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El cuñadismo climático atraviesa sus momentos más difíciles
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El cuñadismo climático atraviesa sus momentos más difíciles

Los negacionistas del cambio climático enmudecen al llegar el horario de invierno en pleno verano, tras vivir el mes de octubre más cálido desde que se tienen registros y mientras celebramos otra castañada en manga corta

Foto: Aspecto de la playa del Postiguet, en Alicante, esta semana. (EFE/Morell)
Aspecto de la playa del Postiguet, en Alicante, esta semana. (EFE/Morell)

Hace tiempo que quienes persisten en negar el cambio climático empezaron a migrar en masa al relativismo, pasando del "eso no va a pasar" al "eso no me va a pasar a mí". Su posicionamiento sigue siendo tan egoísta como pragmático y está basado en la idea de que, vale, de acuerdo, pero si de lo que me vas a hablar es de cómo se vivirá aquí en el año 2100, lo siento, pero es algo que no me atañe. Pero entonces llega el largo y cálido verano del 2022 y las perspectivas cambian.

Los cuñados se dan de bruces contra las noticias que encabezan los digitales y las imágenes compartidas en las redes sociales, quedándose sin argumentos para rebatir el cambio climático y pasando a modo off en masa. Porque, como canta Serrat, "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio".

Foto: Estas son las zonas afectadas por la subida de temperaturas.(Aemet)

Y la verdad es que más allá de los 38 grados en Melilla o los 34 en Granada, en el norte de España, las temperaturas llevan clavadas más de una semana entre los 30 grados de máxima, o incluso más, y los 25 grados de mínima o superior.

Mientras escribo estas líneas leo que en Santander han pasado la noche a 25 grados y en Bilbao han amanecido a 28. Está previsto que este lunes se batan récords de calor en más de 40 estaciones meteorológicas de todo el país, con temperaturas hasta 15 grados por encima de lo normal para estas fechas. Por cierto, se me olvidaba anotar que este martes es uno de noviembre.

placeholder El calor extremo se extiende por todo el planeta. (iStock)
El calor extremo se extiende por todo el planeta. (iStock)

Las opiniones de las mujeres y los hombres del tiempo van desde la incredulidad a la consternación. Nada de lo que estamos viviendo se puede explicar desde fuera del cambio climático. Nadie en su sano juicio puede poner en duda que lo que ocurre en España y la mayor parte de Europa va mucho más allá de los cambios de tiempo propios de estas fechas. Porque lo que ha cambiado ya es el clima, no el tiempo.

En Roma están estos días a 28 grados, mientras en varios puntos del resto de Italia se superan los 33. En Holanda, la agencia estatal de meteorología lanzaba una alerta de calor para este fin de semana con previsiones de máximas por encima de los 25 grados, cuando a principios de noviembre deberían estar en torno a los doce.

placeholder El verano dura ahora 40 días más que en los años ochenta. (EFE/Pep Morell)
El verano dura ahora 40 días más que en los años ochenta. (EFE/Pep Morell)

En Bruselas se alcanzaron los 24 grados ayer, algo absolutamente inusual para estas fechas. En París, donde hace dos semanas 140.000 personas se echaron a la calle en protesta contra la inacción climática, llevan un fin de semana con los termómetros instalados en torno a los 25 grados, mientras estos días se superaban los 30 grados en muchas otras ciudades francesas. Eso sin hablar de los cerca de 40 grados que se están registrando en algunas localidades de Marruecos, donde parecen estar viviendo en una constante ola de calor.

Todo ello en una semana en que la revista médica The Lancet, poco sospechosa de sensacionalista, publicaba un detallado y demoledor informe según el cual en las dos últimas décadas las muertes por exceso de calor han aumentado un 95% en Europa, con nuestro país a la cabeza del número de víctimas. Así, mientras el estudio llevado a cabo por los médicos sitúa la media europea de muertes relacionadas con las temperaturas extremas en 15 personas por cada millón de habitantes, en España la cifra se eleva hasta el doble. Un dato que encaja con el hecho comprobado de que los españoles sufrimos más del doble de jornadas de altas temperaturas ahora que hace diez años.

Foto: En 2100 la humanidad sufrirá estrés por calor peligroso constante la mitad del año (iStock)

Por todo ello, el informe de The Lancet sitúa a España como el país europeo con mayor riesgo de muerte por calor extremo para la población, y advierte que, si el cambio climático sigue avanzando hacia los peores escenarios, las muertes asociadas al exceso de calor podrían multiplicarse por dos hacia 2050.

El titular del informe de los médicos no podía ser más explícito respecto a las causas de este aumento en el número de muertes por exceso de calor: 'Informe del 2022 sobre salud y cambio climático: la salud a merced de los combustibles fósiles'. En el texto puede leerse que "la persistente dependencia excesiva de los combustibles fósiles está empujado al mundo a una crisis mundial de energía y costo de vida mientras el cambio climático aumenta sin cesar. Sus impactos son cada vez peores y están afectando cada vez más a los cimientos de la salud y el bienestar humanos en todo el mundo". Se entiende que los cuñados estén optando por achantarse al respecto.

Hace tiempo que quienes persisten en negar el cambio climático empezaron a migrar en masa al relativismo, pasando del "eso no va a pasar" al "eso no me va a pasar a mí". Su posicionamiento sigue siendo tan egoísta como pragmático y está basado en la idea de que, vale, de acuerdo, pero si de lo que me vas a hablar es de cómo se vivirá aquí en el año 2100, lo siento, pero es algo que no me atañe. Pero entonces llega el largo y cálido verano del 2022 y las perspectivas cambian.

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