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Se puede ser mujer, joven y socia de M&A: "No hay barreras, lo que falta es pasión y valentía"
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Dio el salto junto a Teresa Zueco en 2021

Se puede ser mujer, joven y socia de M&A: "No hay barreras, lo que falta es pasión y valentía"

La carrera de la flamante socia de Squire, Rocío García, cuestiona algunos tópicos del sector: "En estructuras rígidas como los bufetes, lo realmente discordante es llevar la contraria a un socio"

Foto: Rocío García, socia de M&A de Squire Patton Boggs.
Rocío García, socia de M&A de Squire Patton Boggs.
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Rocío García es lo que podría definirse como una rara avis en el sector legal. En una época en la que se asegura que los jóvenes ya no ambicionan llegar a socios y en la que se sospecha del M&A por ser un mundo de hombres, ella, con apenas 36 años, ha accedido al partnership de su despacho, el norteamericano Squire Patton Boggs, dedicada en cuerpo y alma a esta especialidad. "¿Discriminación por ser mujer? Ninguna, en ningún momento", asegura, al ser preguntada por su carrera y el área a la que se dedica. Las fricciones que ha encontrado en su evolución, en su lugar, se han producido por su "rebeldía" ante las jerarquías, tan marcadas en los bufetes. "En estructuras tan ministeriales como son los despachos, es raro ver a un asociado joven llevarle la contraria a un socio. Yo, sin embargo, nunca he tenido problemas en decir lo que pensaba, incluso aunque mi opinión fuera diferente a la de mi socio", asegura.

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El pasado 21 de febrero, Squire Patton Boggs anunció la promoción de dos nuevos socios en España. Son Rocío García y Pablo García Oliván, dos de los abogados del equipo de siete profesionales que, junto con Teresa Zueco, dieron el salto de DLA Piper al despacho estadounidense a finales de 2021, uno de los movimientos más destacados en el sector legal en dicho ejercicio. La incorporación de Zueco y su equipo fue el pistoletazo de salida para el despegue de la firma en nuestro país, que en 2022 incrementó sus ingresos en un 27,1%, hasta los 13,2 millones de euros. El objetivo de la organización es situar su facturación en el entorno de los 25 millones de euros y convertirse en el bufete de referencia para las operaciones del mid market. Casi nada.

Según los datos recopilados el pasado mes de marzo por El Confidencial, el porcentaje de socias en los grandes despachos de abogados es el 21%, una cifra que contrasta con el 49% que representan las profesionales en el conjunto de abogados en las distintas categorías. Si se atiende por especialidades, sin embargo, la situación resulta mucho más desequilibrada en las áreas transaccionales que en otras como Laboral o Propiedad Intelectual, en donde la presencia femenina es mucho mayor. ¿Por qué? "Creo que se debe a la disponibilidad que exige el M&A, no a que nosotras tengamos algún tipo de barrera en especial. Yo, al menos, no me he visto discriminada en ningún momento", reflexiona García, para quien la voluntad y el trabajo son lo que permite llegar a la cúspide de la pirámide de los despachos, el partnership.

Foto: Teresa Zueco, socia directora de Squire Patton Boggs en España. (Ana Beltrán)
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"Siempre supe que no quería dedicarme a aquellas materias que implicaran elementos emocionales, como el penal o el derecho de familia", relata la flamante socia de Squire, que defiende que su especialidad, como todas aquellas que incorporan un componente transaccional, es mucho más creativa. "En el M&A tienes, por un lado, el objetivo del cliente y, por otro, el marco normativo. Y al final siempre se plantea la misma pregunta: ¿esto cómo lo hacemos?", describe. Una duda que, en su caso, supone un reto estimulante. "Siempre me ha apasionado el derecho y encontrar soluciones, incluso ante los peores marrones". No obstante, para seguir este camino, hace falta "pasión y valentía". "Tanto para defender que el camino que tú seguirías en una operación es A o B, como para enfrentarte a una negociación. Tienes que creértelo y echarle narices". Ya seas hombre o mujer; veterano o júnior.

En su caso, expone, la vida no ha cambiado demasiado desde que es socia. "Recibo más e-mails y no te negaré que a algún cliente lo de ver el cargo en la tarjeta le gusta". Pero poco más al margen de eso. "Ya gestionaba mis clientes y hacía bastante labor comercial; se podría decir que ya funcionaba como una socia antes de la promoción", asegura. También ha estado siempre muy metida en asuntos de gestión, porque va en su idiosincrasia meterse "en todos los jardines". Aunque señala que no trabajaba con el objetivo de acceder al partnership, sino que este ha sido un paso natural en su carrera. "Mi ambición siempre ha sido el ser la mejor en lo que hago y el llegar lo más alto posible en donde estaba trabajando, pero como meta genérica. Para mí ser socia no es el final de ningún camino".

"Los más jóvenes viven en la inmediatez y en la crisis existencial; se replantean su vida cada minuto y medio, y no le ven valor al esfuerzo"

De hecho, según revela, la dirección de Squire Patton Boggs le ofreció entrar en el despacho como socia al dar el salto desde DLA Piper, al cumplir ya los requisitos de facturación y volumen de clientes exigidos por la firma. Una opción que, sin embargo, rechazó. "En ese momento, entendí que mi energía debía estar centrada en ayudar a Teresa [Zueco] con el proceso de adaptación y en gestionar el equipo; el cambio ya era lo suficientemente grande como para tener que enfocarme en cumplir los objetivos de la sociatura". Un año más tarde, ya con los números en la mano, sí aceptó la propuesta del despacho. Aunque subraya con énfasis que, gran parte del mérito de su nombramiento, se lo debe a su equipo. "Sin ellos no llegas. Sin un equipo excelente detrás como el que yo tengo me hubiera sido muy difícil que me nombraran socia", asevera.

Rebeldía y ambición

La energía que desprende Rocío García se torna en cierta frustración al hablar de las nuevas generaciones de abogados, de las que no le separan tantos años, pero sí un "abismo" en cuanto a actitud y mentalidad. "Los más jóvenes viven en la inmediatez y en la crisis existencial; se replantean su vida cada minuto y medio, y parece que no le reconocen demasiado valor al esfuerzo y el sacrificio", lamenta. Una impresión que corrobora en las universidades en las que da clase. "Ahora, si a un profesor le suspende el 75% de la clase, parece que el problema lo tiene él y no los alumnos por no haber estudiado lo suficiente", protesta. A la nueva socia de Squire le gustaría detectar más "rebeldía" y "ambición" en los jóvenes, pues es la única manera de avanzar en una profesión que, admite, "es muy sacrificada".

Foto: A la izquierda, Mark Ruehlmann, CEO global de Squire Patton Boggs. A la derecha, Stehpen Mahon, socio director global de Estrategia y Clientes. (Cedida)

"Pero no porque los despachos queramos que sea así de sacrificada. Honestamente, creo que en Squire nos esforzamos mucho por ser flexibles, transversales, meritocráticos y, si me apuras, muy majos. Pero hay una serie de elementos de esta profesión que los determina el cliente y el mercado, y esos no está en nuestra mano cambiarlos", señala. Sin embargo, admite que la realidad es la que es. Cada vez hay menos gente y, por ello, las firmas se han puesto a subir sueldos "como locas, pagando cantidades desorbitadas", pero que no suplen la pasión o la ambición. "Cuando encuentras a un abogado que realmente parece que le encanta el derecho, te asustas y te preguntas: 'bueno, ¿y a este cómo le cuido?", bromea sin bromear. Pues su temor, como la de muchos otros socios, es que un profesional de gran proyección le diga, como ha sucedido: "Es que yo no quiero ser como tú". Pero ¿qué es ser como tú? "Básicamente, echarle tantas horas", explica.

En cualquier caso, García si reclama para su generación, la de los millennials, el haber impulsado mejoras en la estructura de los despachos. Según su experiencia, quienes salieron al mercado laboral en plena crisis financiera, reforzaron al máximo su formación y acumularon mucha experiencia durante la misma. Ello, unido al "rechazo a las jerarquías" que, en su opinión, caracteriza a los millennials, ha obligado a muchos despachos a avanzar en procesos y carreras basadas en criterios más objetivos y la meritocracia, lejos del criterio del socio como único factor de decisión. Tanto es así, que no siente que el no haber llevado una carrera lineal o al uso —arrancó en Chávarri Abogados; después entró en Cuatrecasas, y tras un año en EEUU, trabajando para el BBVA, volvió a España para enrolarse en DLA Piper— le haya penalizado. "En España, a veces se mira como sospechoso al que ha estado en muchos sitios. En cambio, en mi caso, el haber trabajado en despachos con modelos tan distintos me ha ayudado a conformar mi propia manera de ver y hacer las cosas", remata.

Rocío García es lo que podría definirse como una rara avis en el sector legal. En una época en la que se asegura que los jóvenes ya no ambicionan llegar a socios y en la que se sospecha del M&A por ser un mundo de hombres, ella, con apenas 36 años, ha accedido al partnership de su despacho, el norteamericano Squire Patton Boggs, dedicada en cuerpo y alma a esta especialidad. "¿Discriminación por ser mujer? Ninguna, en ningún momento", asegura, al ser preguntada por su carrera y el área a la que se dedica. Las fricciones que ha encontrado en su evolución, en su lugar, se han producido por su "rebeldía" ante las jerarquías, tan marcadas en los bufetes. "En estructuras tan ministeriales como son los despachos, es raro ver a un asociado joven llevarle la contraria a un socio. Yo, sin embargo, nunca he tenido problemas en decir lo que pensaba, incluso aunque mi opinión fuera diferente a la de mi socio", asegura.

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