Cuánto ahorramos los españoles por las bolsas reutilizables que usamos

La cultura del usar y tirar, tan arraigada en nuestra sociedad, comenzó a extenderse en los sesenta cuando aparecieron las primeras bolsas de plástico, que se repartían en ferias y otros eventos. Más tarde lo hicieron las latas de bebidas, el primer cartón de leche y las botellas de bebida de plástico PET. Nuestro país acumula 12 millones de toneladas de residuos en los vertederos cada año, una cifra que lo convierte en el país europeo con más volumen en valores absolutos. Además, la tasa de reciclaje de residuos municipales (35%) está por debajo de la exigida desde Bruselas (50%) y de la media del continente (47,4%).

Entre todos estos residuos, preocupan las bolsas de plástico: cada persona se deshace de 144 al año, lo que equivale a un total aproximado de 6.800 millones en todo el territorio nacional. Compra, usa la bolsa unos 12 minutos y la tira a la basura, de acuerdo con un informe. No solo supone un gran desperdicio de recursos y energía, sino que hay que tener en cuenta que esta bolsa tardará entre 150 y 500 años en degradarse en la naturaleza.

La solución está en apostar por las bolsas reciclables. ¿Nos vale cualquiera? La respuesta es afirmativa si la podemos reutilizar muchas veces, lo cual siempre será más beneficioso que usar una bolsa de plástico. Según un estudio, las de algodón orgánico deberían usarse 20.000 veces para tener la misma huella ambiental que una de plástico y 7.100 las de algodón convencional. Asimismo, necesitaríamos usarlas 43 veces si son de papel y 35 si son de polipropileno o de poliéster. Por tanto, si cada año dejamos de utilizar esas 144 bolsas de plástico de un solo uso por persona, a razón de cinco a 15 céntimos, ahorraremos entre 340 y 1.020 millones de euros (7,2 y 21,6 euros por persona).

El 90% de la basura marina es plástico

Aparte de un alivio para nuestro bolsillo, evitar el consumo de estas bolsas favorece a los mares: el 90% de la basura marina es plástico. Entre el 1,5 y el 4% de la producción total de este material termina flotando en las aguas; solo en la UE, son entre 150.000 y 500.000 toneladas. Todos los kilos que se arrojan al mar en Europa, norte de África y costa este de Estados Unidos son arrastrados por la corriente del Golfo y la de Canarias hasta sus costas. Un estudio científico en el que ha colaborado Urbaser pretende analizar el impacto de microplásticos en los sedimentos marinos de las islas de Tenerife, Gran Canaria, La Gomera, La Palma, El Hierro, Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa. Con los resultados de la investigación, se espera obtener los primeros datos sobre la acumulación y distribución de microplásticos en el fondo marino de estas costas y aplicarlos al medio marino en general.

Este proyecto se centra en el largo plazo, pero ¿qué se ha hecho a corto? Con el mismo objetivo, esta empresa de gestión medioambiental sustituyó en 2019 las tradicionales bolsas negras de plástico de los trabajadores de limpieza por otras de tela procedentes de los uniformes usados en los servicios prestados en Omán. La decisión permitió reducir el uso de las bolsas de plástico en un 50%. En el servicio de limpieza de estas calles, se utilizaban más de un millón y medio de bolsas de plástico al año.

Otra iniciativa de Urbaser a pequeña escala, puesta en marcha junto con el Ayuntamiento de Calafell, en Tarragona, con motivo de la Semana Europea de la Prevención de Residuos en 2019, pretendía sustituir las bolsas de plástico por otras reutilizables en los mercadillos municipales, al ser generadores de grandes cantidades de este tipo de envases. El resultado: 1.022 bolsas de plástico evitadas. Además, con las recogidas, se llevó a cabo un taller de aprovechamiento para niños.

Estas iniciativas buscan cumplir los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas para impulsar la economía circular. En este mismo marco, el martes 18 de mayo se aprobó en el Congreso el proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados: a partir del 1 de enero de 2023, queda prohibida la distribución gratuita de productos de plástico de un solo uso; se impide la introducción en el mercado de otros productos de plástico, como pajitas, bastoncillos, cubiertos o platos, y se grava la incineración o el depósito de residuos en vertederos. Una ley imprescindible si tenemos en cuenta que en 2018 se recogieron 485,9 kilos de residuos por persona, un 0,4% más que en el año anterior, 18,3 millones de residuos mezclados y 4,4 millones de recogida separada, de acuerdo con la última 'Estadística sobre recogida y tratamiento de residuos' del INE.