El impacto ambiental del agua embotellada es hasta 3.500 veces mayor que el del agua del grifo

Un nuevo estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro apoyado por la Fundación "la Caixa", concluye que el agua embotellada ofrece más beneficios generales a nivel medioambiental que el agua de grifo.

¿Cuál es mejor?

La mayoría de las personas prefieren el agua embotellada al agua del grifo, ya que las características organolépticas del agua del grifo de determinadas zonas suele ser motivo de preocupación (olor, sabor...). De hecho, el mercado de agua embotellada a nivel mundial está creciendo rápidamente, pues aproximadamente 700 millones de hogares la consumen regularmente. Y es que, la calidad del agua del grifo cambia según la ubicación. De todos modos, debemos tener en cuenta que, por ley, en España todas las aguas del grifo deben ser 100% seguras para la salud de los consumidores.

Para producir una botella de plástico se necesita tres veces más agua de la que puede contener

Los científicos de este estudio se centraron en la ciudad de Barcelona debido a la solidez de los datos disponibles. Usando un método de Evaluación del Ciclo de Vida (LCA), los investigadores estimaron el daño a los ecosistemas y la disponibilidad de recursos para tres opciones diferentes de consumo de agua: agua del grifo, agua embotellada y agua del grifo filtrada. También determinaron los impactos indirectos en la salud humana derivados de la producción de agua embotellada y del grifo.

La Evaluación del Ciclo de Vida se realizó utilizando un software específico y un método llamado ReCiPe, que permitió a los expertos estimar el daño a los ecosistemas y a la disponibilidad de recursos, así como valores de consumo de agua y niveles de compuestos químicos en el suministro de agua con datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona.

Opción válida: “marqués de cañerías”

Los resultados mostraron que si toda la población de Barcelona decidiera cambiar al agua embotellada, la producción requerida tendría un costo de 1,43 especies animales perdidas por año y un costo de más de 71 millones de euros al año debido a la extracción de materias primas. Esto es aproximadamente 1.400 veces más impacto en los ecosistemas y 3.500 veces mayor costo de extracción de recursos en comparación con el escenario en el que toda la población cambiase al agua del grifo.

Así, el agua del grifo es miles de veces mejor para el medio ambiente que el agua embotellada, a tenor de los resultados de los científicos españoles. De hecho, para producir una botella de plástico se necesita tres veces más agua de la que puede contener.

“Nuestro estudio muestra que debido a la alta calidad del agua del grifo en Barcelona, el riesgo para la salud es nulo, especialmente cuando tomamos en cuenta las consecuencias generales del agua embotellada”, comenta Cristina Villanueva, investigadora de ISGlobal y coautora del trabajo que publica la revista Science of The Total Environment.

Según los resultados, cambiar al agua del grifo salvaría varias vidas. Considerando los efectos ambientales y de salud, el agua del grifo es mejor opción que el agua embotellada porque el agua embotellada genera una gama más amplia de efectos colaterales.

¿Y el agua filtrada?

"El uso de filtros domésticos, además de mejorar el sabor y el olor del agua del grifo, puede reducir sustancialmente los niveles de trihalometanos (THM) en algunos casos. Por esta razón, el agua del grifo filtrada es una buena alternativa”, añade la experta. Y, aunque los investigadores no contaban con suficientes datos para medir el impacto ambiental del agua de grifo filtrada, saben que es mucho más bajo que el del agua embotellada. Eso sí, hacen hincapié en que los dispositivos de filtrado domésticos necesitan un mantenimiento adecuado para un correcto funcionamiento y para evitar la proliferación microbiana.

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EFE

Respecto al agua analizada, los investigadores aclaran que la calidad del agua del grifo ha aumentado sustancialmente en la ciudad de Barcelona desde la incorporación de tratamientos avanzados en los últimos años. Pero, a pesar de ello, no han visto que haya crecido su consumo entre los habitantes, “lo que sugiere que el consumo de agua podría estar motivado por factores subjetivos distintos a la calidad”, concluye la investigadora.