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En barrio rico y de derechas: ¿la Lotería de Navidad cae donde más falta hace?
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MÁS DE 1.400 PREMIADOS DESDE 2010

En barrio rico y de derechas: ¿la Lotería de Navidad cae donde más falta hace?

Como sucede con Doña Manolita, cuantos más números diferentes tenga una tienda, más aumentan las probabilidades de que vendan algún gran premio

Foto: Una cola de personas en Doña Manolita. (EFE/Villar)
Una cola de personas en Doña Manolita. (EFE/Villar)

"El Gordo ha caído donde más falta hace". Esta frase es, junto a los niños de San Ildefonso, la gente disfrazada en el Teatro Real y la revisión de la pedrea por si algo toca, patrimonio de la Lotería de Navidad. Cada año, con cada premio, los reporteros acuden a las administraciones de lotería para cubrir a los afortunados ganadores. Y con cada botella de cava descorchada, el cliché: "El Gordo cae donde más se le necesita". Pero ¿qué dicen los datos?

Los tres primeros premios, los de mayor importe, han ido a parar más veces en zonas de rentas altas. Desde 2010, un 51,1% de estos décimos premiados fueron vendidos en administraciones situadas en secciones censales con rentas por encima de la media provincial. Frente a este dato, un 38,3% fueron vendidos en barrios de rentas bajas y un 8,8% en zonas de rentas próximas a la media. Del porcentaje restante, un 1,8%, corresponde a secciones censales de Navarra de las que no hay información de la renta de sus residentes.

Podría darse el caso de que haya más administraciones de lotería en los barrios más pudientes, pero no es así. La red de puntos de venta de loterías y apuestas del Estado tiene una distribución muy homogénea. Hay casi el mismo número de administraciones en los barrios humildes y en los más adinerados: ambos cuentan con el 44% de todas las administraciones.

Los datos extraídos de la página web de Loterías y Apuestas del Estado confirman que los tres primeros premios, de 400.000 euros por décimo en el caso del Gordo, de 125.000 euros para el segundo y de 50.000 euros para el tercero, han caído, en su mayoría, en zonas de gente adinerada. Si además tenemos en cuenta el sentido del voto en las últimas elecciones generales, en las que ganó el PSOE, salen más premios en secciones censales donde se votó de forma mayoritaria a la derecha.

¿Esto desmonta el tópico de que el Gordo cae donde más se le necesita? Para Javier Álvarez Liébana, divulgador y docente de la Facultad de Estadística de la Universidad Complutense de Madrid, faltan datos que avalen esta explicación. Es decir, hay más variables a tener en cuenta.

Por ejemplo, información sobre el volumen de venta de cada administración, algo que no publica Loterías y Apuestas del Estado, o la variedad de números vendidos en cada una. Doña Manolita (Madrid) o La Bruixa d’Or (Sort) son de las que más décimos venden cada año. Tanto en número como en variedad. Su probabilidad de vender uno o varios de los primeros premios sube. Y así sucede. La administración madrileña vendió décimos del Gordo en 2017, 2019 y 2020 y la de Lleida vendió en 2017 el Gordo y un tercero. Ambas están situadas en zonas de renta más alta. Son valores atípicos cuyo peso influye en el cálculo. "En términos de renta, por ejemplo, Amancio Ortega sería nuestro valor atípico", explica Álvarez. Otras administraciones que venden muchos números y han vendido varios premios en los anteriores sorteos, como la gasolinera de la Autopista del Sur, en Granadilla de Abona (Tenerife), están situados en zonas de rentas más bajas, pero son las menos, por lo que no contrarrestan la distorsión de las primeras.

En la interpretación también hay que tener en cuenta los umbrales de renta. Si solo mostramos dos categorías, por encima o por debajo de la mediana, los porcentajes se aproximan, con el 44% de los premios vendidos en zonas de rentas bajas y el 56% en rentas altas. Al analizar los deciles, esto es, dividir en diez tramos los niveles de renta, se observan desviaciones importantes en los valores extremos: en las administraciones de las zonas más ricas se vendieron más premios y en las más pobres, menos; en el resto, la distribución es uniforme.

Foto: Llegada de los bombos del sorteo al Teatro Real. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Otra de las precauciones al leer los porcentajes es el tamaño de la muestra. "Imagina que queremos saber si una moneda está trucada. Si la lanzamos cien veces y sale cara el 60% de las tiradas y cruz en un 40%, no significa que lo esté. Pero si lo repetimos un millón y se mantienen los porcentajes, entonces sí es sospechoso", aclara el profesor. En este caso, la muestra de los 1.400 premios analizados sigue siendo pequeña para extraer conclusiones estadísticas.

Así, si tenemos en cuenta solo los primeros premios caídos desde 2010, el primer resultado es que se vendieron más en la mitad de las zonas más ricas. Pero si descartamos los años en los que el Gordo cayó en más lugares, porque más puntos vendieron el mismo número, aunque en menor cantidad cada uno, los valores tienden a ser homogéneos.

Costumbre y "envidia preventiva"

A María, que trabaja en la administración El Lobo, en El Viso, le sorprende que los barrios ricos puedan tener más suerte. "La gente de este barrio juega a la Lotería de Navidad, aunque tampoco especialmente", afirma. Ubicada en el distrito de Chamartín, esta zona cuenta con una de las rentas per cápita más altas del país. Entre sus vecinos están Florentino Pérez, presidente de ACS y Real Madrid, Ana Botín, de Banco Santander o José Manuel Entrecanales, de Acciona. Aquí se vendió el primer premio en 2012, pero para esta trabajadora la sensación fue "agridulce".

La administración, que no cuenta con los tradicionales billetes, sino con una impresora de Loterías y Apuestas del Estado, solo había vendido un décimo y el afortunado no apareció para celebrarlo: "No había nadie. Solo estábamos las empleadas y un conocido. El pobre hombre se acercó a nosotras para abrirnos la botella de champán y se quedó para la foto", recuerda María.

Foto: Los bombos de la lotería de Navidad. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

La empleada de esta administración cree que, por el elevado poder adquisitivo de los vecinos de la zona, este premio "no les importó mucho". Además, la suerte llegó en sábado y El Lobo está en una zona de oficinas, por lo que tampoco había mucho movimiento. El afortunado, eso sí, apareció meses más tarde, cuando ya era la comidilla del barrio. Después de dar las gracias a las trabajadoras, preguntó por sus nombres "para mandar unas flores que nunca llegaron", cuenta María.

Los principales clientes de El Lobo son empleados de las oficinas de la zona, que suelen comprar bastantes números "aunque muchos van a medias". Según esta lotera, el perfil del comprador se ha rejuvenecido en los últimos años, pero al final "juega todo tipo de gente y de todos los países".

El perfil sociológico mayoritario entre los compradores de lotería de Navidad es el de una mujer entre 45 y 54 años de estatus social medio alto, según el último informe Juego y Sociedad 2022 elaborado por el Consejo Empresarial del Juego. "Alrededor de este sorteo se desencadena una presión social difusa casi irresistible", reza el informe, que acuña el término de "envidia preventiva" para referirse a décimos o participaciones que se juegan ante la sensación de que una persona conocida le pueda tocar. Casi dos tercios de las personas entrevistadas por sus autores alegaron este motivo como uno de los disparadores para jugar. La cifra asciende al 90% para quienes el sorteo es una tradición.

En comparación con registros anteriores, este informe detecta un descenso del juego entre quienes clasifica en estatus social alto y bajo. Pese a ello, estima que en 2021 hubo 25,4 millones de compradores. La mitad de las personas entrevistadas por los autores que alegaron tener problemas económicos y retrasos en el pago de hipotecas, créditos al consumo o suministros de hogar compraron algún billete para el sorteo de Navidad.

"Lo primero que haría si me tocase: comprar una casa, que es lo que no tenemos", responde una vecina del barrio de Abrantes, en Madrid, que prefiere no dar su nombre. Sale de la administración 226, situada casi al final del Camino Viejo de Leganés, donde el alumbrado navideño de la calle empieza a desaparecer. Ana regenta este punto de venta junto a su hermano Fernando. Aquí tocó el Gordo en 2013. Está en la zona con la menor renta de Madrid en la que se ha vendido el primer premio. "El año que lo dimos, fue el único que no estaba atenta al sorteo", cuenta Ana. Con las cámaras en la puerta de la tienda, tuvieron que ir al bar de al lado a pedir una botella de cava para celebrar con los vecinos.

La gran mayoría de sus clientes son vecinos de la zona. "Tenemos al típico cliente de toda la vida, abonado al mismo número desde hace 30 años, o a sus nietos que continúan con su tradición, y tenemos a los nuevos habitantes de esta zona, que son personas que vienen de otros países y que viendo que todo el mundo juega, pues se anima", describe Ana. Se acerca el sorteo y se nota. Hay un goteo continuo de personas que preguntan por los números que quedan para Navidad.

"Lo primero que haría si me tocase: comprar una casa, que es lo que no tenemos"

Sobre qué harían con el premio, hay respuestas para todo. "Invertiría en vivienda", responde Rafael, de 73 años, que calcula que habrá gastado entre 300 y 400 euros en este sorteo. Contrasta con los dos décimos que lleva María, de 65 años, que usaría el dinero "para ayudar a alguna gente, yo ya no necesito… bueno, me he comprado un coche, así que me vendría bien para reponer". Nancy, de 62 años, contesta que con el premio ayudaría a quienes lo necesiten: "Primero mi familia, mis hijos, para su casa". Sin embargo, esta madrileña nacida en Ecuador confiesa que no sabe cuánto es el importe de los grandes premios de este sorteo.

Pese a los datos, la probabilidad de que toque el sorteo es la misma, se venda donde se venda. Eso sí, como sucede con Doña Manolita, cuantos más números diferentes tenga una tienda, más aumentan las probabilidades de que vendan algún gran premio. En la de Ana, en Carabanchel, han vendido más de un centenar de números diferentes. El periodista que escribe estas líneas, para poner a prueba los datos y la probabilidad, decidió comprar un número, sin elegirlo, en esta administración de barrio humilde. "Nos vemos el 22 por aquí", se despide la lotera. La suerte está echada.

Metodología

Para el cálculo del nivel de renta, se han tenido en cuenta las secciones que se encuentran por encima de la mediana (percentil 55 o más), cerca de la media (entre el 55 y el 45) y por debajo (percentil 45 o menos), dentro de cada provincia. Los datos han sido obtenidos del atlas de distribución de la renta de 2020, publicado por el INE. Las cantidades representan euros netos anuales por persona.

Para asignar los bloques ideológicos de izquierda o derecha se han clasificado las formaciones que obtuvieron algún escaño en el Congreso en las últimas elecciones generales de noviembre de 2019.

La información de los premios que ha dado cada administración ha sido extraída de las fichas disponibles en la página web de Loterías y Apuestas del Estado. El cruce de la localización de las administraciones con la información de renta y voto se ha llevado a cabo con Qgis.

"El Gordo ha caído donde más falta hace". Esta frase es, junto a los niños de San Ildefonso, la gente disfrazada en el Teatro Real y la revisión de la pedrea por si algo toca, patrimonio de la Lotería de Navidad. Cada año, con cada premio, los reporteros acuden a las administraciones de lotería para cubrir a los afortunados ganadores. Y con cada botella de cava descorchada, el cliché: "El Gordo cae donde más se le necesita". Pero ¿qué dicen los datos?

Loterías y Apuestas del Estado (LAE)
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