El tablero legal español ante Trump 2.0: desafíos y oportunidades de negocio
Los despachos de abogados ya anticipan crecimiento en la demanda de asesoramiento en el área de comercio exterior, 'compliance' y posibles litigios internacionales
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Donald Trump ya es el nuevo presidente de EEUU. Ayer tomó posesión del cargo en Washington dando inicio a la segunda legislatura del republicano, que regresa ocho años después a la Casa Blanca con un Congreso y un Tribunal Supremo más favorables y un contexto geopolítico que nada tiene que ver con el que existía cuando abandonó el Despacho Oval en enero de 2021. En esa fecha faltaba más de un año para que Rusia invadiera Ucrania y Oriente Medio no había estallado en una guerra que acaba de sellar una tregua tras 15 meses de guerra.
Habrá que esperar unos días para confirmar si las amenazas de disparar los aranceles son un riesgo inminente, si la amenaza se materializará gradualmente o si son simplemente una estrategia de presión para forzar un acuerdo migratorio con sus principales socios comerciales. Pero pocos descartan la posibilidad de una guerra comercial que afecte de lleno a la Unión Europea. Este escenario generará un repunte de los servicios legales por parte de las empresas españolas con intereses en EEUU, bien porque exporten ahí o porque tengan sedes operativas.
Los sectores europeos más vulnerables ante posibles barreras comerciales incluyen productos farmacéuticos, automóviles e industria química, aunque no son los únicos. En el caso español, el aceite podría convertirse en uno de los principales objetivos. Mientras tanto, el mundo observa con expectación el regreso de un Trump 2.0, con China como principal antagonista, a la espera de que el presidente de EEUU tome su primera decisión y mueva ficha en el tablero geopolítico internacional.
El informe Looking Ahead: Business Impact of a New US Administration, elaborado por Baker McKenzie, en el que se analiza cómo las políticas de la nueva administración estadounidense podrían transformar los principales sectores económicos a nivel global destaca cómo en el ámbito comercial, Trump ha reiterado su intención de adoptar medidas agresivas, como la imposición de aranceles de hasta el 60% sobre productos importados desde China y un rango del 10% al 20% para todas las importaciones a EEUU.
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Esta estrategia busca reducir el déficit comercial y reforzar la industria nacional, pero también podría interrumpir las cadenas de suministro globales y aumentar los costos para las empresas europeas con operaciones en América del Norte. Además, la posibilidad de renegociar acuerdos como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) podría complicar el acceso de los productos europeos al mercado.
Recortes fiscales
Por otro lado, en el terreno fiscal, Trump busca ampliar las reducciones impositivas introducidas en 2017, proponiendo un recorte del impuesto corporativo al 20%, o incluso al 15% para empresas que produzcan en territorio estadounidense. Este enfoque, combinado con el rechazo a las políticas fiscales multilaterales como el Pilar 2 de la OCDE, podría derivar en conflictos fiscales con Europa y en un aumento de la doble imposición para multinacionales europeas con operaciones en Estados Unidos.
"Las políticas económicas proteccionistas favorecen a las empresas nacionales"
Las consecuencias no se limitan al comercio y los impuestos. En sectores como la tecnología, la estrategia de la administración Trump, centrada en la innovación y la desregulación, podría incrementar la distancia entre EEUU y Europa en la alineación de normativas comunes, especialmente en áreas como inteligencia artificial o criptomonedas. Estas tensiones también podrían trasladarse al ámbito de las fusiones y adquisiciones, donde un entorno regulador más permisivo en EEUU podría aumentar la competencia con empresas europeas en sectores estratégicos.
Impacto comercial y arancelario
Iván Delgado, socio ejecutivo internacional de Pérez-Llorca, señala que “las políticas económicas proteccionistas favorecen a las empresas nacionales, pero generan un entorno comercial más fragmentado e incierto para las compañías españolas y portuguesas. Esto afectará especialmente a sectores como la automoción, la agricultura y la industria manufacturera, donde los aranceles o restricciones comerciales podrían impactar directamente en las cadenas de suministro y el acceso al mercado y podría requerir un asesoramiento jurídico más centrado en la mitigación de riesgos”.
Desde Baker McKenzie, Paul Amberg, socio de comercio exterior, alerta que “las políticas de comercio exterior de Trump van a tener un impacto muy directo en todos nuestros clientes, pero los que tienen mayor exposición a mercados o sectores que son “blancos” probables de las medidas se verán más afectados, como las empresas que tienen operaciones importantes en México y China”. El socio estadounidense afincado en Madrid señala además que "la demanda por servicios legales en el área de comercio exterior y temas de geopolítica ya es más alta que nunca".
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El análisis de la firma Squire Patton Boggs coincide en que este escenario puede presentar retos, pero también oportunidades. José María Viñals, socio de comercio internacional, subraya: “Las políticas migratorias más estrictas promovidas por Trump supondrán un aumento de costes para empresas europeas establecidas en EEUU o que como consecuencia de futuras tensiones comerciales tengan que reubicarse en este país". Viñals destaca que será cada vez más complicado obtener los permisos de residencia necesarios para desplazar empleados a EEUU. "Aquellas empresas intensivas en mano de obra presentes en EEUU o que tengan que reubicarse como consecuencia de nuevas barreras comerciales, verían cada vez más difícil encontrar mano de obra para sus plantas”.
Tensiones diplomáticas y regulatorias
La relación entre EEUU y la Unión Europea será otra área de fricción, especialmente si las políticas de Trump llevan a un endurecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales. “Un excesivo proteccionismo podría derivar en un aumento en las disputas internacionales”, explica Delgado que destaca que un cambio en las políticas regulatorias de EEUU "podría exigir un mayor cumplimiento por parte de las empresas extranjeras que operan en su territorio”.
Amberg añade que todos sus clientes están evaluando "cómo evolucionar sus programas de compliance ante la posible relajación de las sanciones de EEUU contra Rusia en circunstancias en las cuales la UE mantendrá o endurecerá sus sanciones contra Rusia.”
Recomendaciones legales ante la incertidumbre
Las firmas legales están reforzando sus estrategias para asistir a las empresas en un entorno normativo tan cambiante. Según Viñals, “un enfoque estratégico y polifacético es crucial. Fortalecer los programas de cumplimiento y analizar rigurosamente las operaciones con nexos en Estados Unidos permitirá a las empresas mitigar riesgos y aprovechar oportunidades estratégicas”.
Por su parte, Amberg destaca que las revisiones de inversiones por parte del Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos (CFIUS) serán un área de alto crecimiento para el sector legal. “La incertidumbre sobre cuán agresiva será la administración en la revisión de inversiones extranjeras en sectores críticos genera una demanda creciente de asesoramiento”.
Un futuro incierto
Mientras el mundo observa los primeros movimientos de Trump, los despachos de abogados ya anticipan un aumento en la demanda de asesoramiento especializado. “La presidencia de Trump será tan predecible como impredecible”, concluye Amberg. Entre aranceles, negociaciones con Rusia y un enfoque continuado en China, las empresas tendrán que adaptarse rápidamente a un entorno internacional que cambia a una velocidad vertiginosa.
Donald Trump ya es el nuevo presidente de EEUU. Ayer tomó posesión del cargo en Washington dando inicio a la segunda legislatura del republicano, que regresa ocho años después a la Casa Blanca con un Congreso y un Tribunal Supremo más favorables y un contexto geopolítico que nada tiene que ver con el que existía cuando abandonó el Despacho Oval en enero de 2021. En esa fecha faltaba más de un año para que Rusia invadiera Ucrania y Oriente Medio no había estallado en una guerra que acaba de sellar una tregua tras 15 meses de guerra.