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Carrascosa (ATH21): "El bitcoin es la primera forma en la historia de desobediencia civil digital"
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ENTREVISTA CON EL CONFIDENCIAL

Carrascosa (ATH21): "El bitcoin es la primera forma en la historia de desobediencia civil digital"

La única española en el grupo de trabajo del Observatorio y Foro Blockchain de la Comisión Europea asegura que “huiría de cualquier personaje público que promocionara criptomonedas”

Foto: La CEO de ATH21, Cristina Carrascosa, posa para El Confidencial. (J. I. R.)
La CEO de ATH21, Cristina Carrascosa, posa para El Confidencial. (J. I. R.)
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El 8 de marzo de 2021, Cristina Carrascosa (Valencia, 1987) estaba firmando en una notaría la constitución de ATH21. “El día de la mujer trabajadora”, matiza con orgullo la CEO de la primera boutique legal que hoy, cuatro años después, tiene 15 empleados y ha despertado el interés de, al menos, cuatro grandes despachos. “Nuestra tasa de rentabilidad es de un 40 %, mucho más rentable que la de una firma tradicional. No obstante, consulté la decisión con mi equipo y todos lo rechazaron. ATH, aunque yo tomo las decisiones, es horizontal y seguirá siendo independiente, al menos por ahora”.

Carrascosa sabe lo que es pasar por un gran despacho. Su última aventura fue en Pinsent Masons, pero previamente había estado en Broseta, Cuatrecasas y Ecija, entre otros. “No encajo. Soy antisocial por naturaleza”, explica sobre su anterior vida en Madrid. Ahora, de vuelta en Valencia, su región de nacimiento, explica que la decisión de emprender no fue iniciativa propia. “Los clientes que yo tenía no entendían eso de facturar por horas. Tenían otra mentalidad, y un socio empresarial que ahora ya no está me invitó a montar la boutique. Vi que los clientes me seguían y decidí dar el salto”.

Los clientes de los que habla Carrascosa fueron, en un principio, todos vinculados al mundo cripto. Hoy los hay cercanos al mundo fintech. “La legislación ha permitido que operadores del mundo bancario salten al otro lado. Y eso nos está dando mucho, recibiendo clientes de firmas con igual más nombre, pero que no entienden tan bien los modelos como nosotros”.

PREGUNTA. A punto de cumplir el quinto aniversario como emprendedora, ¿cómo es el futuro de ATH21?

RESPUESTA. Tengo que decidir si metemos, o cómo metemos, quinta. Facturamos en torno a un millón y no sé qué deparará el futuro, pero sí sé dónde no quiero estar. Para mí, el éxito no es crecer de manera exponencial, ni en personas ni en facturación. Para mí el éxito es que no hay rotación del personal. Y, ahora mismo, tengo un equipazo, llevamos trabajando años juntos y todo rueda. Mi corazón me dice que ATH tiene que ser siempre un despacho boutique pequeño. Y si eso significa que tenemos que dejar negocio por el camino, lo tendremos que dejar.

P. ¿Cómo fue su experiencia siendo la única española en el grupo de trabajo del Observatorio y Foro Blockchain de la Comisión Europea?

R. No éramos tantos perfiles. Piensa que arrancamos en 2018. La Comisión eligió los nombres de un grupo de personas que viajábamos una serie de días a Bruselas para discutir varias materias. Hicimos informes, por ejemplo, de identidad digital en blockchain, de pagos, de smart contracts. De esos informes, allá por 2021, la CE se da cuenta de que hay negocio suficiente para regular dentro de un mercado. De ahí nace un borrador de MiCa, una nueva normativa europea que busca, básicamente, regular el mercado de criptoactivos en la Unión Europea.

P. ¿Está funcionando bien MiCa en España?

R. Sí, y esto hay que reconocérselo al regulador español y a la autoridad competente, la CNMV, que llevan años trabajando con todo el entorno cripto del país para entenderlo y adaptarse. Estaban superabiertos a que todas las empresas que se tengan que autorizar se preparen cuanto antes. Y, si entraba en vigor en enero de 2025, llevábamos trabajando con CNMV y con clientes que tenían que autorizarse como entidad cripto desde octubre. No obstante, el sector debe hacer autocrítica.

P. ¿En qué sentido?

R. Hay que diferenciar a MiCa de MiFID. Son Pokémon diferentes. MiFID te permite autorizar empresas de servicios de inversión para instrumentos financieros; utiliza un lenguaje legal que todos conocemos. Pero MiCa es diferente. Habla de proveedores de servicios de criptoactivos. Habla de emisores, de stablecoins. Yo entiendo que hacer un expediente MiCa es muy jugoso y que puedes cargar los honorarios que quieras, pero luego nos vienen clientes muy descontentos con el despacho tradicional.

P. En cambio, dice que la CNMV es muy profesional.

R. Todo es muy nuevo, entonces están dispuestos a ayudar. Puedes enseñarle las tripas de un cliente porque todo es nuevo y tienes dudas para regularizar, y no vas con miedo a recibir una sanción. Siempre que llamas hay alguien al otro lado del teléfono. Además, tienen los criterios bastante claros en la parte de autorizaciones. No tiene nada que ver con otras autoridades.

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Foto: J. I. R.

P. ¿Por ejemplo?

R. El Banco de España ha sido muy difícil. Hasta el año pasado llevaban el registro de proveedores de servicios de criptoactivos. De hecho, a día de hoy, es el supervisor para los emisores de stablecoins y tokens, es decir, los de mayor volumen económico.

P. ¿Es el mercado español atractivo para las compañías cripto?

R. Francia es el país que mejor ha sabido captar estas empresas porque se dieron mucha prisa en gestionar MiCa. Pero España tiene los ingredientes perfectos. Tenemos un regulador friendly. Luego valoran los equipos legales que entiendan lo que hacen. Y ya no solo somos nosotros: hay abogados muy buenos en esto en España. Y, por otro lado, no nos vamos a engañar, el sector legal español y casi toda la infraestructura empresarial es mucho más barata para establecerse que en cualquier otro país.

P. ¿Podríamos hablar en el futuro de un Ibex cripto?

R. Sí. Eso que tú dices se llama infraestructura de mercados secundarios de tokens. Sabemos que hay una empresa con autorización que salió del sandbox que está en eso y hay hasta tres más recorriendo el mismo camino con la CNMV. Hay que tener en cuenta que, según un informe de Boston Consulting Group, hay tres trillones de dólares que se espera tener en los mercados financieros tokenizados.

P. ¿Y está bien posicionada Europa en estos mercados?

R. MiCa nos ha hecho mucho bien. Pero claro, competimos contra EEUU y Latinoamérica, que está despertando. Sus mercados son mucho más volátiles y las stablecoins empiezan a convertirse en un activo necesario. Por ejemplo, tengo un cliente petrolero que tiene bloqueados dos millones de pesos en Argentina y estamos intentando sacarlos de allí tokenizando depósitos.

P. Precisamente en Argentina, su presidente Javier Milei ha vivido un escándalo con criptomonedas.

R. En primer lugar, hay que entender de dónde viene la mala fama del mundo cripto. Los mercados financieros nunca se abrieron a los minoritarios para que no sucediera lo que pasa en este entorno. Y los mercados de criptoactivos son abiertos por diseño. Entonces, para empezar —y sobre todo en España, que somos un país sin capacidad de ahorro—, si se une a gente influyente diciéndote que hay un producto que da rentabilidades del 70 %, se da la tormenta perfecta.

También hay que distinguir dos cosas. Por un lado, las estafas piramidales que se diseñan desde un inicio así, lo han sido y lo seguirán siendo, y hay varias en la Audiencia Nacional. Pero luego tienes los proyectos tipo memecoins ahora, o NFT antes, que no tienen por qué tener de origen una voluntad de estafar. Lo que pasa es que no hay transparencia sobre la manipulación de precios que se da.

Entonces, volviendo a lo de Milei e incluso a lo de Donald Trump. Yo lo único que puedo decir es que huiría de cualquier personaje público que promocionara estas divisas, aunque fuese bitcoin. Los personajes públicos, los políticos, por honestidad y sobre todo por la capacidad de influencia que tienen, nunca deberían promocionar inversiones. Si las quieren hacer, que las hagan ellos. Creo que, cuando eres un político, tu conflicto de intereses debería automáticamente hacerte darte cuenta de que tú no deberías promocionar nada.

P. Señalaba antes, “aunque fuera bitcoin”. ¿Es tan diferente al resto de criptos?

R. El origen de Bitcoin es, en sí mismo, una manifestación de desobediencia civil. En el bloque génesis, Satoshi deja un mensaje que es una queja directa contra el rescate de los bancos con dinero de los ciudadanos. Está dejando claro que uno de los motivos por los que crea bitcoin es porque el sistema tal y como está no le gusta. A mí tampoco.

P. ¿En qué sentido puede entenderse como desobediencia civil?

R. Bitcoin es, en mi opinión, la primera forma de desobediencia civil digital en la historia de la humanidad. Y lo fascinante es que te permite estar en contra del sistema sin que el propio sistema pueda atacarte por ello. Pero claro, tienes que entender la desobediencia civil como la entiendo yo: no es un tema de gobiernos o de partidos políticos, sino de políticas, especialmente de política monetaria. Tal y como está ideada hoy, la política monetaria está completamente desgastada.

P. ¿Y qué papel juega bitcoin frente a esa política monetaria?

R. Bitcoin es una forma de decir “no me gusta cómo está hecho este sistema”, y lo que hago es resguardarme de las consecuencias de tu mala gestión con un activo que, además de no sufrir los efectos de la inflación, puede ser completamente privado. Si yo no quiero, tú no sabes que lo tengo.

P. ¿Eso no alimenta el discurso de que quien usa bitcoin tiene algo que esconder?

R. Ese es un argumento muy típico. Es como: “si no quieres que las autoridades sepan que lo tienes, es porque eres un delincuente, ¿no?”. Pues no. Lo que pasa es que estamos en un punto en el que el dinero en el banco pierde valor cada año. Entonces, si el Estado no me protege frente a eso, yo lo que quiero es protegerme sola. Si me ofrecieran otros instrumentos válidos, los usaría. El ladrillo, por ejemplo, también funciona. Pero yo creo que bitcoin es un activo que, cuando entiendes cómo funciona, es sencillo de custodiar. Puedes tenerlo en un pen por 200 euros. Es tu responsabilidad, y punto.

P. ¿Y esa privacidad es parte de lo que le da valor?

R. Claro. Es una manifestación real de propiedad privada, pero de verdad privada. Porque tú podrías tener mil millones en bitcoin y nadie lo sabría. Y con los niveles de intervencionismo que vivimos hoy, esa capacidad de tener tu propiedad sin que nadie lo sepa, sin tener que hacer ruido, sin exponerte... es una forma muy poderosa de protesta.

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Foto: J. I. R.

P. ¿Cree que todavía hay mucho desconocimiento sobre lo que representa bitcoin?

R. Sí. Hace poco hablaba con una socia de otro despacho con el que compartimos clientes. Ella me decía que bitcoin es una bomba que puede explotar. Y yo le respondí: “Eso lo dices porque no entiendes lo que tiene y lo que no tiene detrás”. Si lo entendieras, verías que como activo se está convirtiendo en una solución real.

P. ¿No es maximalista, entonces?

R. No, para nada. Siempre digo que si la economía funcionara como en 2007 o 2005, bitcoin valdría cero. En aquella época, cuando las hipotecas estaban al 0,2 %, cuando te podías comprar casa y coche, la gente no pensaba en cómo protegerse de la mala gestión. Les daba igual. Nadie pensaba: “quiero vivir completamente al margen del sistema pagando con otra moneda”.

P. Entonces, ¿el auge de bitcoin es consecuencia de un deterioro estructural?

R. Exacto. El problema no es bitcoin. El problema es que ha coincidido en el tiempo un activo con unas características únicas —privacidad, resistencia a la inflación, facilidad de custodia— con un momento económico que lleva años empujando a la gente a buscar alternativas. Depósitos al 0 %, hipotecas imposibles, fondos de inversión con rentabilidades mediocres... mientras tanto, hay productos en cripto que te dan dos veces lo que te da un fondo tradicional. El mundo analógico está fallando. Así que lo único que ha hecho bitcoin es estar en el lugar adecuado, en el momento perfecto.

P. Una crítica habitual al mundo cripto es que este tipo de sistemas no parecen sostenibles con un modelo de democracia liberal en el que necesitamos impuestos para sostener servicios públicos básicos como la educación o la sanidad. ¿Cómo se puede compatibilizar bitcoin con un Estado del bienestar?

R. Esa crítica es legítima, pero también hay muchos malentendidos. Es cierto que dentro del mundo de bitcoin existe un grupo anarco-libertario muy ruidoso. Suelen ser perfiles muy jóvenes, con mucho patrimonio gracias a bitcoin, que dicen cosas como “si quiero un hospital, me lo pago yo”. Pero eso no es representativo de toda la comunidad. Yo creo que ese grupo tiene una ideología muy inmadura, no en el sentido de equivocada, sino de que aún no han vivido lo suficiente como para entender la complejidad del mundo real.

P. ¿Y qué tipo de perfil se encuentra, por ejemplo, en su despacho?

R. La mayoría de la gente que viene al despacho con mucho patrimonio en bitcoin no quiere evitar pagar impuestos, quieren regularizar. Lo que no quiere es someterse a la incertidumbre de no saber cuánto tiene que pagar, cuándo tiene que hacerlo, o si le van a cambiar las normas del juego de la noche a la mañana. Lo que buscan es seguridad jurídica. En un sistema tributario con normas claras y sencillas, yo estoy convencida de que mucha más gente afloraría su patrimonio.

P. ¿Cree que el problema entonces está más en cómo está diseñado el sistema fiscal que en la voluntad de los contribuyentes?

R. Totalmente. Yo vengo del mundo fiscal, aunque hace tiempo que ya no ejerzo como fiscalista. Y lo que veo con claridad es que cada año aumenta la presión fiscal en España, pero la capacidad económica de los ciudadanos no. Y eso es lo que me preocupa. No es que me queje de Hacienda por quejarme. Yo pago el 48 % de mis ingresos en impuestos, y no me verás protestar por ello. No soy anarco-liberal. Creo, por encima de todo, en el principio de solidaridad: cuando tú no tienes, te darán; y cuando tú tienes, tienes que dar.

P. Entonces, ¿dónde está el problema para ti?

R. El problema es que estamos forzando una fórmula que va a estallar. Estás viendo en los números que estás subiendo la presión fiscal, pero sabes que no estás haciendo crecer la base económica. Y aun así insistes. Ese crecimiento exponencial, sin sentido, en ningún sitio funciona. En algún momento hay que parar y repensarlo.

P. ¿Cree que esto alimenta, entonces, el interés por bitcoin?

R. Sí, claro. Es lo que hablábamos antes. Si tú no puedes confiar en el sistema, buscas alternativas. La gente está mirando hacia bitcoin no solo como activo, sino como una vía para tomar control de su patrimonio. Pero insisto: eso no significa rechazar la solidaridad o el papel del Estado. Significa que necesitamos reglas más claras, justas y adaptadas al nuevo contexto digital.

P. En varias ocasiones ha denunciado la vulnerabilidad de España frente a los ciberataques. ¿Tan mal estamos?

R. Me encanta que me hagas esta pregunta, porque la situación es realmente preocupante. Hay un perfil en Twitter que lleva varias semanas reportando ataques a empresas españolas. Te sorprendería ver la lista. España está cuarta en el ranking global de países más atacados digitalmente. Por ejemplo, la semana pasada Estados Unidos registró 39 ataques, Francia 59, Dinamarca 34… y luego está España. Nos han hackeado la RAE, El Corte Inglés, consultoras… Empresas de todo tipo.

P. ¿Y eso a qué lo atribuye? ¿Falta de cultura de ciberseguridad?

R. No, no es un problema de cultura. Si algo tenemos, son normas. Tenemos 300 normativas sobre ciberseguridad. El problema es otro. Para mí, la regulación de ciberseguridad en Europa —y en especial la que se aplica en España— es la que menos sentido tiene. Tienes normas como DORA que, aunque estén en vigor, no están sirviendo para proteger a nadie. Si tienes un reglamento de ciberseguridad y, aun así, las empresas están siendo hackeadas todos los días, es que algo falla.

P. ¿Entonces el problema es la efectividad de esas normas?

R. Exactamente. Le damos más valor al hecho de tener una normativa aprobada que a su aplicación real. El papel lo aguanta todo, pero si tu objetivo es que España sea un país ciberresiliente, entonces algo está fallando. Me da miedo incluso pensar en los hackeos que no se hacen públicos.

P. En paralelo, parece que la combinación de cripto con inteligencia artificial se perfila como una nueva frontera tecnológica. ¿Hacia dónde cree que va eso?

R. Se está convirtiendo en el gran nicho de este año. La combinación de blockchain con IA permite crear sistemas programables que, además, aprenden. Eso es una locura. Por ejemplo, hay empresas que desarrollan bots especializados en detectar patrones de inversión. Una de ellas levantó más de veinte millones en una ronda hace poco. Nosotros tuvimos un cliente que hacía eso: vino sin un euro para pagarnos, y ahora tiene que rechazar inversores porque llegaron muy pronto y nadie entendía el modelo.

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Foto: J. I. R.

P. ¿Y es una tecnología accesible para cualquiera?

R. Totalmente. El desarrollo de bots con IA capaces de crear estrategias de inversión no solo es muy rentable, sino que además es muy barato. Funciona mucho mejor con código que con lenguaje humano. La velocidad y la eficiencia son brutales. Conozco casos de gente que antes tardaba tres días en hacer un diseño audiovisual para un periódico, y ahora lo tiene listo en una tarde gracias a este tipo de herramientas.

P. Y hablando de nuevas formas de dinero, ¿qué opina del proyecto del euro digital?

R. Christine Lagarde (presidenta del Banco Central Europeo) ha dicho esta semana que quieren empezar con pruebas reales en octubre de este año. Todavía no tenemos un reglamento definitivo, solo una propuesta, y eso a mí me preocupa. Me gustaría saber en qué condiciones se va a emitir este euro digital.

P. ¿Por qué cree que es especialmente relevante para el sector financiero?

R. Porque el sector de los pagos es donde más crisis vamos a ver en los próximos dos años. Ahora mismo tienes bancos tradicionales, algunas fintech metiéndose hasta la cocina, y son precisamente esas fintech las únicas autorizadas a emitir euros tokenizados. El Banco Central Europeo ha confirmado que va a permitir que entidades no bancarias puedan acceder directamente a sus sistemas de liquidación. Eso cambia totalmente las reglas del juego.

P. ¿Qué impacto tendría eso?

R. Brutal. Hasta ahora, una fintech tenía que apoyarse en un banco para enviar una orden de pago. En julio, el BCE permitirá que esas fintech liquiden directamente con él. Si a eso le sumas que el euro digital será dinero de Banco Central —no de banca comercial—, vamos hacia un mundo donde la estructura que conocíamos del dinero no va a existir. El front end será el mismo, tú seguirás viendo euros en tu cuenta, pero por detrás la competencia en pagos va a multiplicarse porque cualquier empresa con una infraestructura adecuada podrá operar contra el Banco Central.

P. ¿Y cómo cree que responderán los bancos?

R. Van a tener que reorganizarse. Los bancos van a tener que dividir sus áreas. Una de crédito, otra de pagos, otra de pagos tradicionales… Y adaptarse a MiCa si no quieren quedarse fuera. Hoy en día, con una licencia de entidad de dinero electrónico —que cuesta uno o dos años y 300.000 euros— ya puedes competir con un banco. Pero es que además esa fintech puede emitir dinero, cosa que el banco no puede.

P. ¿Y qué papel jugará ahí el euro digital como instrumento?

R. Yo creo que lo van a implementar sí o sí. El diseño actual del euro digital no permite su uso como inversión, lo que lo convierte en una herramienta de política monetaria buenísima para el Banco Central. Pero yo sigo sin ver qué ventaja aporta realmente al ciudadano. Me gustaría que la tuviera. Pero estamos hablando de una nueva forma de dinero, y creo que se debería haber abordado de otra forma, con más claridad y participación.

El 8 de marzo de 2021, Cristina Carrascosa (Valencia, 1987) estaba firmando en una notaría la constitución de ATH21. “El día de la mujer trabajadora”, matiza con orgullo la CEO de la primera boutique legal que hoy, cuatro años después, tiene 15 empleados y ha despertado el interés de, al menos, cuatro grandes despachos. “Nuestra tasa de rentabilidad es de un 40 %, mucho más rentable que la de una firma tradicional. No obstante, consulté la decisión con mi equipo y todos lo rechazaron. ATH, aunque yo tomo las decisiones, es horizontal y seguirá siendo independiente, al menos por ahora”.

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