Este es el 'producto' más abundante de los campos de cultivo europeos

Las tierras de cultivo europeas se están convirtiendo en el mayor reservorio mundial de microplásticos debido a las altas concentraciones de este tipo de residuo presente en los fertilizantes derivados de los lodos de depuradora.

Esta es la sorprendente conclusión a la que han llegado un equipo de investigadores de la Universidad de Cardiff y la Universidad de Mánchester encargado de estudiar la composición de los suelos agrarios europeos. Los resultados de dicho trabajo han sido publicados en la revista 'Environmental Pollution'.

El informe concluye que anualmente se vierten entre 31.000 y 42.000 toneladas de microplásticos a los campos europeos, lo que equivaldría a una cantidad de hasta 710 billones de partículas de este contaminante.

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El equipo de investigadores estima que los microplásticos extraídos de las aguas residuales que llegan a las depuradoras representan aproximadamente el 1% del peso de los lodos que se reciclan para transformarlos en fertilizante agrícola.

En proporción, los suelos de Reino Unido son los que estarían soportando una contaminación más elevada por microplásticos, con entre 500 y 1.000 partículas por metro cuadrado de tierra vertidas cada año. Pero el segundo país con los suelos más ‘plastificados’ es España, a la que siguen Portugal y Alemania.

Los lodos de depuradora previamente tratados vienen utilizándose comúnmente como abono en todos los países europeos, siguiendo las orientaciones de la UE y del propio Ministerio de Agricultura, que promueven la segregación de esta fracción de los residuos urbanos para que, en lugar de ir a parar a los vertederos, acabe en las incineradoras para producir energía o se transforme en fertilizante agrícola para abonar los agotados campos de cultivo europeos.

Los investigadores que han elaborado este estudio han monitorizado el tránsito de los microplásticos esparcidos en las tierras de cultivo y han comprobado que son arrastrados hasta los cursos fluviales y el mar por medio de la escorrentía de las aguas superficiales, y que también llegan a infiltrarse a los acuíferos contaminando las aguas subterráneas.

Los microplásticos con un tamaño inferior a cinco milímetros representan una gran amenaza para la vida silvestre, ya que se ingieren fácilmente y acaban circulando por toda la cadena trófica, transportando sustancias tóxicas y patógenos peligrosos que afectan a toda la cadena alimentaria y representan una seria amenaza para la salud humana.

La práctica de esparcir lodos de depuradora en tierras agrícolas podría convertirlas en uno de los mayores reservorios de microplásticos

Los análisis del equipo revelaron que los actuales sistemas de tratamiento de las plantas depuradoras de aguas residuales logran retener las partículas de plástico más grandes, sin embargo, cada gramo de lodo de depuradora contenía hasta 24 microplásticos inferiores a cinco milímetros, que representaban aproximadamente el 1% de su peso. Los datos se cruzaron con los de la Comisión Europea y Eurostat sobre el uso y la aplicación de lodos de depuradora como fertilizante en todo el continente.

Con todo, los investigadores señalan en su artículo que la metodología empleada en el estudio no les permitió detectar la presencia de los nanoplásticos, las partículas inferiores a un milímetro, por lo que es probable que las concentraciones de este material en los lodos de depuradora sean mucho más altas que las que recogen sus estimaciones.

Para el profesor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Cardiff James Lofty, autor principal del estudio: "Nuestros resultados demuestran la magnitud del problema de contaminación de los suelos europeos y sugieren que la práctica de esparcir lodos de depuradora en tierras agrícolas podría convertirlas en uno de los mayores reservorios mundiales de microplásticos".

En la actualidad, no existe una normativa específica que determine los límites de la presencia de microplásticos en los lodos de depuradora utilizados para elaborar fertilizantes agrícolas, por lo que es imposible determinar su carga de toxicidad y cuantificar su responsabilidad en la extensión de este tipo de contaminante por todo el planeta, especialmente en los mares.