Día Internacional del Libro: tres grandes obras recomendadas para amantes de la naturaleza
London, Durrell y Heyerdhal. Tres nombres que saben a nieve, a bosque y a mar. Tres libros para disfrutar de la naturaleza y la vida salvaje: cuidado porque son altamente contagiosos
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Ninguno de ellos va a ser el más vendido de este Sant Jordi, Día Internacional del Libro. Ninguno se anuncia como "el libro del siglo" de este año. Su autor no es de los que salen por la tele (y que hoy lo van a petar) ni se lo van a encontrar firmando ejemplares en las carpas de la calle. Como todos los grandes tesoros de la literatura, estos libros están al fondo de la librería, donde acampan los maestros. Pero créanme, si a él o a ella le gusta la naturaleza, con cualquiera de estos títulos van a triunfar. Podría recomendarles treinta, pero casi mejor dejarlo en tres.
Decía Gerald Durrell, probablemente el escritor de naturaleza que ha cautivado a más lectores en todo el mundo, que los seres humanos "somos, desde que nacemos, exploradores de un mundo complejo y fascinante". En mi caso, como el de muchos, ese asombro por el planeta incluye las librerías y los libros.
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Como muchos naturalistas que nacimos en una gran ciudad, mis primeros viajes de descubrimiento alrededor del planeta fueron de papel, sin salir de mi cuarto: amarrado a un libro. Desde sus páginas subí montañas, descendí a las profundidades del mar, me adentré en las junglas, crucé desiertos, descubrí paraísos naturales y conocí animales fascinantes. Y fue así, leyéndolo, como me enamoré perdidamente de nuestro planeta.
Atravesando el gran azul en una balsa
Recuerdo nítidamente mi primera travesía literaria rumbo a lo desconocido. Fue a bordo de uno de los libros que me iban a cambiar la vida:
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En el caso de La expedición de la Kon-Tiki su autor nos detalla cómo preparó el proyecto, consiguió la financiación y llevo a cabo la famosa travesía para atravesar el Pacífico, desde las costas del Perú hasta los archipiélagos de Polinesia, a bordo de una balsa de troncos amarrados con cuerdas de cáñamo, con media docena de hombres y un loro. Su objetivo era demostrar que los primeros pobladores de las islas del Pacífico fueron indígenas americanos preincaicos y que estos cruzaron el océano en embarcaciones de troncos como la que él capitaneó, y a la que llamó Kon-Tiki en honor al mismo dios solar que adoraban incas y polinesios.
El éxito de aquella expedición (realizada en 1947) supuso la confirmación de esta teoría. La narración de aquella hazaña se convirtió, además de un apasionante relato de aventuras, en una auténtica crónica de la naturaleza marina cargada de sobresaltos. Publicado en 1948 y traducido a más de 70 idiomas, se han vendido millones de ejemplares, y sigue siendo uno de los libros de aventuras más leídos del mundo
Páginas heladas
Sin dejar el ámbito de los libros de aventuras, otro grande de la literatura de naturaleza es Jack London. El célebre autor estadounidense afirmaba que "lo fundamental en el ser humano es aprender a convivir con su entorno, y no tan solo existir". Reconocido como uno de los mayores escritores de todos los tiempos, sus crónicas de la vida en el Gran Norte son un canto a la vida salvaje, al amor a los animales, y sobre todo una sentida llamada a respetar la naturaleza. De él aprendí que cada montaña es un lugar sagrado y cada planta, cada animal, un ser respetable, y que una de nuestras mayores satisfacciones debe ser sentirnos parte de la trama de la vida para disfrutar de la inmensa fortuna de habitar la Tierra en compañía del resto de seres vivos que moran en ella.
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Sus libros más célebres son
Naturaleza griega y humor inglés
Y para acabar, aunque he empezado citándolo, un autor que tanto para mí como para buena parte de la gente con la que comparto sendero, mochila y prismáticos, ha sido, es y será el mejor escritor de naturaleza de todos los tiempos: el gran naturalista y divulgador ambiental Gerald Durrell.
El bueno de Gerald estuvo durante años sombreado por la gran talla que adquirió como escritor su hermano Lawrence, el autor de la famosa tetralogía
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Su aclamada trilogía de Corfu, encabezada por
Creo que nunca me he reído tanto con un libro como con
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Con el paso del tiempo,
Ninguno de ellos va a ser el más vendido de este Sant Jordi, Día Internacional del Libro. Ninguno se anuncia como "el libro del siglo" de este año. Su autor no es de los que salen por la tele (y que hoy lo van a petar) ni se lo van a encontrar firmando ejemplares en las carpas de la calle. Como todos los grandes tesoros de la literatura, estos libros están al fondo de la librería, donde acampan los maestros. Pero créanme, si a él o a ella le gusta la naturaleza, con cualquiera de estos títulos van a triunfar. Podría recomendarles treinta, pero casi mejor dejarlo en tres.