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La bahía de Algeciras: de paraíso natural a gasolinera de bajo coste
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Un punto negro del litoral

La bahía de Algeciras: de paraíso natural a gasolinera de bajo coste

Más allá del accidente del OS35, las organizaciones ecologistas llevan años alertando de los constantes vertidos de fueloil que se producen en la zona, una de las más contaminadas del Mediterráneo

Foto: Vista de la Bahía de Algeciras. (AGI)
Vista de la Bahía de Algeciras. (AGI)

La franja del litoral gaditano que se extiende desde la Ensenada de Getares (Algeciras) hasta el Cabo de Gracia (Tarifa) conforma uno de los espacios naturales más valiosos de la costa española: el Parque Natural del Estrecho, con un área protegida que abarca cerca de veinte mil hectáreas marítimo-terrestres, extendiéndose hasta una milla mar adentro, a más de doscientos metros de profundidad.

La declaración de este singular punto de la costa, donde se juntan las aguas del mar Mediterráneo y del océano Atlántico como espacio protegido obedece a la importante biodiversidad que acoge, con alrededor de dos mil especies de flora y fauna, destacando las colonias de coral rojo y de diversas algas y fanerógamas amenazadas que pueblan sus fondos, el constante paso de cetáceos (delfines, calderones, marsopas, cachalotes y orcas, entre otros), muchos de ellos residentes, y la elevada presencia de tortugas marinas, algunas de las cuales desovan en sus playas.

Foto: Vistas de Cala D'hort, en Ibiza. (iStock)

Además, el hecho de ser el punto de unión más próximo entre los dos continentes (tan solo 14 km) lo convierte en un auténtico embudo natural, un pasillo natural por el que transitan las principales rutas migratorias para diferentes especies de aves, que aprovechan este punto geográfico para 'saltar' del uno al otro.

Así, cada año millones de ejemplares de cigüeña blanca, águila culebrera, halcón abejero y muchas otras especies de aves veleras y de pequeños paseriformes, se juntan en los oteros y las campas que envuelven el Parque Natural del Estrecho para cruzarlo, lo que hace de este lugar, además de la reserva natural más meridional de Europa, una de las áreas más importantes para las aves de todo el planeta.

Los pequeños vertidos frente al litoral tienen efectos mucho más perjudiciales que los grandes que se dan mar adentro

Pero la zonificación de este espacio protegido presenta una singularidad que lo hace altamente vulnerable: la exclusión de su área de protección de uno de sus lugares más destacados: la bellísima bahía de Algeciras, antaño paraíso natural transformado en una de las zonas portuarias más concurridas y contaminadas de todo el Mediterráneo.

El accidente y hundimiento del OS-35 frente a Gibraltar y el importante vertido de fueloil tras la rotura del casco ha provocado un nuevo episodio de contaminación en la bahía, pero no se trata ni mucho menos de un hecho aislado, ni de la mayor de las tragedias que amenazan a este importante enclave del litoral.

placeholder Vista aérea del vertido del buque 'OS 35' en la bahía de Algeciras. (EFE/A. Carrasco)
Vista aérea del vertido del buque 'OS 35' en la bahía de Algeciras. (EFE/A. Carrasco)

Los informes sobre impacto ambiental de los hidrocarburos señalan que los pequeños vertidos que se producen en las zonas más próximas al litoral tienen efectos mucho más perjudiciales que los que se dan mar adentro. Pero además, los que se producen tras accidentes y hundimientos dan lugar a la aparición de grandes manchas de fueloil, generando episodios de contaminación muy vistosos y alarmantes, pero no más dañinos para los ecosistemas marinos que los pequeños y constantes vertidos, menos aparentes y llamativos, que tienen lugar a diario. Como los que vienen dándose periódicamente en la bahía de Algeciras debido al enfrentamiento entre las autoridades de España y Gibraltar en la aplicación de la normativa internacional de prevención ante el constante trasiego de carburantes, a menudo ilegal, con malas prácticas y sin las debidas medidas de precaución.

Foto: Varias personas observan la fuga de combustible del buque OS 35 desde uno de los miradores del Peñón. (Reuters/Jon Nazca)
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Hace años que las organizaciones ecologistas advierten de que este absoluto descontrol, sumado a la falta de medidas anticontaminación de Gibraltar, ha convertido la bahía de Algeciras en una gigantesca gasolinera low-cost en la que los buques operan a sus anchas, sin atender a escapes ni vertidos accidentales, sin la exigible vigilancia por parte de las autoridades portuarias y con total impunidad.

placeholder Labores de extracción del combustible del OS35. (EFE/A. Carrasco)
Labores de extracción del combustible del OS35. (EFE/A. Carrasco)

Por eso, más allá de haber extraído con éxito el 80% del medio millar de toneladas de combustible que albergaban sus depósitos, más allá de que, aunque parte del vertido ha alcanzado las playas, se haya evitado una tragedia aún mayor, y por supuesto mucho más allá de la recurrente estrategia de culpar de la tragedia al capitán, este nuevo incidente debería llevar a las autoridades a tomar las medidas necesarias para que la bahía de Algeciras deje de ser la gran sentina del Mediterráneo.

Porque lo que ha ocurrido con el OS-35 es otra evidencia del peligroso tinglado que algunos tienen montado en este punto negro de nuestro litoral, situado junto a una de las reservas marinas más importantes de Europa. Un tinglado de intereses en el que las operaciones de trasvase de combustible ('bunkering') se llevan a cabo muy a menudo de forma ilegal por compañías con sede en Gibraltar, tal y como vienen enunciando desde hace décadas los grupos ecologistas.

La franja del litoral gaditano que se extiende desde la Ensenada de Getares (Algeciras) hasta el Cabo de Gracia (Tarifa) conforma uno de los espacios naturales más valiosos de la costa española: el Parque Natural del Estrecho, con un área protegida que abarca cerca de veinte mil hectáreas marítimo-terrestres, extendiéndose hasta una milla mar adentro, a más de doscientos metros de profundidad.

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