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Castiñeira (Esade): "Los despachos de abogados nos piden estar en Madrid"
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Castiñeira (Esade): "Los despachos de abogados nos piden estar en Madrid"

El decano de Esade Law School defiende la vocación nacional del centro con un plan de crecimiento en Madrid y también quiere atraer más alumnos internacionales, aunque admite que la dificultad para homologar títulos es una traba

Foto: Jorge Castiñeira, decano de Esade Law School.
Jorge Castiñeira, decano de Esade Law School.
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Jorge Castiñeira (Las Palmas de Gran Canaria, 1985) cumple en septiembre un año como decano de Esade Law School en un momento de inflexión para la educación en general y para la jurídica en particular. Castiñeira, que tiene un mandato inicial de cuatro años, quiere consolidar la que considera la mejor facultad de Derecho de España mientras define cómo será el abogado del futuro, un perfil que tiene claro será distinto al de hoy.

De forma paralela, la universidad de origen catalán defiende su vocación nacional e internacional y prepara un refuerzo de su oferta formativa en Madrid, una plaza complicada para competir, pero en la que acaban de hacer una declaración de intenciones con la mudanza a un nuevo campus en Mirasierra, al norte de la capital. A largo plazo, el decano quiere potenciar la atracción de más alumnos internacionales.

Esade es el único centro universitario, junto con la UC3M, posicionado en el top 3 de grado y posgrado de la cuarta edición del informe ‘Universidades y Despachos 2024’ elaborado por El Confidencial que analiza los centros donde fichan los grandes despachos a sus nuevos abogados.

PREGUNTA. ¿Cómo es la oferta formativa de Esade?

RESPUESTA. La universidad ofrece una formación jurídica muy sólida, con una combinación de teoría y práctica en todas las asignaturas. Nuestro profesorado está formado por perfiles académicos y por profesionales del sector para ofrecer una visión del Derecho práctica con una buena base teórica. Nos obsesiona que nuestros alumnos sepan identificar problemas, diseñar soluciones y ejecutarlas. Eso implica tener olfato y fomentar la interdisciplinariedad para ver un mismo asunto desde diferentes ángulos del Derecho.

P. Es antiguo alumno de la universidad y ha desarrollado aquí la práctica totalidad de su carrera. ¿Cómo es el perfil del alumno actual?

R. Como decano, sigo dando clase y lo que veo es que a las nuevas generaciones hay que ayudarlas a tener capacidad de abstracción y análisis. Respecto a las anteriores generaciones, ahora son más ágiles a la hora de buscar e identificar la información que necesitan, pero otra cosa es procesarla. Ahí sí que nos necesitan. Creo también que el alumno de hoy es más participativo que en el pasado y eso es muy bueno.

En clase no enseñamos a nuestros alumnos lo que pueden aprender por sí mismos. Las clases magistrales no son una exposición y ya, eso es algo del pasado. En nuestras clases magistrales los alumnos preparan un texto y, a partir de ahí, el profesor explica aquello que pueda resultar más difícil de entender y lo pone en relación con la práctica. El Derecho tiene que ser práctico. Yo les digo a los alumnos que si les enseño algo y no sé decirles para qué sirve, no entra en el examen.

"La IA parte de un conocimiento previo que hay que adquirir"

P. La inteligencia artificial (IA) ya es una compañera más de clase en cualquier universidad. ¿Cómo aborda Esade su uso?

R. Estamos muy atentos a este tema. En los estudios de grado no incentivamos en exceso el uso de la inteligencia artificial. No queremos que el alumno crea que el Derecho se puede aprender consultando una IA. La IA parte de un conocimiento previo que hay que adquirir. Dicho esto, en Esade no prohibimos su uso porque no vamos a poner puertas al campo, pero desde un punto de vista ético y académico cada profesor puede adaptar el uso de estas herramientas. Si un alumno las usa, debe identificarlo.

En grado no tenemos una metodología que pueda resolver una inteligencia artificial. De hecho, estamos revisando nuestra metodología para tener en cuenta el impacto de la IA. Si yo pido a los alumnos un trabajo que tienen que hacer en casa y entregármelo, ¿cómo me aseguro de que aprenden? Cada vez hacemos más evaluación oral en clase.

Respecto a nuestro máster, la universidad no lo ofrece solo, siempre lo hace con alguna especialidad jurídica. Creemos que tras el grado es necesario ofrecer una especialización jurídica en alguna rama del Derecho de los negocios. El próximo curso ampliaremos la oferta con un nuevo título de especialización en sectores regulados.

Tenemos también un acuerdo con Cuatrecasas para hacer una asignatura de legaltech y acabamos de sellar otra alianza con la plataforma tecnológica vLex para que todos los alumnos de máster, una vez tengan la base jurídica, trabajen con IA para resolver casos. No podemos diseñar casos que se puedan resolver sin más con esta tecnología. Para nosotros, la docencia debe ser excelente aunque, a nivel de evaluación del profesorado por parte de las agencias, tiene poco peso en general. Nosotros no nos lo podemos permitir. En no todas las universidades es así porque el sistema, tradicionalmente, ha premiado otras cosas.

En Esade partimos de una concepción del Derecho en la que creemos en la figura del abogado internacional. Considero que cada vez será más fácil ser un abogado español trabajando en otra jurisdicción sin estar necesariamente colegiado, algo que se aplica sobre todo para la asistencia en tribunales. Nada me impide contratar a un abogado americano que no esté colegiado si me resuelve los problemas jurídicos que tenga. Este tema avanzará en la medida en la que las homologaciones de títulos sean más fáciles.

"La homologación del título, a día de hoy, no es nada fácil"

P. ¿Cómo veis las homologaciones de títulos? Desde el sector consideran que España no lo pone fácil, aunque Esade tiene ya bastantes alumnos internacionales.

R. Sí, pero deberíamos tener más. Con el máster de acceso ofrecemos a todos los alumnos la oportunidad de hacer un máster vinculado en Estados Unidos con el que luego pueden colegiarse allí y trabajar en firmas norteamericanas. Creemos en el abogado internacional, pero hay que construirlo sobre la base del conocimiento de una jurisdicción.

A nosotros nos gustaría hacer esto con el máster de acceso a la abogacía. Por ejemplo, con los alumnos latinoamericanos que, a partir de un grado en Derecho obtenido en otro país, puedan hacer el máster de acceso en España. Eso lo hemos mirado, pero exige un grado obtenido en una universidad española u homologado. Nos cierra una vía de internacionalización que tendría sentido. La homologación del título, a día de hoy, no es nada fácil.

P. Esade lleva más de 25 años presente en Madrid y el año que viene se muda a un nuevo campus. ¿Qué planes tiene la universidad en la capital?

R. Estamos trabajando en aumentar nuestra presencia en Madrid, el mercado nos conoce y vemos mucho potencial. Queremos que nuestros alumnos, aunque estudien en Barcelona, también tengan experiencias y contactos en Madrid.

Hemos llevado al campus de Madrid programas formativos como el de compliance, que está muy consolidado en Barcelona, o un nuevo título de Derecho de la energía. Competir en Madrid es complicado, pero los despachos nos piden estar ahí. Tenemos vocación nacional e internacional en lo que haga falta. Por supuesto, estamos al habla con Icade, que es nuestro hermano [Esade e Icade pertenecen a la Compañía de Jesús].

P. Competir en Madrid es complicado, es un mercado en el que hay mucha oferta.

R. La marca, que es lo más importante, la tenemos. Por el perfil de los programas de Esade también encaja. En cualquier caso, es una decisión importante porque hay muchos competidores. En Derecho y en Executive Education queremos crecer mucho.

En la universidad tenemos un consejo profesional muy activo formado por más de 40 despachos, empresas y miembros de la función pública. Nos reunimos en plenario dos veces al año y a lo largo del año hay otras reuniones con un formato más pequeño. Nos sirve para intercambiar impresiones, ver tendencias y, en mi caso, tener un feedback real. Quiero que nuestros alumnos sean percibidos como los mejores por los mejores despachos de abogados de Madrid.

"Cambiar de trabajo hoy no es lo mismo que hace diez años"

P. ¿Qué perfiles buscan los despachos?

R. Somos muy exigentes con la selección de alumnos, creemos que ese es el primer paso para que ellos sean excelentes. La nota media de acceso a los grados es superior a 8, pero nos gusta ver el perfil global. Tenemos además un programa de becas que puede alcanzar el 100% de la matrícula y que está dotado con más de 5 millones de euros. No queremos alumnos de un único estrato social porque aprenden poco.

Los despachos nos trasladan a las universidades en general que perciben un menor compromiso de las nuevas generaciones, pero yo creo que es algo relacionado con los tiempos líquidos que vivimos. Cambiar de trabajo hoy no es lo mismo que hace diez años. Las firmas tienen el reto de integrar a los profesionales para que sientan ese compromiso, que no se va a dar con una promesa de carrera o con un sueldo. Cada vez va a ser más importante el propósito. ¿Qué hago aquí? Eso irá a más.

Esto también va enlazado con otro tipo de formación que hay que dar a los jóvenes, como habilidades comerciales o la capacidad de soportar la presión. Hay que conocerse bien para saber cómo enfocar tu carrera en un despacho, asesoría jurídica u otro tipo de empresa. Con saber Derecho no es suficiente.

P. ¿Hay un cambio en las salidas profesionales de los alumnos?

R. La mayoría se enfocan a despacho, pero las asesorías jurídicas están incorporando cada vez más perfiles jóvenes y en la última hornada de diplomáticos, cuatro proceden de Esade. También banca de inversión y organizaciones internacionales. Las salidas son muy variadas.

Jorge Castiñeira (Las Palmas de Gran Canaria, 1985) cumple en septiembre un año como decano de Esade Law School en un momento de inflexión para la educación en general y para la jurídica en particular. Castiñeira, que tiene un mandato inicial de cuatro años, quiere consolidar la que considera la mejor facultad de Derecho de España mientras define cómo será el abogado del futuro, un perfil que tiene claro será distinto al de hoy.

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