurre ahora a actuaciones de urgencia

Foto: Aspecto actual del pantano de Sau, en Barcelona, al 15% de su capacidad. (EFE/S.Wu)
Aspecto actual del pantano de Sau, en Barcelona, al 15% de su capacidad. (EFE/S.Wu)

Lejos de recuperarse, las reservas de agua dulce acumuladas en los embalses de las cuencas internas de Cataluña, de los que se abastecen 224 municipios incluida la gran región metropolitana de Barcelona, siguen descendiendo por la falta de lluvias y por el aumento de las temperaturas debido al cambio climático.

Tras perder casi medio punto en la última semana, los pantanos de las áreas de captación de dichas cuencas acumulan tan solo 189 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, lo que equivale al 27,92% de su capacidad, cuando, según la media de la última década, deberían albergar unas reservas de 492 hm3 y estar al 72,67% de su capacidad. La diferencia es de casi 45 puntos.

Foto: Aspecto del pantano de Rialb en el término municipal de Basella (Lleida) en noviembre de 2022. (EFE/Ramón Gabriel)

Y lo peor de todo es que las predicciones estacionales hasta el mes mayo no indican que vaya a llover mucho más que en años anteriores. Los mapas de probabilidad de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para los próximos meses en el este peninsular sitúan las temperaturas en el tercio superior, es decir, que hará más calor, mientras que arrojan una probabilidad de precipitación acorde con la climatología, es decir que en el mejor de los casos lloverá lo mismo.

De ese modo, la situación de déficit que arrastran los embalses de las cuencas internas catalanas se prolongaría como mínimo hasta los meses de junio y julio, que suelen marcar el mínimo pluviométrico en la comunidad, lo que nos situaría ante un escenario de extraordinaria complejidad de cara al otoño.

placeholder La Generalitat trasvasará el agua que queda en el pantano de Sau al de Susqueda para evitar su pérdida. (EFE/Siu Wu)
La Generalitat trasvasará el agua que queda en el pantano de Sau al de Susqueda para evitar su pérdida. (EFE/Siu Wu)

La preocupación del gobierno catalán es máxima, tal y como transmitía la consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà, en su comparecencia ante los medios informativos esta semana. "Llevamos 29 meses sin que llueva lo que debería de llover —señalaba—, eso supone 11 meses más que durante la sequía del 2008". De hecho, Cataluña no vivía un período de falta de lluvias tan extenso ni tan riguroso desde el año 1905.

Llegados a esta situación, la única opción para mantener las reservas de los embalses pasa por reducir la demanda, algo a lo que pretende contribuir el escenario de excepcionalidad decretado esta semana por la Generalitat para las cuencas Ter-Llobregat y Muga-Fluvià. Una medida contemplada en el Plan de Sequía vigente y que afecta a casi seis millones de habitantes.

Aumento de las restricciones

También se ha aprobado un decreto ley para garantizar el abastecimiento de agua potable a la población y penalizar los incumplimientos del escenario de excepcionalidad, que, entre otras restricciones, impone una reducción del 40% del suministro agrícola y un 15% del industrial, prohíbe el riego de jardines particulares y limita el consumo doméstico a 230 litros por habitante y día.

placeholder Las restricciones al agua de boca podrían llegar este otoño. (EFE/K.Van Weel)
Las restricciones al agua de boca podrían llegar este otoño. (EFE/K.Van Weel)

A este respecto conviene aclarar que, lejos de reducirse, el consumo de agua en los hogares catalanes ha subido en los últimos meses hasta situarse en los 130 litros por habitante y día. Por último, y en previsión de que los cortes de suministro lleguen a afectar a la red de distribución urbana, la Agencia Catalana del Agua (ACA) triplicará las ayudas para el posible abastecimiento a los municipios que se pudieran ver afectados mediante camiones cisterna.

Pero más allá de la puesta en marcha de este plan de respuesta inmediata, los expertos en la gestión del ciclo integral del agua señalan la falta de medidas de adaptación mucho más eficaces por parte de la ACA. Unas medidas que deberían haberse empezado a implementar mucho antes de llegar a la actual situación de excepción. Como las que recoge el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de Digitalización del Ciclo del Agua del gobierno central: una herramienta de adaptación imprescindible para avanzar hacia un uso más eficiente del recurso, tanto en el ciclo urbano como en el regadío y la industria, ante la nueva realidad climática.

Foto: El déficit hídrico va a aumentar a pesar de las lluvias. EFE A. Morell

Para el profesor Rafael Mujeriego, catedrático de ingeniería ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña y uno de los mayores expertos en gestión del agua de nuestro país, "más allá de las actuaciones de emergencia destinadas a promover el ahorro y el uso eficiente del agua y a gestionar de la manera más eficaz la escasez de recursos, lo que resulta igualmente necesario es acelerar la adopción e implantación de nuevas formas de gestión a fin de que puedan estar operativas lo antes posible".

placeholder La Generalitat ha aumentado la dotación para camiones cisterna. (EFE/B.Lorenzo)
La Generalitat ha aumentado la dotación para camiones cisterna. (EFE/B.Lorenzo)

Como señala el profesor Mujeriego, presidente de la Asociación Española de Reutilización Sostenible del Agua (ASERSA) "planificar y proyectar dichas nuevas formas de gestión y poner en funcionamiento los equipamientos necesarios requiere plazos de varios años, incluso décadas, por lo que no son realizables para atender la sequía actual, más allá de ciertas medidas urgentes que suelen ser muy costosas y poco efectivas". Por todo ello, y en su opinión, "no deberían posponerse para dentro de unos años pues podrían estar inconclusas cuando llegue la próxima sequía, que sin ninguna duda llegará".

Foto: Embalse de La Viñuela, en Málaga, la semana pasada. (EFE/J. Zapata)

Los responsables de la ACA son plenamente conscientes de que las cuencas internas afrontan desde hace décadas un serio problema estructural que no hace sino agravarse año tras año a medida que la crisis climática nos empuja hacia los escenarios menos favorables y el déficit hídrico sigue aumentando.

El aumento de temperatura, con el consiguiente incremento de la evapotranspiración, unido al lento pero constante descenso de la precipitación, así como los cambios en el régimen temporal de lluvias, con largos períodos de escasez, seguidos de episodios puntuales de fuertes tormentas que provocan graves inundaciones, conducen a una importante merma de recursos hídricos que, como señalan los modelos climáticos, empeorará en las próximas décadas.

Director de la Agencia Catalana del Agua: "Quizás deberíamos haber declarado la alerta antes de noviembre de 2022"

Así lo establece el último informe sobre los efectos del cambio climático en Cataluña elaborado por el Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible (CADS), donde se advierte que el número de períodos de sequía en Cataluña durante la segunda mitad del siglo XX presenta una significativa tendencia al aumento y que los efectos de estas sequías serán cada vez más severos y no solo tendrán un impacto en la cantidad de agua disponible, sino también en su calidad.

Cuando lo excepcional se hace norma

La propia ACA reconoce que el déficit hídrico en la región metropolitana es de dos metros cúbicos por segundo (m3/s), lo que equivale a 60 hm3 anuales. Y la previsión es que ese déficit se duplique hacia el año 2027 y llegue a triplicarse antes de 2040 hasta alcanzar los 190 hm3 anuales. Por eso resulta tan sorprendente que el actual presidente de este organismo, Samuel Reyes, afirmase esta misma semana en una entrevista para TV3 que "quizás deberíamos haber declarado la alerta antes de noviembre de 2022 pero los indicadores no lo marcaban".

placeholder Embalse de Rialb, en Lleida, en agosto de 2022. (EFE/R.Gabriel)
Embalse de Rialb, en Lleida, en agosto de 2022. (EFE/R.Gabriel)

Pero, más allá de la reacción actual y de la activación, ahora sí, de las alianzas público-privadas necesarias para afrontar juntos la situación de emergencia, ¿se han tomado las medidas adecuadas de adaptación y resiliencia durante los últimos años para prevenirla? ¿Se han empleado todos los recursos disponibles?

La sequía de 2008 llevó a poner en marcha dos estaciones desalinizadoras de agua, sin las cuales la situación ahora sería mucho más grave. Sin embargo, mientras que las desalinizadoras han venido funcionando con una cierta regularidad (la de la Tordera entró en funcionamiento el año pasado) desde el inicio del actual período de sequía, otra de las "formas alternativas de generar recursos nuevos, netos y fiables de agua", como señala el profesor Mujeriego, la recarga del río Llobregat con agua regenerada en la estación de agua regenerada (ERA) de El Prat de Llobregat, tan solo ha entrado en funcionamiento a principios de 2023, cuando estábamos a las puertas de la situación de excepcionalidad.

Foto: Estación depuradora de aguas residuales. (EFE/ J. Lane) Opinión

Esta instalación, pionera en Europa, tiene una capacidad de tratamiento y regeneración de agua de hasta 110 hm³/ año: 110.000 millones de litros que podrían cubrir la práctica totalidad del déficit hídrico previsto en la región metropolitana en los próximos años y destinarse incluso a la repotabilización. Permanece operativa y lista para prestar servicio desde hace 18 años, sin embargo, los actuales dirigentes del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) han venido postergando su utilización hasta ahora. Ahora, en cambio, todo son prisas y el gobierno metropolitano presenta la reutilización de agua regenerada como su gran aportación institucional para hacer frente a la emergencia y evitar más restricciones en el ámbito metropolitano y en el resto del territorio catalán.

Lejos de recuperarse, las reservas de agua dulce acumuladas en los embalses de las cuencas internas de Cataluña, de los que se abastecen 224 municipios incluida la gran región metropolitana de Barcelona, siguen descendiendo por la falta de lluvias y por el aumento de las temperaturas debido al cambio climático.

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