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Los pueblos indígenas con un móvil podrían reducir un 20% la deforestación mundial
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Los pueblos indígenas con un móvil podrían reducir un 20% la deforestación mundial

Los bosques del Amazonas son esenciales para luchar contra la actual crisis climática. La incapacidad para evitar la deforestación hace que la mejor opción sea recurrir a los pueblos

Foto: La pérdida de cientos de miles de hectáreas de bosque amazónico. (Unsplash)
La pérdida de cientos de miles de hectáreas de bosque amazónico. (Unsplash)

Los bosques del Amazonas contienen unos 37.700 millones de toneladas de carbono, el equivalente a 29 veces las emisiones de todos los vehículos de pasajeros de todo el mundo en un año, pero la selva tropical, no solo la americana, sino las de otras latitudes sufren un problema común: la deforestación.

Ahora, un trabajo científico publicado en la revista de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha demostrado que dotar a las comunidades indígenas con tecnología de detección remota puede ayudar a reducir la deforestación en un 20% a nivel global. De este modo, los pueblos remotos y menos ‘poderosos’ de la Tierra, tendrían en sus manos la posibilidad de contribuir de manera muy significativa a la crisis climática, ya que la tala de árboles libera enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.

“Se trata de poner la información de deforestación en manos de quienes se ven más afectados y pueden actuar para detenerlo”

En concreto, el estudio ha demostrado que el patrullaje de la Amazonía realizado por sus propios pueblos indígenas en busca de la deforestación mediante teléfonos inteligentes y datos satelitales puede ser esa “fuerza poderosa” contra el cambio climático. El ensayo se realizó en la zona amazónica del Perú donde en el primer año se logró una caída de la deforestación del 52% y de un 21% más el segundo ejercicio, comparado con aquellas comunidades que no tuvieron esta estrategia.

Precisamente, la reducción de la deforestación se concentró en las zonas que se enfrentan a mayores amenazas como la minería ilegal, la tala y la plantación de coca. Según la publicación, la investigación se ha realizado en un área que está incluida en un estudio más amplio sobre vigilancia de las comunidades locales a sus propios recursos naturales llevado a cabo en Brasil, China, Costa Rica, Liberia, Perú y Uganda.

Uno de los co-autores del estudio Jakob Kopas ha subrayado que, si sus resultados se verifican en otros lugares, contar con otros programas similares de vigilancia comunitaria que desarrollen los pueblos indígenas puede ayudar a realizar una gestión forestal sostenible “a mayor escala”. En sus cálculos, estima que la vigilancia tecnológica y el cumplimiento de la ley impuesto por las comunidades locales y los funcionarios estatales podría fomentar la conservación de los bosques tropicales a fin de combatir la crisis climática.

placeholder Los bosques amazónicos son capaces de absorber una parte del CO2. (Unsplash)
Los bosques amazónicos son capaces de absorber una parte del CO2. (Unsplash)

En la actualidad, un tercio del Amazonas corresponde a unos 3.344 territorios reconocidos formalmente como propiedad de pueblos indígenas. El estudio afirma que el 17 por ciento de la deforestación en este pulmón del planeta tuvo lugar en bosques de áreas nacionales protegidas o bien en territorios indígenas, frente al 83 por ciento de la tala que contabilizada en partes de la Amazonía no protegidos por los Gobiernos ni propiedad de estos pueblos.

Suzanne Pelletier, directora ejecutiva de Rainforest Foundation US (RFUS) --una ONG protectora del Amazonas y que ha contribuido al estudio--, ha destacado que, aunque el reconocimiento formal de la titularidad de las tierras de los pueblos indígenas es “clave para proteger sus territorios de la deforestación, es más eficaz cuando se combina con la gestión forestal activa, y una robusta gobernanza comunitaria y local”.

Por su parte, el presidente de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), Jorge Pérez Rubio, celebra que el estudio evidencia que apoyar a las comunidades con la tecnología más reciente permite reducir la deforestación. En esa misma línea ahonda la gerente sénior de compromiso mundial de Global Forest Watch, Jessica Webb, que afirma que ahora hay “pruebas cuantitativas que muestran que brindarles a las comunidades acceso a los datos de deforestación realmente funciona”.

Cómo funciona

En la investigación ha participado también el World Resources Institute (WRI) que junto con RFUS y ORPIO ha dado asistencia en la planificación del estudio y el análisis de datos. Las imágenes satelitales registran cambios en la cobertura forestal, un algoritmo creado por el laboratorio GLAD (Análisis y Descubrimiento Terrestre Mundial) de la Universidad de Maryland detecta los cambios y emite alertas de deforestación que están disponibles en la aplicación móvil Forest Watcher de la plataforma Global Forest Watch.

Hasta ahora, rara vez las alertas de deforestación se filtraban hasta las comunidades remotas de la selva tropical, de modo que estos pueblos no conocían que había “invasores despejando tierras de la comunidad” por lo que no podían detenerlos. “Se trata simplemente de poner la información de deforestación en manos de quienes se ven más afectados por sus consecuencias y quienes pueden actuar para detenerlo”, expone el director de Perú para RFUS, Tom Bewick.

placeholder Extensión de bosque en la Amazonia brasileña. (EFE)
Extensión de bosque en la Amazonia brasileña. (EFE)

De este modo, se asignó a 39 comunidades indígenas su participación en el programa de vigilancia. Tres representantes de cada una de ellas fueron capacitados para realizar el patrullaje de vigilancia mensual y verificar los informes de deforestación ilegal. Los indígenas recopilaron datos de forma regular sobre deforestación sospechosa, con fotos satelitales e información GPS. Una vez al mes, los mensajeros navegaban por el río Amazonas y entregaban memorias USB con esta información a los poblados remotos, donde después se descargaba esta información en sus teléfonos inteligentes y estos datos se usaban a continuación para guiar a las patrullas hasta los lugares con alteración forestal.

Cuando identificaban deforestación no autorizada se presentaban las pruebas a la consideración de la asamblea general de la comunidad para decidir las medidas a tomar. Si esta situación involucraba a los narcotraficantes, las comunidades podían presentar las pruebas a las autoridades públicas, pero en circunstancias de menos riesgo, los miembros podían decidir intervenir directamente echando a los infractores de sus tierras.

El geógrafo de RFUS, Cameron Ellis, advierte de que si en la próxima década no cambia nada, los pueblos indígenas del Amazonas podrían perder 4,4 millones de hectáreas de bosques tropicales, “en gran parte a manos de personas ajenas que invaden sus territorios para talar árboles”. Sin embargo, añade que si la metodología de vigilancia forestal y comunitaria fuera ampliamente adoptada y fortalecida por la gobernanza global “sería posible reducir la pérdida forestal en la Amazonía casi un 20%”.

Foto: Tala de bosques amazónicos. Foto: EFE

Esta solución tecnológica de vigilancia forestal comunitaria, de acuerdo con proyecciones de RFUS, podría salvar solo en Brasil 415.000 hectáreas de los 2,2 millones de hectáreas de selva tropical en los pueblos indígenas que probablemente se perderán en la próxima década. En Perú, el potencial de salvación es de 186.000 de las 500.000 hectáreas de bosques tropicales en riesgo, controlados por pueblos indígenas.

Durante los dos años del estudio, las comunidades locales impidieron la destrucción de 456 hectáreas de selva tropical y evitaron la liberación de 234.000 toneladas de emisiones de CO2. Ahora esta solución tecnológica podría frenar este riesgo para la biodiversidad mundial y ayudar a mitigar el cambio climático.

Los bosques del Amazonas contienen unos 37.700 millones de toneladas de carbono, el equivalente a 29 veces las emisiones de todos los vehículos de pasajeros de todo el mundo en un año, pero la selva tropical, no solo la americana, sino las de otras latitudes sufren un problema común: la deforestación.

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