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Los océanos están perdiendo memoria: cómo de importante es esto para la Tierra
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Los océanos están perdiendo memoria: cómo de importante es esto para la Tierra

Un estudio descubre que la inercia térmica de las capas más superficiales del fondo del mar está cambiando y, con ello, disminuyendo la capacidad de los científicos para predecir eventos climáticos extremos

Foto: ¿Tienen los mares memoria? (iStock)
¿Tienen los mares memoria? (iStock)

Tendemos a pensar en los océanos como si fueran grandes masas de agua inerte que sufre los efectos de la contaminación humana de manera impasible. Cierto es que albergan muchísima vida en su interior, vida que, además, desconocemos en su mayor parte. Como ya vimos en otros artículos, tan solo se ha mapeado alrededor del 12% de la superficie del fondo de los mares y océanos de todo el planeta. Es por ello que conocemos más de algunos cuerpos celestes, como la luna, que del lecho marino.

A la hora de pensar en ecología y medioambiente, siempre resulta interesante personalizar de alguna forma a los sistemas naturales para cerciorarnos bien del riesgo que corremos si los deterioramos. Pero una reciente investigación ha apuntado a que no es que los océanos estén excepcionalmente vivos, sino que poseen algún tipo de memoria interna cuyo equilibrio nos sirve para predecir cambios importantes en el clima y su composición.

"La memoria de los océanos nos permite sacar previsiones del sistema climático más allá de las escalas temporales del clima"

Estas grandes masas de agua llevan ya un tiempo sufriendo una notable transformación: a medida que se acelera el cambio climático, las aguas del mundo también perciben cambios, con anomalías evidentes no solo en su temperatura, sino también en su estructura, las corrientes que lo circulan e, incluso, en su olor. A medida que va experimentando esta serie de cambios, el fondo oceánico se vuelve más impredecible y errático, como si de repente tuviera algún tipo de demencia. Esta es una bonita metáfora con la que los científicos y oceanógrafos de todo el mundo pretenden ejemplificar esta especie de memoria oceánica.

La demencia del mar

"La memoria es la persistencia de las condiciones del océano, la cual nos permite sacar previsiones del sistema climático más allá de las escalas temporales del clima", explica Hui Shi, del Instituto Farallon en Pentaluna, California, dedicado a estudiar estas grandes masas de agua y sus efectos en los climas y meteorología terrestre. Él es autor de este nuevo estudio que da fe de esta progresiva pérdida de memoria de los mares, demostrando la disminución de esta memoria oceánica y, con ello, haciendo cada vez más difícil la predicción humana de los cambios que podrían producirse de aquí a unos años en los sistemas climáticos.

"Con el paso de los años, el número de grados de la capa superficial del mar disminuirá globalmente durante el próximo siglo"

En dicha investigación, Shi y su equipo estudiaron las temperaturas de la superficie marina (TSM) en la capa superior poco profunda del océano, a la que llamaron 'capa mixta del océano superior' (MLD). A pesar de no ser muy profunda (alrededor de unos 50 metros desde la superficie), esta franja de agua muestra muchísima persistencia en su temperatura, registrando muchos menos cambios que los ocurridos en la atmósfera. En este sentido, los científicos pronostican que, con el paso de los años, el número de grados de esta capa disminuirá globalmente durante el próximo siglo, con variaciones térmicas poco esperadas o previstas en las siguientes décadas.

"Descubrimos este fenómeno examinando la similitud de la temperatura de la superficie del océano durante un año comparándolo con el siguiente", asevera el experto. Según él, la capa de la MLD se está achatando al mezclar su composición con la de las aguas más profundas, lo que hará que esta se reduzca. Así, se espera que la inercia térmica disminuya, haciendo que haya una variación de temperatura mucho más notable.

Foto: Los océanos son una de las mayores fuentes de riqueza. (iStock)

¿Cómo podría afectar esto a la vida marina? Los investigadores creen que "muchas poblaciones de peces van a sufrir un grave impacto", pero que también "algunas se adaptarán mejor que otras". La consecuencia más directa de este fenómeno es que cada vez sea más difícil estudiar la influencia del mar en los próximos años en el clima y lanzar predicciones. Esto, a su vez, repercutirá en la capacidad para predecir eventos meteorológicos como el monzón o las olas de calor.

Shi y su equipo piensan, además, que, al incrementarse los fenómenos climáticos extremos en el futuro y su frecuencia, la necesidad de dar con un pronóstico preciso de las temperaturas del océano, los niveles de precipitación y las anomalías atmosféricas se volverán cada vez más importantes, por lo que, si las masas de agua pierden esta memoria, será mucho más difícil anticiparse y prepararse para estos eventos.

Tendemos a pensar en los océanos como si fueran grandes masas de agua inerte que sufre los efectos de la contaminación humana de manera impasible. Cierto es que albergan muchísima vida en su interior, vida que, además, desconocemos en su mayor parte. Como ya vimos en otros artículos, tan solo se ha mapeado alrededor del 12% de la superficie del fondo de los mares y océanos de todo el planeta. Es por ello que conocemos más de algunos cuerpos celestes, como la luna, que del lecho marino.

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