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PFOAS, el veneno persistente que se acumula en tu cuerpo sin fin
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PFOAS, el veneno persistente que se acumula en tu cuerpo sin fin

Este tipo de compuestos químicos consiguen que nada se pegue a ellos, por lo que son de gran utilidad, pero su impacto en el medioambiente y en nuestra salud es mayúsculo y, además, prácticamente eterno

Foto: El Teflón, el material antiadherente de las sartenes, se creó gracias al C8. Foto: iStock
El Teflón, el material antiadherente de las sartenes, se creó gracias al C8. Foto: iStock

A menudo hablamos de la lista de los 'grandes inventos de la humanidad' en la que se encuentran, siempre, ejemplos como el fuego, la rueda o el transistor. Pero hay un grupo de creaciones que solemos pasar por alto y que han sido necesarias para prácticamente todo lo que nos rodea en este mismo momento: los compuestos químicos. Sin muchos de ellos nuestras vidas poco se parecerían a lo que son ahora. Pero... ¿qué precio hemos tenido que pagar?

En 1947 3M inventó un compuesto que, a primera vista, parecía completamente maravilloso, el ácido perfluorooctanoico, comúnmente conocido como PFOA o C8 (aunque la familia de productos químicos se denomina PFAS). Es un químico que se utiliza como tensioactivo (consiguen que nada se les quede pegado) en multitud de compuestos orgánicos entre los que destaca el Teflón. Su particular estructura química y, específicamente, la fortaleza de la unión entre sus átomos de carbono y de flúor, lo hacen resistente a casi-todo.

"Bajo ninguna circunstancia se debería verter a vías de agua. Pero al final, acabaron vertiendo tanto que perdieron la cuenta"

Esto revolucionó la industria química mundial, dado que nuevos materiales resistentes, impermeables, deslizantes... que antes no eran posibles se volvieron una realidad. Pero había un precio que pagar, y no era económico. Como se explica en un estudio elaborado por la investigadora Carol F. Kwiatkowski y su equipo de la North Carolina State University, estos compuestos "tienen vidas medias que se encuentran en los miles de años". Esto significa que, una de sus grandes virtudes, su resistencia, también es uno de sus mayores problemas.

No solo eso, sino que como explican en el estudio, se trata de sustancias bioacumulables. Esto significa que una vez que entran en nuestro organismo, ahí se quedan; somos incapaces de eliminarlas. No pasaría nada si una vez que esa absorción ha tenido lugar estos compuestos químicos fueran completamente inertes, pero no es así. Diversos estudios científicos, entre los que se encuentra el elaborado por los investigadores Andre Winquist y Cathy Lally de la Emory University en EEUU, describen que una alta correlación entre la exposición a estos compuestos químicos "y la gravedad y número de casos de enfermedades crónicas", entre las que se encuentran los niveles de colesterol elevados, la colitis ulcerosa, las enfermedades tiroideas, el cáncer testicular y renal y la reducida respuesta a las vacunas.

placeholder EL PFOAS se encuentra en la sangre del 99,7% de los estadounidenses. Foto: iStock
EL PFOAS se encuentra en la sangre del 99,7% de los estadounidenses. Foto: iStock

Como se explica en un artículo del New York Times, en 1981, la productora de PFOAS, 3M, advirtió al gigante químico DuPont (que lo utilizaba para producir Teflón) de que la ingestión de estos compuestos químicos producía defectos de nacimiento en ratas. Con estas noticias DuPont elaboró un estudio interno con sus trabajadores de la división de Teflón, determinando que "de siete nacimientos, dos tuvieron defectos oculares". A pesar de esto "la compañía decidió no hacer pública esta información".

"Jamás verter a las vías de agua"

En el documental estrenado en el año 2018, "The Devil We Know", dirigido por Stephanie Soechtig y Jeremy Seifert, el abogado Mike Papantonio explica que en 1991, 3M le dijo en un informe a DuPont que "bajo ninguna circunstancia se debería verter a vías de agua. Pero al final, acabaron vertiendo tanto que en un momento dado perdieron la cuenta de cuánto habían vertido ya". A pesar de esto, en EEUU, la EPA (la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos), aunque limitada, consiguió establecer un límite máximo de PFAS en el agua potable de 70 partes por billón (ppb).

A pesar de esto, mucha gente siguió contaminandose, en particular aquellos que trabajaban directamente con este químico. En el documental de National Geographic "Parched. Toxic Waters" (2017), se explica el caso de un antiguo trabajador de la industria, Ken Wamsley, que tras décadas de trabajar con C8 fue diagnosticado con cáncer de colon y colitis ulcerosa.

placeholder Sistema de filtración de PFAS en una granja de Estados Unidos. Foto: Reuters
Sistema de filtración de PFAS en una granja de Estados Unidos. Foto: Reuters

Pero como explicábamos más arriba, estas sustancias no solo se acumulan en nuestro organismo, sino también en la naturaleza, y dado que su longevidad es tan elevada, las posibilidades de estar contaminado son muy elevadas. En la década de los 70 tanto DuPont como 3M empezaron a realizar pruebas a sus trabajadores para determinar cuáles eran los niveles de absorción y exposición. Para ello, 3M (como se explica en "The Devil We Know"), quería una base de sangre 'limpia' para compararlo. Pero como se explica en el documental, "no había sangre limpia. Le hicieron pruebas a niños; a adultos; se fueron a Asia; a todos los rincones del mundo, y en todas esas sangres diferentes encontraban sus químicos". De hecho, comentan, encontraron sangre limpia, pero resultaba que era sangre que se había tomado "a reclutas del Ejército de Estados Unidos al inicio de la Guerra de Corea", antes de la invención del C8.

De hecho, según explica Sharon Lerner en un artículo publicado en The Intercept, "el C8 fue descubierto en el torrente sanguíneo del 99,7% de los estadounidenses".

Europa, un reducto libre de PFOAS, ¿o no?

Dadas las preocupaciones por los efectos sobre la salud de los PFAS, la Agencia Química Europea (ECHA por sus siglas en inglés) el órgano regulador de los compuestos químicos en la Unión, afirma que desde 2009 esta familia de agentes químicos "ha estado incluida en la Convención Internacional de Estocolmo para eliminar su uso". De hecho, los PFOS han estado restringidos en la UE desde hace más de 10 años, bajo la 'Regulación de Contaminantes Persistentes Orgánicos' (POPs por sus siglas en inglés).

placeholder Localización de los puntos donde se detectó GenX en los Países Bajos.
Localización de los puntos donde se detectó GenX en los Países Bajos.

A pesar de esto, nuevas sustancias como el GenX, una sustancia que se está usando como alternativa al C8 (aunque algunos estudios indican que sus consecuencias tanto medioambientales como sanitarias son muy similares a las del químico retirado) se siguen produciendo. En un estudio elaborado por investigadores de la Vrije Universiteit de Ámsterdam, en Holanda, se explica como el GenX se ha detectado en los espacios naturales cercanos a una planta de producción en los Países Bajos, y también en el agua potable.

Como explican los autores, "la detección de GenX, que solo se utiliza desde el año 2012, en la hierba, las hojas de las plantas y el agua potable indica que esta sustancia química está siendo distribuida por el medioambiente".

Foto: El 97% de las aguas analizadas están contaminadas (EFE)

Esto, por supuesto, es una gran preocupación para la ECHA y para la Comisión Europea, que la han incluido como un serio candidato a la Lista de Sustancias de Preocupación muy Alta (List of substances of very high concern -SVHC-) con lo que es de esperar que más regulaciones de su uso lleguen en el futuro cercano, pero, a día de hoy, aunque no sigamos emitiendo a las vías de agua o al medioambiente más PFAS, el que ya hemos lanzado sigue ahí (y seguirá), afectando nuestras vidas aunque no lo podamos ver.

A menudo hablamos de la lista de los 'grandes inventos de la humanidad' en la que se encuentran, siempre, ejemplos como el fuego, la rueda o el transistor. Pero hay un grupo de creaciones que solemos pasar por alto y que han sido necesarias para prácticamente todo lo que nos rodea en este mismo momento: los compuestos químicos. Sin muchos de ellos nuestras vidas poco se parecerían a lo que son ahora. Pero... ¿qué precio hemos tenido que pagar?

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