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Por qué los residuos del baño sí importan (o cómo podrían dar electricidad a las ciudades)
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DÍA MUNDIAL DEL MEDIOAMBIENTE

Por qué los residuos del baño sí importan (o cómo podrían dar electricidad a las ciudades)

El cambio de paradigma en torno a los desechos abre la puerta a los beneficios de un tratamiento de las aguas residuales: desde carburante, hasta fertilizantes y agua para el riego

Foto: EDAR de Arroyo Culebro. (Foto: Canal de Isabel II)
EDAR de Arroyo Culebro. (Foto: Canal de Isabel II)

De sobra es conocido el ciclo natural del agua, pero ¿qué ocurre con el ciclo urbano del agua? ¿Cómo se cierra y vuelven a los cauces de los ríos todos los litros que mandamos por el desagüe en nuestras casas? Según la Organización Mundial de la Salud, necesitamos entre 50 y 100 litros diarios por persona para garantizar las necesidades más básicas en materia de salud, un derecho reconocido por la Asamblea de las Naciones Unidas que, añade, debería poder ser accesible tanto de forma económica como física.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al año 2018, los españoles consumimos una media de 133 litros de agua al día. Millones de litros del recurso más básico que existe y que vemos cómo desaparecen cuando tiramos de la cadena del inodoro y quitamos el tapón de la ducha. Esa agua, denominada residual, va cargada de materia orgánica, además de diferentes productos de limpieza, enjuague bucal, restos de gel de baño y papel higiénico.

placeholder La depuración de aguas residuales es clave para el cuidado de los ríos madrileños. (Foto: Canal de Isabel II)
La depuración de aguas residuales es clave para el cuidado de los ríos madrileños. (Foto: Canal de Isabel II)

¿Y hacia dónde va todo eso? El primer lugar que recorre es la red de alcantarillado del municipio, hasta llegar a las instalaciones de depuración. En ellas, y mediante diferentes fases, se consiguen separar los distintos productos de uso humano que desechamos por el desagüe. Una vez descontaminada y gracias a esos procesos, ya está preparada para ser devuelta al cauce del río, no sin antes explotar todos los beneficios que nos puede aportar.

A partir de esa agua residual que reciben las depuradoras, Canal de Isabel II, la empresa pública que gestiona el agua en la Comunidad de Madrid, es capaz de obtener productos alternativos, reciclados y reutilizables que permiten avanzar en la descarbonización de su propia actividad. De esta forma, los desechos ya no son un problema, sino una oportunidad para generar, a partir de los residuos que reciben cada día de forma ininterrumpida, combustibles, carburantes, fertilizantes, compost, agua regenerada o energía eléctrica y calorífica.

De agua residual a carburante y fertilizante

La empresa pública madrileña, sabedora de la importancia de estos procesos, ha introducido distintas tecnologías que le permiten aprovechar y dar nuevos usos a los residuos que transportan las aguas de la Comunidad de Madrid en las 157 depuradoras que gestiona en la región. Uno de ellos es el biogás, ya que de él se puede obtener electricidad, calor o carburantes para vehículos. La corporación produjo 51 millones de metros cúbicos de este componente durante 2021, según fuentes de la compañía. Esta producción posibilitó la generación eléctrica de casi 90 millones de kilovatios hora; es decir, lo equivalente a alimentar eléctricamente una población de más de 75.000 habitantes durante un año.

La versatilidad del biogás permite su uso como combustible para vehículos si se le somete a un proceso de enriquecimiento que lo convierta en biometano. En este sentido, Canal está testando varias tecnologías para probarlo en tres instalaciones de depuración gestionadas por la empresa pública (Viveros de la Villa, La Gavia y Butarque). Estas 'gasineras' proveen de combustible 0 emisiones a más de una veintena de automóviles cada día. De hecho, fuentes de la compañía, reconocen que "con todo lo repostado por los vehículos allí podríamos haber dado entre 40 y 45 vueltas al mundo utilizando únicamente el agua residual como materia prima".

placeholder La 'gasinera' en la depuradora de Viveros de la Villa. (Foto: Canal de Isabel II)
La 'gasinera' en la depuradora de Viveros de la Villa. (Foto: Canal de Isabel II)

Más allá del carburante, el tratamiento de las aguas residuales también favorece a la agricultura. Por un lado, el lodo deshidratado que se extrae tras el tratamiento del agua en las depuradoras, si se aplica en suelos agrícolas, beneficia las cosechas al fertilizarlas y estructurar el suelo. En este sentido, desde el Canal de Isabel II han producido más de 35.400 toneladas de lodo mediante secado térmico solo en 2021.

Ese mismo año produjeron 366 toneladas de fertilizante también a través del fósforo presente en los residuos líquidos tras su cristalización de manera controlada. Se trata de la estruvita, un fertilizante de alto valor, y que la empresa pública produce en su depuradora Sur. Considerada como el “oro blanco” de los residuos, su alto contenido en fósforo, elemento indispensable para la vida, no renovable e insustituible, también facilita la labor de los profesionales de la agricultura.

placeholder La estruvita es un fertilizante elaborado a partir del fósforo presente en los residuos líquidos tras su cristalización. (Foto: Canal de Isabel II)
La estruvita es un fertilizante elaborado a partir del fósforo presente en los residuos líquidos tras su cristalización. (Foto: Canal de Isabel II)

La regeneración es otra de las posibilidades que el agua residual tiene antes de ser devuelta al río. Gracias a esta medida, se aumenta la preservación del agua de abastecimiento al liberar presión sobre la potable. Esta agua depurada tiene la calidad suficiente para el riego de zonas verdes, campos de golf y usos industriales, por ejemplo. En este sentido, en la Comunidad de Madrid hay 33 instalaciones de tratamiento terciario, en las que se produjeron 120 millones de metros cúbicos de agua regenerada en 2021. Con ellos, se regaron más de 2.900 hectáreas de 26 municipios de la región gracias a una red de distribución que recorre 706 kilómetros.

Así pues, en una jornada como hoy, que se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, reivindicar este tipo de iniciativas verdes y orientadas a la circularidad es clave para lograr una economía comprometida con la sostenibilidad, el respeto al entorno, el cuidado de los ecosistemas y la preservación de la biodiversidad.

De sobra es conocido el ciclo natural del agua, pero ¿qué ocurre con el ciclo urbano del agua? ¿Cómo se cierra y vuelven a los cauces de los ríos todos los litros que mandamos por el desagüe en nuestras casas? Según la Organización Mundial de la Salud, necesitamos entre 50 y 100 litros diarios por persona para garantizar las necesidades más básicas en materia de salud, un derecho reconocido por la Asamblea de las Naciones Unidas que, añade, debería poder ser accesible tanto de forma económica como física.

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